Del socialismo como insulto

• El socialismo no quiere quitarle a nadie para regalarle a otro, de lo que se trataes de que todos tengamos acceso a las fuentes de riqueza, que podamostrabajar en igualdad de circunstancias para generar recursos, que el cuentitodel que le enseñan a pescar y no le dan el pescado tiene un antecedente;el que quiere aprender debe tener pescadito en la panza para que aprovechela lección, pescar y luego, si se esfuerza, poner la empacadora.

De unos días para acá, comunista y socialista son insultos de moda. El mundo de semificción de las redes sociales, que a veces sale de la pantalla para tirar con sus tentáculos de las orejas de los ciudadanos, muestran a la izquierda con ligereza, con reduccionismos normales cuando uno no quiere entender una postura que no le parece; reducir y simplificar son las formas en que la ignorancia se maquilla para aparecer más atractiva y socialmente menos despreciable. Todo aquello que caracteriza a la izquierda, al socialismo, no es tan sencillo y requiere de explicaciones claras. La derecha se basa en presupuestos más básicos, no porque no sean complejos, sino porque parecen serlo.

El socialismo no quiere quitarle a nadie para regalarle a otro, de lo que se trata es de que todos tengamos acceso a las fuentes de riqueza, que podamos trabajar en igualdad de circunstancias para generar recursos, que el cuentito del que le enseñan a pescar y no le dan el pescado tiene un antecedente; el que quiere aprender debe tener pescadito en la panza para que aproveche la lección, pescar y luego, si se esfuerza, poner la empacadora; cuando nos asomamos a la calle vemos que hay quien no tiene ni siquiera la fuerza, la salud y la seguridad para tomar la primer lección de cómo debe ganarse la vida. Eso es socialismo, no la baratija de quitarle a otros para repartir a lo Robin Hood.

No tenemos un gobierno socialista ni comunista ni nada que se le parezca; entiendo que cualquier gobierno genere oposición; que la democracia está mostrando sus fallas en muchos sentidos y en muchos lugares del mundo, pero también es el menos malo de los sistemas de acceso al poder que hemos inventado y tenemos que defenderlo porque las otras opciones son más crueles y menos justas; en un sistema democrático el gobierno no tiene adversarios, porque no está compitiendo, tiene opositores, pero el gobierno lo es para todos; hay oposiciones leales y gandallas, honestas y corruptas, pero, bueno, eso es parte de la condición humana. Cuando un gobierno identifica a un adversario y no le reconoce su carácter de opositor con todos los beneficios y las libertades que la ley le otorga no estamos en presencia del totalitarismo soviético ni nos pueden espantar con el petate del muerto de Fidel Castro, estamos frente a una decisión política de endurecer el diálogo y eso se acerca al autoritarismo.

Si seguimos pensando que socialismo y comunismo son insultos que recuerdan el Soviet, no saldremos del error, eso ya no existe y no hay manera de resucitarlo, izquierda es pensar cómo los trabajadores puedan beneficiarse más de sus empleos, que los emprendedores no tengan que vivir perseguidos por los intermediarios que les roban su ingenio; que la educación se traduzca en crecimiento y bienestar; que cuando queramos enseñar a pescar en lugar de regalar el pescado, comencemos viendo que el que va a aprender haya desayunado para que la lección la aproveche.

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