La agenda ciudadana

Como cada año, para el que inicia, nos proponemos metas e invocamos deseos 
por cumplir; mejor es fijar una agenda, establecer mecanismos y objetivos, formas 
en que podamos lograr aquello que queremos o que necesitamos. 

En este país nos hacen falta muchas así y el año que ha de comenzar estará pleno de ellas en muchos sentidos, para los actores políticos es un año de reto en el que tratarán de convencernos de que son las mejores opciones o insistirán en que lo son pese a todos sus detractores y aun ante la evidencia; el gobierno deberá solucionar situaciones ingentes, como el cambio de gobierno en Estados Unidos, la situación macroeconómica y la gobernabilidad del país, pero los ciudadanos no debemos depender de esas agendas que siendo nuestras no lo son del todo.

Hay que ser claro, los políticos tienen como principal objetivo alcanzar el poder y, una vez ahí, sostenerse todo lo posible, ésa es su naturaleza, dentro y fuera del gobierno, el político es el practicante de un oficio cuya materia es el poder; debe velar por los intereses de los ciudadanos a los que representa, pero es humano y su primer amo es él mismo y luego el partido o el grupo que lo representa, hay cosas que puede y debe hacer por los ciudadanos, pero no hará todo ni solucionará todos los problemas de quienes lo han elegido o que votaron a otro candidato en las elecciones, de ahí que su agenda guarde cierta similitud con la de los ciudadanos, pero no sea la misma. El gobierno es el ejercicio de la política desde el poder, su principal objetivo radica en sostenerse en el poder mientras la legalidad se lo permita; así, su agenda es más amplia que la de los ciudadanos y a nosotros, aunque todo nos afecta y todo es materia de nuestra atención, hay aspectos de la vida pública que hemos delegado en el gobierno y es a él a quien compete cumplir, no a nosotros —por ejemplo, debemos exigir que cese la impunidad, pero es al gobierno a quien le corresponden los aspectos técnicos de la persecución y la punición—; por eso, su agenda también se parece un poco a la nuestra, pero no es una copia precisa.

Como un ciudadano más, se me ocurren varios aspectos en los que podemos basar nuestra agenda para 2017, con seguridad otros presentarán diversas necesidades y algunos grupos tendrán requerimientos especiales, pero en general me parece que el primer punto de nuestra agenda ciudadana tiene que ver con la forma en que adquirimos y consumimos bienes; hemos desarrollado una industria gigantesca en el país, hija y nieta de esfuerzos de cientos de años que nos permiten proponernos un principio general “Consume mexicano”; habrá vaivenes y la economía global no va a corregirse en esta semana, la tensión con el vecino del norte todavía está inmadura y hay que esperar su evolución, mientras tanto, si sustituimos el consumo de bienes importados por nacionales —que los hay de magnífica calidad— nos ayudamos y ayudamos a quienes deben tomar las decisiones.

Un segundo principio para la agenda puede consistir en otro principio general “Opina con responsabilidad”, sobre todo en los medios electrónicos, hoy todos somos productores de contenidos, así que si denunciamos y opinamos, si no guardamos silencio pero damos el portazo al rumor y al infundio para opinar con seriedad e inteligencia le llevamos una enorme ventaja al gobierno y a sus agentes, los ciudadanos por naturaleza somos más ágiles en nuestras respuestas y mecanismos de defensa, somos más pequeños, pero más livianos y más numerosos, así podemos hacer la presión pacífica y consciente para combatir nuestros dramas endémicos como la desigualdad, la corrupción y la impunidad.

El tercer principio para construir una agenda ciudadana podría ser “Renegar de la violencia”; el problema de la violencia en nuestro país radica, en buena parte, en que nos hemos habituado a ella, la que viene del Estado y la que viene de nosotros mismos, hemos dado por sentado que es normal y que se puede vivir con ella, no es verdad, el estado natural de la convivencia social es la paz y el diálogo, el conflicto es parte de nuestra existencia colectiva pero lo solucionamos con diálogo y ley, si nos alejamos de los contenidos de violencia y dejamos de glorificarlos como solución y mecanismo de convivencia podríamos avanzar en la conversión de este ámbito que nos angustia por aquél en el que vivimos por muchos años; no sólo en materia de narcotráfico, sino, sobre todo, en materia de familia y género que nos golpean con mayor contundencia.

Como éstos podríamos enunciar otros más, pero contentémonos con este iniciar, con este paso más en la conciencia ciudadana que ha sido la conquista democrática de nuestra sociedad en los últimos tiempos. Alfonso Reyes decía que una buena parte de nuestros problemas nace porque olvidamos ser inteligentes; no lo olvidemos durante las jornadas de 2017 que no se avizora fácil, pero que como todo momento de cambio y reto, es una magnífica oportunidad de crecimiento.

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