2026: el futuro llama a la puerta
La reconfiguración del orden mundial significa un cambio hacia una estructura menos multilateral, con un mayor unilateralismo que se conoce como la “egopolítica”, es decir, los intereses nacionales muy por encima de lo global.
En breve concluye 2025, el año de la Serpiente de Madera (según el horóscopo chino), lo cual enfatizaba la sabiduría, la estrategia y la creatividad. Los doce meses que dejamos atrás tuvieron la particularidad de producir un cambio de paradigma mundial.
Las tensiones comerciales, los conflictos (Oriente Medio, Ucrania y otros), la carrera tecnológica de la inteligencia artificial (IA) como nuevo campo de batalla y una crisis climática que agudizó problemas de migración y recursos, caracterizaron en gran medida el ciclo anual que concluye. Intentaré explicarlo. La reconfiguración del orden mundial significa un cambio hacia una estructura menos multilateral, con un mayor unilateralismo que se conoce como la “egopolítica”, es decir, los intereses nacionales muy por encima de lo global. Las guerras arancelarias han derivado en una redefinición del comercio mundial, provocando un mayor proteccionismo. Por su parte, los conflictos en Oriente Medio y la guerra en Ucrania, así como el surgimiento de nuevas tensiones, persisten a pesar de los esfuerzos para alcanzar acuerdos y prevenir escaladas. Un tema que merece especial atención es la IA, la cual se prevé que continúe reformulando mercados y empleos. Por lo demás, la migración se mantiene como un foco de tensión en regiones como América Latina y Europa, agravada por catástrofes climáticas que suscitaron diversas crisis humanitarias.
Es altamente probable que 2026 sea un año de reajuste global. En el fragor de la resaca arancelaria, asistiremos a una aceleración de la recomposición en los ámbitos comerciales, financieros y geopolíticos. De acuerdo al estudio Brutalidad, depredación y tecnoutopía, presentado por el Instituto de Estudios Políticos de París (SciencePo), el 2026 pondrá a prueba los límites y los instrumentos para lidiar con una “geopolítica brutal”, que se definirá por una disputa por los recursos en una nueva era de coerción económica y tecnológica. A su vez, señala que es factible que en el próximo año se intensifique el rearme militar y tecnológico, en un entorno social mundial de creciente hartazgo ciudadano por la desconexión entre las prioridades de la agenda geopolítica y el malestar de la gente.
Para el prestigioso think tank CIDOB, de Barcelona, “las cartas ya están sobre la mesa y la incertidumbre comercial y política es y será la nueva normalidad”. Según el documento Diez temas de la agenda internacional en 2026, el impacto del nuevo orden económico con la desaceleración del comercio global empezará a notarse en los próximos meses. Y es que la Organización Mundial de Comercio (OMC) estima que el porcentaje del intercambio global de bienes que respeta sus reglas se ha reducido hasta en 74 por ciento. La organización calcula que, en 2026, el comercio mundial sólo crecerá 0.5%, mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI) apuesta por un crecimiento global de 3%, lo que apunta a un estancamiento económico.
Llama la atención el hartazgo generacional que sacude medio mundo. Los nacidos entre mediados de la década de los noventa y 2010 (Generación Z) reclaman cambios tangibles en sistemas políticos imperfectos. En este último año, el malestar salió a las calles de países como Perú, Marruecos, Indonesia, Filipinas, Bangladesh. El descontento de la generación digital ha crecido en una vorágine de cambios e incertidumbre sobre el futuro. La presión sobre la democracia representativa y sus instituciones continuará siendo colosal. El cuestionamiento de valores democráticos por el auge de populismos y autoritarismos así como la influencia de tecnologías y poderes fácticos persistirá en las naciones. La violencia política superó los 550 incidentes diarios en 2025 y los ataques aéreos y con drones alcanzaron su máximo histórico. La fase anual que arranca se inaugura con una “nueva normalidad” marcada por altos índices de violencia en el mundo.
¿Hacia dónde se dirige el mundo? El 2026 será un año de reajuste global y transformación profunda. La capacidad de adaptación a una “geopolítica brutal” se encuentra a prueba. Navegaremos la incertidumbre en un entorno muy exigente. El futuro llama a la puerta de cara a un nuevo año de profundos —y brutales— desafíos globales.
