Autonomía, corazón del levantamiento armado de 1994
Los zapatistas avanzaron en su proceso de autogobierno, que iniciaron formalmente con la creación de 38 municipios rebeldes, en diciembre de 1994

La autodeterminación de los pueblos indígenas y su autonomía territorial es el corazón del desarrollo que ha tenido el levantamiento armado del 1 de enero de 1994, escenificado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas.
Los Acuerdos de San Andrés, del 16 de febrero de 1996 fueron el punto de partida para solucionar el origen de levantamiento. El gobierno de Ernesto Zedillo incumplió y quedaron congelados en la formalidad. En la práctica, los zapatistas avanzaron en su proceso autonómico.
El gobierno de Vicente Fox que, dijo, resolvería el conflicto en “15 minutos”, llevó en 2001 ante Congreso el tema y ahí se ahogó toda posibilidad de darle una salida constitucional a la demanda del EZLN, que era un acuerdo con el gobierno mexicano.
Los zapatistas no han detenido su afán de autogobierno. Al margen de la legalidad, las comunidades indígenas han consolidado su autonomía, que no esa una demanda original del levantamiento que en 21 días cumplirá 30 años.
Cuatro meses después de la insurrección zapatista y su declaración de guerra con el objetivo de formar “un gobierno de nuestro país libre y democrático”, el 12 de abril de 1994, la dirigencia del EZLN tocó por primera vez el tema de los derechos de los pueblos indígenas.
Fue a partir de una propuesta política de las organizaciones indígenas de México, que el EZLN, informó, recibió cuatro días antes, el 8 de abril.
La propuesta de distintos representantes indígenas —que no se dijo de quiénes se trataba—, era para que los indígenas tuviesen una representación en el Congreso de la Unión, de acuerdo con el porcentaje de la su población, que sería de 10 por ciento.
“El EZLN manifiesta su apoyo a esta iniciativa que busca devolver a los habitantes originales de nuestra patria su derecho a gobernar y gobernarse. La participación indígena en las diferentes instancias gubernamentales es aspiración justa y legítima. La nación debe reconocer este derecho”, dice el breve comunicado zapatista.
“TODO ERA NUESTRO…"
El 12 de octubre de 1994, el EZLN ofreció algunas pistas más de que también su lucha de inicio de ese año sería por la autonomía de los pueblos indígenas. O que quizá, en el camino, la había incorporado a su menú de demandas.
Con motivo 502 aniversario del llamado encuentro de dos mundos, que el EZLN calificó como “502 años de larga pesadilla”, la dirigencia del grupo armado hizo suyo el trabajo de Margarito Ruiz Hernández, un líder campesino tojolabal, y de Gilberto López y Rivas, que como diputados del PRD propusieron en 1990 reformar algunos artículos de la Constitución para dar reconocimiento a las autonomías regionales pluriétnicas.
“Nosotros somos los habitantes originales de estas tierras. Todo era nuestro antes de la llegada de la soberbia y el dinero. Por derecho todo nos pertenece, y nunca antes tuvimos problema para compartirlo con justicia y razón. Es nuestro derecho el vivir con dignidad, y ningún hombre o mujer son dignos si viven como esclavos. No queremos una cadena de oro para adornar nuestra esclavitud. Queremos el derecho a gobernarnos, a decidir libremente lo que queremos y la forma en la que lo queremos. Por eso luchamos, no sólo por justicia, por vivienda, salud, educación, tierra, trabajo, alimentación”, señaló el EZL en un comunicado del 12 de octubre de 1994.
Y agregó:
“También luchamos por nuestro derecho a ser libres, a elegir libremente a los que gobiernan, a vigilarlos, a sancionarlos si no cumplen su labor. Luchamos también por libertad y democracia. Quien pretenda negarnos esos derechos y trate de convencernos de conformarnos con menos, pone su palabra al servicio de la mentira y nos trata como animales que rehúsan vivir en una celda aseada, pero una celda al fin y al cabo”.
INICIA LA “RECONQUISTA"
El 8 de diciembre de 1994, a la entrada de Eduardo Robledo Rincón, como gobernador de Chiapas, el EZLN puso en marcha la campaña militar Paz con Justicia y Dignidad para los Pueblos Indígenas, y dio por terminada la tregua vigente desde mediados de enero anterior.
Como preámbulo de la campaña militar, en Guadalupe Tepeyac el subcomandante Marcos armó un espectáculo monumental:
Cientos de zapatistas formaron un enorme caracol. Todos llevaban ocote y Marcos esperaba en el centro, pero él tenía el ocote en llamas. El subcomandante empezó a camina y a encender el ocote de cada uno de los zapatistas.
La ceremonia siguió cuando Marcos fue hacia la comandanta Trini, el comandante Tacho y el entonces mayor Moisés (actualmente es subcomandante). Ellos le entregaron granos de maíz, frijol, unas balas, la mexicana, otra del EZLN y un ejemplar de la Constitución de 1917. Así lo nombraron jefe supremo de las fuerzas armadas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
La campaña militar Paz con Justicia y Dignidad anunciada por la dirigencia zapatista implicó el avance de las tropas zapatistas “para el cumplimiento de las misiones militares señaladas para cada unidad”.
En esencia, aunque en otros términos lo mismo le informó la dirigencia del EZLN a Ernesto Zedillo, que llevaba siete días como presidente de México.
El 11 de diciembre de 1994, el EZLN ofreció un parte de guerra del avance que tuvieron entonces los regimientos 1º, 3º y 5º del EZLN, 21ª División de Infantería, en acción que llaman de despliegue, que, informó el EZLN, “tomaron posición en la anteriormente llamada zona de conflicto” en los municipios chiapanecos de Altamirano, Ocosingo, Las Margaritas, La Independencia y Trinitaria.
En ese avance militar del 11 de diciembre de 1994 se crearon el antecedente de las autonomías zapatistas, que fueron los “municipios rebeldes”. Se trató de ocho municipios rebeldes bautizados como Libertas de los Pueblos Mayas, San Pedro de Michoacán, Tierra y Libertad, Maya, Francisco Gómez, Flores Magón, San Manuel y San Salvador.
MUNICIPIOS REBELDES
El 18 de diciembre de 1994, el subcomandante Marcos envió a un grupo de periodistas —de La Jornada, El Mundo, El Norte y Excélsior—, que cubrían el levantamiento armado y que tenía sede en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, una invitación con acreditaciones específicas para asistir a una conferencia en horas de la madrugada en Guadalupe Tepeyac.
La cita era en una instalación de Guadalupe Tepeyac. Y la hora para la conferencia fue marcada a las 02:00 horas. La conferencia la dio el subcomandante Marcos y ahí anunció la presencia zapatista en 38 municipios
El grupo de periodistas acreditados como “corresponsales de guerra” por el subcomandante Marcos —en la víspera hizo llegar las respectivas credenciales fechadas el 13 de diciembre de 1994 y firmadas por el jefe zapatista—, fueron llevados de una construcción que había sido una escuela, a lo que entonces funcionaba como la presidencia municipal de San Pedro de Michoacán, en Guadalupe Tepeyac, en honor al subcomandante Pedro, quien murió el 1 de enero en Las Margaritas.
En la conferencia, Marcos entregó a los periodistas un legajo de comunicados, que eran nueve partes de guerra y unos mapas, de puño y letra del insurgente, que mostraba el avance zapatista en territorio chiapaneco, a partir del 8 de diciembre de 1994.
Ese primer paso en la autonomía zapatista, puso en crisis el proceso político del levantamiento armado que se intentó reencauzar el 15 de enero de 1995, con una reunión secreta entre Esteban Moctezuma Barragán, secretario de Gobernación, la subsecretaria Beatriz Paredes y el subcomandante Marcos y el entonces mayor Moisés, con la intermediación del obispo Samuel Ruiz.
De lo acordado en esa reunión secreta algo falló. El 9 de febrero el gobierno inició una persecución en contra de supuestos líderes del EZLN, entre ellos el subcomandante Marcos. El EZLN acusó traición del gobierno y éste que los rebeldes habían incumplido su palabra.
AUTONOMÍA ACORDADA
Después de la persecución del subcomandante Marcos y el encarcelamiento de supuestos jefes zapatistas, para septiembre de 1995, las cosas se encarrilaron para una negociación más formal que la de febrero-marzo de 1994 en la Catedral de San Cristóbal de Las Casas.
Se establecieron cuatro mesas de trabajo, Derechos y Cultura Indígenas, que comenzó en octubre de 1995 y finalizó en febrero de 1996; Democracia y Justicia; Bienestar y Desarrollo y Derechos de la Mujer en Chiapas. Solamente se desarrolló la primera y tuvo acuerdos.
Estos fueron los diálogos de San Andrés Larraínzar (constitucional) y Sakamch’en de los pobres (el autónomo zapatista). El pueblo de los altos de Chiapas fue sede de muchos trabajos que se prolongaron días y días, porque el subcomandante Marcos no estaba en el sitio y la ida y vuelta de documentos para consulta y definición lo hizo más prolongado.
Después de infinidad de acuerdos y negociación política se establecieron varias mesas y plazos. El primero fue sobre Derechos y Cultura Indígena. De hecho, fue el único acuerdo parcial de todos los agendados. La idea era que con ese acuerdo parcial y su cumplimiento, la negociación de los otros temas siguiera avanzando hasta llegar a la firma de la pasa definitiva.
El proceso de diálogo y negociación se planteó tan positivo, que el 16 de febrero de 1996 se firmó ese único acuerdo, que enfilaba hacia modificaciones constitucionales en materia de derechos indígenas.
Ahí el gobierno federal se comprometía a reconocer la autonomía, la libre determinación y la autogestión de los pueblos indígenas.
Para llegar al centro de las demandas zapatistas, había varios puntos, como reconocer a los pueblos indígenas en la Constitución general; ampliar la participación y representaciones políticas; garantizar acceso pleno a la justicia; promover las manifestaciones culturales; asegurar educación y capacitación; garantizar la satisfacción de necesidades básicas; impulsar la producción y empleo y proteger a los indígenas migrantes.
El objetivo era, lo que en el discurso se había dicho, pero en los hechos no existió: establecer una nueva relación entre el Estado mexicano y los pueblos indígenas reconociendo en la Constitución sus derechos políticos, jurídicos, sociales, económicos y culturales.
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