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Expresiones

La mirada de un fotógrafo holandés y su romance con México

'A los doce o trece años mi papá me regaló una cámara Kodak Brownie, y me encantó. Luego pensé en que quería algo más que eso, algo mejor y más grande': Bob Schalkwijk

Roberto Rodríguez Rebollo | 08-09-2020
Atrio de la Parroquia y exconvento de San Juan Bautista, Coyoacán, Ciudad de México, 1964 ©Bob Schalkwijk ID DF-040
Atrio de la Parroquia y exconvento de San Juan Bautista, Coyoacán, Ciudad de México, 1964 ©Bob Schalkwijk ID DF-040

CIUDAD DE MÉXICO.

Benjamin Diederik Schalkwijk Ulielander, mejor conocido como Bob Schalkwijk, nació el 6 de mayo de 1933 en Róterdam Holanda. Desde muy temprana edad comenzó a tomar fotografías y nunca más dejó de hacerlo.

Desde su llegada a México en 1958, se ha dedicado a viajar a lo largo del país para registrar a través de su cámara los detalles de la vida diaria, la gente, la arquitectura y los grandes paisajes.

Llegó para quedarse.

El acervo fotográfico que ha generado a lo largo de su trayectoria como fotógrafo supera el medio millón de imágenes. En 2019 fue condecorado con la Medalla al Mérito Fotográfico, reconocimiento otorgado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.

El fotógrafo holandés ha sido autor de libros fotográficos, y sus fotos han formado parte de numerosas exposiciones. Además, el artista ha colaborado con diferentes publicaciones periódicas, medios de comunicación y empresas de publicidad. Actualmente, participa con el Museo Archivo de la Fotografía, en una serie de videos donde comparte sus experiencias y anécdotas.
Schalkwijk, platicó en entrevista para Excélsior, y esto fue lo que dijo:

- ¿Dónde nació?

--Yo nací en Róterdam, Holanda, en 1933, hace 87 años.

- Es sabido que su gusto por la fotografía comenzó desde su niñez, pero, ¿cómo surgió esa pasión?
--La pasión quién sabe por qué, pero me encantó la primera vez que tuve una cámara en la mano dije: “No, esto sí es magia”. Pero no era tan pequeño; en la familia habían tomado fotografías y yo los vi. Me encantó, y a los doce o trece años mi papá me regaló una cámara Kodak Brownie, y me encantó. Luego pensé en que quería algo más que eso, algo mejor y más grande, entonces gracias a mi papá pude hacer fotos con cámaras más grandes. Hasta el final, tengo una cámara de 5x7 pulgadas que pesa como 15 kilos (risas), otra cosa que una Brownie, pero realmente me fascinó. Totalmente.

- ¿Me imagino que a partir de ahí su vida empezó a girar entorno de la fotografía?
--Prácticamente sí, aunque no había decidido ser fotógrafo a esa edad, la fotografía empezó a formar cada vez más parte de mi vida hasta los 23 años y estoy muy feliz de haberlo decidido así.

 - ¿Qué edad tenía cuando tomó su primera fotografía?
Como 12 o 13, de bebé (risas).

- ¿Cómo transcurrió para usted esa etapa de descubrimiento de la fotografía?
--Fabuloso, una de las primeras fotografías que tomé era de un jet caza que bajaba en una exhibición; sabía que tenía que llevar mi cámara y moverla al mismo tiempo que la velocidad del jet. Lo hice y me salió bastante bien, obviamente una cámara Brownie no es muy profesional pero dije si puedo hacer esto, ¿por qué no sigo? Y tomé fotos desde muy pequeño.

- Según su página web oficial usted “Vendió su primera fotografía, un retrato de Louis Armstrong tomado durante un concierto en Ámsterdam”, ¿me puede platicar un poco de eso?
--Louis Armstrong estaba en un concierto en Ámsterdam y yo pude tener un boleto, obviamente llevé mi cámara, tenía 17 años más o menos, y le tomé fotografías bastante cerca. En aquel tiempo no había problema en acercarse tanto, así que estaba muy cerca a unos 4 o 5 metros, estaba junto al señor. Fue una experiencia fabulosa. Ese tipo de experiencias he tenido durante toda mi vida fotográfica. Para uno como fotógrafo estar muy cerca de las personas que son interesantes es muy importante. He fotografiado al señor general de Gaulle, por ejemplo, de muy cerca también. Cuando estás en un grupo de fotógrafos de prensa puedes acercarte mucho, hoy yo creo que menos pero todo esto fue hace ya muchos años. También fotografié muchos presidentes que sin conocerlos se pueden ver sus reacciones. La fotografía es algo muy apasionante, me ha gustado mucho fotografiar piezas de arqueología, entre ellos, por ejemplo, una copa de cristal que está en la tumba 7 de Monte Albán, la tuve en mis manos, eso es algo que solamente como fotógrafo se puede vivir. Y como esa he tenido muchas experiencias.

- Retomando un poco lo que comenta, usted ya lleva muchos años en México, ¿cómo se dio su llegada al país?
--Yo llegué en un viejo Volkswagen desde Canadá, llegué aquí y a la larga me quedé. Venía a aprender español, y como todavía tengo que aprender más, nunca me fui (risas).

- Además de aprender español, ¿había algún otro motivo para venir a México?
--En realidad no. Tenía un tiempo libre entre mis estudios y decidí venir a aprender español; hablo holandes, alemán, francés e inglés, y desde hace 60 años español. 

- ¿Por qué decidió practicar la fotografía en México?
Bueno, yo era aficionado, tenía una cámara y cuando llegué aquí me encantó México, empecé a tomar muchas fotografías y así, como todo, comienzas con uno y nunca acabas. Todos los días tomo fotos. 

- ¿Qué fue lo primero que fotografió en aquí en México?
--Al poco tiempo de haber llegado fui al Valle del Mezquital, con los otomíes; me gustó mucho como se portaba la gente y tomé varias fotos de las cuales estoy muy orgulloso, son muy buenas. Quedé muy agradecido con la gente que me dejó tomarlos. Siempre hay que pedir permiso para tomar fotos pero yo estaba con un holandés quien conocía a la gente del pueblo y eso me ayudó mucho.  Después me interesé en los tarahumaras, hice 17 viajes en total en la sierra y nunca he podido conocer por completo esa parte. Para un holandés, como yo, que viene de un país totalmente plano la Sierra Tarahumara es otra cosa, con sus montañas y cañones, es tremendo. Me gusta mucho estar ahí. 

- Ha captado muchos lugares en México, ¿qué es lo que más le gusta retratar?
--Casi de todo. Me gusta el paisaje y la gente originaria, el señor de la oficina no me interesa tanto, pero las personas que están en los mercados, pescadores, gente sencilla. Aunque también he fotografiado gente del campo, por muchos años trabajé en la Secretaría de Agricultura y tomé muchas fotos en el campo. De todo, desde cosas muy sencillas hasta cosas muy complicadas.

- A la vez que ha tomado fotos en el campo, por muchos años se ha dedicado a tomar fotos en la Ciudad de México.
--Bueno, mi primer gran trabajo fue hacer un libro de la Ciudad de México, esto fue en 1963; tomé como 8 mil fotos y de ahí seleccionamos lo mejor. Se publicó en una editorial inglesa y en la primera edición vendió 40 mil ejemplares y la segunda vendió también miles. Eso fue fantástico y me siento muy orgulloso de tener un libro de la Ciudad de México que todavía es de interés. 

- A través de su lente usted ha sido testigo de la transformación de la Ciudad de México, ¿qué aspestos podría rescatar de esa transformación?
--Mira, yo soy de Róterdam, una ciudad grande en Holanda, tiene como 2 millones de personas comparado con la Ciudad de México que tiene 20 o 23 millones, es totalmente diferente, aquí es enorme todo. Pero la Ciudad de México me ha gustado desde que llegué, es una ciudad bonita, tiene mucha y muy buena arquitectura; tiene edificios fantásticos como el Palacio de Bellas Artes; hay muchas cosas que me ha gustado fotografiar, tengo miles de fotografías de la Ciudad de México. Aparte he fotografiado muchos lugares, muchas de mis fotos fueron portada de algunas revistas por muchos años y trabajé para libros de empresas de todo tipo, además de publicidad, porque la publicidad pagaba muy bien. Nunca me he quejado.  En la actualidad cualquiera tiene una cámara, entonces esas fotos sencillas se toman con cámaras de celular y salen increiblemente bien. Eso representa una competencia muy fuerte, pero a mí no me gusta tomar fotografías con el teléfono.

- ¿Qué tanto ha cambiado la Ciudad de México desde que llegó?
--Para empezar, el edificio más alto era la Torre Latinoamericana y realmente sigue siendo uno de los más altos pero la avenida Reforma tiene una cantidad de edificios altos que no había en aquel tiempo, había más casas tan solo en Reforma y con la modernidad han sido tiradas.  Yo tomé fotografías cuando estaban haciendo una extensión del Paseo de la Reforma hacia el noreste y tiraron muchos edificios, algunos no muy buenos y otros excelentes, pero ni modo. Luego fotografié el Periférico, y tomé muchas fotos en los Juegos Olímpicos de 1968. La ciudad es donde vive un hombre o una mujer y cambia, hay muchos edificios tirados y en otro momento ya apareció otro edificio de 40 pisos. Ya no hay tierra ni vacas en la Ciudad de México pero en aquel tiempo sí. 

- ¿Cuál Ciudad de México le gusta más? ¿La Ciudad de México de cuando llegó o la de ahora?
--Las dos tienen ventajas, la antigua era más tranquila y la moderna es más movida. La arquitectura moderna de los edificios de la Ciudad de México creo que es muy buena, aparte México ha tenido excelentes arquitectos, eso sí. La ciudad de Róterdam donde yo nací en los años 40’s durante la Segunda Guerra Mundial fue bombardeada por los alemanes y ahora la ciudad se modernizó. Y aquí la Ciudad de México es una ciudad bonita con edificios fantásticos, no es lo mismo que hace 50 años. Es lo mismo en todas las ciudades del mundo, siempre se añora el pasado pero tiene uno que vivir y si vives mucho tiempo vas a ver cambios; uno envejece y la ciudad también (risas).

- ¿Cuál es la mejor fotografía que ha tomado de la Ciudad de México?
--Es imposible escoger una sola fotografía de la Ciudad de México. Las fotos que he tomado del Centro Histórico son muy buenas, algunos detalles de edificios, hay tantos que no tengo una preferencia. 

- ¿Alguna que le traiga un recuerdo?
--Había un hotel que conocí muy bien cuando llegué a la Ciudad de México, el hotel León, en la calle de Guatemala, bueno, el edificio era muy sencillo aunque el hotel era muy barato pero no tenía dinero y la gente de ahí me trató muy bien. El Palacio de los Condes de Heras y Soto siempre me ha encantado, es magnífico. Lo curioso es que con todo y el terremoto del 85’ se cayeron muchos edificios modernos y los antiguos se mantuvieron en pie. Un edificio de 3 pisos no se cae tan fácil como uno de 30. Muchos dicen que México se construyó mal, y no es cierto, en el sismo muchos edificios bien construidos se cayeron. El fotógrafo no se dedica a una sola cosa, yo he tomado fotos de coches, bicicletas, motocicletas, de todo. Una de mis mejores fotografías es la que le tomé a un grupo de ciclistas en un pueblo de Yucatán un domingo por la tarde parados con sus bicicletas, es una foto muy bonita.

- Ahora que lo comenta, ¿qué tanto pudo captar con su cámara del terremoto de 1985?
--Mucho, ese día iba yo en una bicicleta y tomé seguramente mil fotos. Fue terrible, pero no sabía yo lo que estaba pasando, en Holanda no hay terremotos, aquí sí, tiembla todos los días aunque no se siente. Pero básicamente yo estoy feliz en el país. Durante las últimas semanas he estado viendo otra vez mis fotografías del terremoto y la ciudad se veía diferente, no es el mismo México y yo he cambiado también, así que si comparas hoy con hace 80 o 70 años es otra vida, otro lugar, tanto que si hubiera vivido en Holanda no hubiera sido lo mismo.

- Por otro lado, en función de su trabajo fotográfico, ¿qué es lo que más le gusta de México?
--Me gusta el país, me gusta la gente, y como me encanta tomar paisajes el paisaje de México es muy bonito, tengo fotografías de Baja California en el desierto, también de los cañones en la Sierra Tarahumara en Chihuahua, fotografías aéreas en Tabasco y sus grandes ríos, todo es muy bonito. Yo no soy amante del calor, aunque he estado muchas veces en la Península de Yucatán donde tomé muchas fotografías sobre arqueología, especialmente de los mayas, la gente de Yucatán es fantástica, aunque obviamente se diferencian de los tarahumaras. México no es un país, son muchos países, es una conglomeración de muchos tipos de gente, lo que lo hace más interesante.

- Después de tantas décadas que ha vivido aquí, ¿qué le motiva de México?
México cambia cada día como todos los países. La pandemia me puso muy triste porque ya no puedo viajar por aquí y por allá. Hay tantos lugares para ir de vacaciones y visitar, por ejemplo, nunca he estado en el Paricutín, a pesar de que no está tan lejos no lo he visto. Por otro lado, la gente de Guerrero es muy diferente, hay de todo en México. Hay una gran variedad en este país que es absolutamente increíble, esa variedad es la que hace que uno se quiera quedar para ver más, porque cada estado es muy diferente. 

- Ya que stamos hablando más de México, ¿qué tan mexicano se siente Bob?
--Bueno, esa es una pregunta muy dificil de contestar, soy holandés de nacimiento y es mi lengua materna, lo hablo mejor que el español, aunque no lo he hablado mucho en los últimos 60 años. Es muy raro. Yo me siento totalmente mexicano y al mismo tiempo me doy la vuelta y me siento totalmente holandés. Voy a Holanda y el primer día me siento extraño, me siento como un extranjero, y luego regreso a México y me siento muy bien, a pesar de cosas que no me gustan pero no hay país donde todo está bien. Es imposible.

- ¿Para usted qué significa la fotografía? Y por otro lado, ¿cómo ve la fotografía hoy en comparación cuando comenzó usted?
--Es un registro que uno toma de lo que es la vida. A mí me gusta mucho ver y observar por todos lados; México es un país bonito que tiene mucho turismo, sus playas y sus grandes paisajes son increíbles. Conocerlo totalmente es imposible, es infinito. La fotografía ha cambiado tremendamente porque antes se compraba un rollo de 12 fotografías y no las tomaba en un día, ahora cuando estoy en un trabajo puedo tomar 500 en un día, fotos digitales, es otra cosa, no necesito ir cuarto oscuro para revelarlas, aunque me hace feliz haber vivido la época del cuarto oscuro y los rollos, era algo muy romántico. Conozco muchos amigos fotógrafos en México y extranjeros, es algo muy interesante. Un señor de Life en español me dijo que cuando se quiere tomar buenas fotos se tiene que ver algo de interés primero y tomar varias fotografías, la primera que uno toma no necesariamente es la mejor, puede ser cualquiera de todas las que se tomen. 

- Desde su punto de vista, ¿cuál es el futuro de la fotografía?
--El problema de la fotografía es que si tú eres fotógrafo sabes ver primero, ese es el chiste; hay gente que camina por la calle y no ve nada, primero ves una cosa y luego se investiga con la propia mirada para apreciar el trabajo de un arquitecto o un escultor.  A mí me gusta pasar por un lugar con mi cámara, veo algo interesante y me detengo. En la vida de un fotógrafo y de un reportero es casi lo mismo solo que uno escribe y el otro toma fotos, las dos cosas son fascinantes y yo quisiera escribir tan bien como tomo fotografías pero no es así, soy mejor fotógrafo que escritor (risas).

- ¿Cómo definiría su trayectoria fotográfica en México en una palabra?
--Creo que una sola palabra no definiría nada porque por eso un buen escritor sabe usar las palabras. 

- ¿Qué proyectos tiene actualmente en puerta? Después de su amplio recorrido a través de la fotografía, ¿qué sigue para Bob?
--Tengo mi archivo de fotografías que estoy arreglando, es un trabajo bárbaro digitalizarlo, mucho trabajo. Luego me gustaría tomas más fotografías, tengo muchos lugares planeados pero no sé cuando va a ser o si voy a poder porque ya no estoy jovencito; por ejemplo, el volcán Paricutín no lo conozco he visto pinturas del Dr. Atl y fotografías pero estoy cien por ciento seguro que si tomo fotos de ese lugar mis fotos serían diferentes, siempre es así, la vista de una persona, no hay que tratar de imitar lo que han hecho los demás sino expresar lo que uno piensa en cada fotografía. 

- ¿Qué significó para usted ganar la Medalla al Mérito Fotográfico 2019?
--Para mí, un reconocimiento, eso es muy agradable. Uno no trabaja para esto pero cuando llega del cielo dice uno ¡Wow! Ya llegué, es una cosa importante. Yo creo que lo merezco porque le pongo mucho entusiasmo a la fotografía y quizá no lo merezco porque no soy el mejor fotógrafo del mundo. Todo es muy relativo, pero yo muy feliz, y que la gente te felicite es muy bueno porque no es cuestión de dinero, más bien el hecho que digan que tienes buen ojo y que eso lo reconozcan se siente bien.

 

 

 

 

 

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