Julieta García González: perros y personas, un amor insólito

La ensayista dedica un libro-homenaje a los canes que han acompañado y poseen un singular vínculo con los humanos desde hace milenios

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Compañeros de caminatas y de juegos, cuidadores, vigías atentos de la casa y la salud, pastores, cazadores, niñeros, espanta-soledades y hasta copilotos en el automóvil. Los perros poseen un singular vínculo amoroso con los humanos desde hace milenios.

Nadie me ha amado de manera tan completa, tan sin reservas, como los perros”, afirma sin dudar la escritora y ensayista mexicana Julieta García González (1970).

Mis perros han sentido por mí algo más que devoción, un amor que no exige retribuciones, un vínculo sin expectativas ni reclamos”, comenta en entrevista.

Para corresponder a esa dedicación canina, la narradora decidió escribir una “carta de amor” a estos animales que no sólo han acompañado y ayudado al hombre, sino que se esfuerzan por entenderlo.

Así nació el libro de ensayos Perros y personas. Una historia de amor (Reservoir Books), que hurga en el porqué de esta relación amorosa única, en sus orígenes y su evolución.

Es un libro de memorias, de divulgación científica y a la vez un almanaque de datos asombrosos. Quise reflexionar sobre esta presencia tan cotidiana que, por lo mismo, no pensamos en ella, a pesar de que siempre está ahí”, agrega.

La también novelista y cuentista, quien confiesa estar fascinada con los canes desde niña, mucho antes de tener uno propio, define la relación de personas y perros como “un vínculo sin diálogo; aunque hay palabras de tu parte, ellos no entienden. Es una comunicación sin palabras. Es extraño. Las dos especies deben hacer un esfuerzo

para entenderse. Y lo han logrado”, señala.

La razón por la que nos entendemos es afectiva, pasa por el amor. Es difícil explicarlo, porque no es un amor como el que sientes por tus padres, tus hijos o tu pareja, pero sí es amor”, explica.

La también conductora de radio detalla que “la relación perros-personas ha pasado por muchos altibajos. Comienza en la prehistoria, antes de que existiera la agricultura. Pronto, la gente que tenía perros pedía que los enterraran con ellos. Eso muestra una cercanía parecida a la que existe hoy. En las pinturas, los reyes o los aristócratas se retrataban con sus perros.

La diferencia hoy es que se han mudado a las ciudades con las personas, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial. Fue un cambio radical. Su vida ahora es muy distinta”, indica.

La autora de literatura infantil dice que los canes se han adaptado a todo y hacen lo que las personas les piden. “Entran a los centros comerciales, visten ropa y zapatos, se dejan poner capas, sombrillas, salvavidas o disfraces. El capitalismo rampante te ofrece todo para tu perro.

Pero no necesitan cosas caras, sólo comida, agua limpia, un techo y mucho cariño. Hay que tratarlos con respeto siempre y darles un espacio y cuidados dignos. No hay que pegarles, porque también han sido víctimas de la violencia, del abandono, de la guerra, de la migración, de la violencia intrafamiliar”, destaca.

Julieta García coloca a los perros que ha tenido como protagonistas de sus historias y como pretexto para compartir su vida adulta, de pareja, sus mudanzas, separaciones, cambios laborales, alegrías y duelos.

Confiesa que también se asomó al mundo de la literatura y las artes. “Abrevé del vínculo que algunos escritores y artistas lograron con sus perros, y de la forma en que lo plasmaron en su trabajo. Me sorprendió la cantidad de artistas y escritores que han tenido un vínculo fuerte con sus perros.

Me llamó la atención la pintora mexicana Frida Kahlo y su relación con los xoloitzcuintles. Ella no parecía particularmente afectuosa, pero su relación con los perros era sorprendente; ellos hacían lo que les daba la gana en su casa, dormía con ellos. Están en sus fotografías, en sus pinturas”, señala.

El nombre de los nueve capítulos del libro corresponde a igual número de perros que ha tenido la autora, pero aclara que no son todos: Yasha, Venustiana, Dorotea, Benito, Mola, Carlota, Adela, Leona y Bóric; los dos últimos son sus actuales compañeros.

No sé si pueda parar de tener perros algún día. Son una compañía tan buena que ayudan a amortiguar la soledad, las tristezas, la enfermedad; incluso los éxitos y los fracasos. Hay tanto amor que cuando pierdes uno, le guardas luto, duelo”, concluye.

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