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El 'cryptoart', “como pompas de jabón”: Pedro Friedeberg

El artista visual de 85 años confiesa que crear obras no tangibles le resultó “divertido, con menos esfuerzo, festivo y jovial”

Virginia Bautista | 06-11-2021
Fotos: Daniel Betanzos, Cortesía CAM Galería / Fotoarte: Horacio Sierra
Fotos: Daniel Betanzos, Cortesía CAM Galería / Fotoarte: Horacio Sierra

CIUDAD DE MÉXICO.

“El cryptoart es básicamente una invención de Lumière y Walt Disney. Entre más ‘avanza’ el arte, más atrasado mental es. Pero no importa”, afirma tajante el pintor y escultor Pedro Friedeberg (1936), quien a sus 85 años decidió explorar esta novedosa técnica con el uso de las NFT (Non Fungible Tokens) y crear obras digitales en movimiento.

Yo no incursioné. Ellos me incursionaron. Yo no tengo la culpa. Soy una víctima. ¡Ellos son los que se divierten!”, agrega en entrevista con Excélsior, con su característica ironía, el creador mexicano de origen italiano cuya primera exposición de cryptoart, SD: Sana Distancia, se
inauguró ayer en CAM Galería.

Considerado el último surrealista mexicano vivo, Friedeberg exhibe en esta ocasión diversos dibujos, pinturas y esculturas, además de las NFTs, que confeccionó durante el confinamiento por la pandemia, de marzo a julio de 2020, en San Agustinillo, Oaxaca.

Me encantó el confinamiento, porque había mucho menos tráfico y menos bicicletas circulando en sentido contrario por la banqueta”, dice quien no asistió a la presentación de su muestra ante los medios de comunicación, debido a que se encontraba “un poco indispuesto”, informaron los organizadores.

Sobre qué experimentó al dar vida a imágenes no tangibles, comenta vía correo electrónico: “Como durante la inauguración de las fuentes de Versalles, cuando le preguntaron al rey Luis XIV ¿qué le parecía?, él contestó: ‘¡Me costó 30 millones y me divirtió tres minutos! Pero valió la pena’”.

El autor de muebles fantásticos, como la famosa Mano-silla (1962), destaca que, después de trabajar con materiales como el bronce, la madera o la hoja de plata, hacer un cryptoart le pareció: “¡Muy divertido con menos esfuerzo! Como pompas de jabón”.

 

Imagen intermedia

Pedro Friedeberg, pintor y escultor.

 

Y añade que pasar de la bidimensionalidad de la pintura y la tridimensionalidad de la escultura al movimiento del cryptoart es un pasatiempo alegre y ameno; pero no hay que tomarlo muy en serio, es una moda pasajera. Nada que ver con Vittore Carpaccio o Frida Kahlo, Giovanni Boldini o Giorgio de Chirico; pero muy festivo y jovial”.

Conocido por su trabajo lleno de líneas, colores y símbolos religiosos antiguos, lo que él ha llamado la “estética del absurdo”, Friedeberg rechaza que su estilo haya evolucionado. “Imposible ir más allá del ultra absurdo, súper ridículo, neoilógico, macroirracional”.

Quien conserva el carácter irreverente y crítico que distinguió al grupo de artistas surrealistas mexicanos al que perteneció, al lado de Leonora Carrington y Alice Rahon, encuentra interesante la llamada nueva normalidad.

Muy interesante desde el punto de vista caótico, apocalíptico y neonormal. Se veía venir en cualquier bola de cristal”, indica.

Activo, incansable, Friedeberg entrega obras tangibles únicas, originales múltiples de edición limitada en serigrafía y NFTs de distintas ediciones limitadas “que se producen de las obras tangibles de forma inmanente y cuya característica fundamental es la imagen en movimiento”, explica el curador de SD: Sana Distancia, Alejandro Sordo.

Así, los túneles cuadrados de colores que pueblan uno de los dibujos de Friedeberg, se observan cada vez más largos y fosforescentes; las palabras “sana distancia” se mueven por toda la superficie de otra obra; el laberinto rojo, de otra pieza, parece observar al espectador, al “voltear” siempre de izquierda a derecha; o los templos prehispánicos de un cuadro se muestran con vida, rodeados de animales y gente subiendo y bajando a toda prisa por sus escaleras empinadas.

Al preguntarle qué sigue y si piensa seguir explorando técnicas, el artista visual confiesa que “pienso vivir hasta los cien en perfecta salud, sin hacer caso de calentamientos o enfriamientos globales apoyados por gobiernos y poblaciones megaestúpidas”.

La exposición permanecerá en exhibición hasta febrero del 2022 en CAM Galería (Aristóteles 354, en Polanco).

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