Arte, ciencia y tecnología se unen en la exposición de Arturo Hernández Alcázar
Con apoyo de OGUN Soluciones en TI, empresa especializada en innovación y tecnología, el artista mexicano Arturo Hernández Alcázar presenta su más reciente exposición.

Con apoyo de OGUN Soluciones en TI, empresa especializada en innovación y tecnología, el artista mexicano Arturo Hernández Alcázar presenta su más reciente exposición titulada “El Centro de Huracanes del Museo Universitario de Ciencias y Arte afirma que ningún desastre es natural”, con curaduría de Aleida Pardo, en el Museo Universitario de Ciencias y Arte (MUCA), ubicado en el corazón de Ciudad Universitaria, al lado de la Rectoría de la UNAM.
La exposición, que estará abierta al público del 5 de octubre al 7 de diciembre, explora la potencia simbólica y real del huracán como fenómeno y como metáfora del caos contemporáneo.
La obra se desarrolla a partir de una combinación entre arte, ciencia e ingeniería sonora, mostrando una instalación que va más allá de lo visual. Como explicó el propio Hernández Alcázar, el centro de su propuesta es la fuerza del viento, el sonido y su interacción con los objetos y el espacio del museo para intervenirlo.

Durante una entrevista, el artista profundizó en el concepto detrás de su obra: “En esta exposición, su centro literalmente es el huracán, la idea del huracán, el fenómeno del huracán que nos sirve un poco para comprender fenómenos anómalos dentro del comportamiento de la atmósfera, pero también nos sirve como una metáfora, pues para un tiempo bastante anómalo en el que vivimos”.
El huracán no solo es presentado como fenómeno meteorológico, sino como una representación de la interacción entre la naturaleza y lo humano.
Decir ‘ningún desastre es natural’ apela a que en realidad el huracán es un sistema del mundo, pero es un desastre en cuanto entra en contacto con lo humano”, agregó Hernández Alcázar.
La exposición también refleja la fusión entre arte y tecnología, gracias al apoyo de OGUN Soluciones en TI, que hizo posible el montaje de la exposición en el MUCA.
El apoyo al arte es parte de nuestra responsabilidad social. Contribuir al desarrollo cultural nos permite influir positivamente en el entorno, promoviendo la innovación y las expresiones artísticas contribuimos a la sociedad”, expresó Salvador Jiménez Bello, director general de la empresa.
A su vez, Hernández Alcázar agradeció el apoyo de la empresa y al preguntarle su opinión sobre la relación entre el arte y la tecnología explicó: “comparten procesos de generación de conocimiento (…) creo que en nuestra época hipertecnologizada necesariamente ni siquiera hay forma de evadir la tecnología, sino de incorporarla, yo lo que hago es incorporarla como lenguaje”.
Una de las piezas más destacadas en la exposición es una instalación sonora que ocupa gran parte del museo, donde los sonidos provienen de datos meteorológicos históricos y en tiempo real, procesados por una computadora y un sintetizador digital.
Los datos son convertidos en sonidos que se emiten a través de una red de bocinas que distribuyen frecuencias bajas, medias y altas, las cuales resuenan en muebles e instrumentos científicos que fueron dados de baja por la UNAM. Esta interacción convierte objetos académicos, como escritorios y archiveros, en elementos que vibran al ritmo de los patrones climáticos.
Arturo Hernández Alcázar comentó sobre esta relación: “Un huracán en realidad es una organización temporal que depende de unos factores muy precisos... creo que es lo mismo aquí, como que cada quien hace una parte que va sosteniendo a todas las demás, sin que sea una ayuda o un contrapeso, sino más un flujo de voluntades, de saberes, de cariños, de pláticas, de intercambios, de manufacturas también, por supuesto”.
La instalación no solo busca ser visualmente impactante, sino también sensorialmente envolvente.
Hay dos elementos importantes en la exposición en general, que son las corrientes de aire, el viento como tal, como materia y como fuerza; y el sonido; y los dos son finalmente inmateriales”, explicó Hernández Alcázar.
Estas fuerzas intangibles, pero perceptibles, son las que dan vida a la experiencia artística, donde el viento “toca todo, pero con nada se queda”, y el sonido viaja como “una vibración que llega hasta el fondo de tu psique”.

JCS
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