Niños del Istmo alzan la voz por el río Ostuta en un libro trilingüe de defensa ambiental
Cuentos del Río Ostuta, que apuesta por la defensa del medio ambiente, está escrito por 32 estudiantes e ilustrado por 20 jóvenes

Nisa Sofía, de 11 años, tiene el cabello color café y le llega a la cintura, va a la escuela y ayuda a su mamá a vender memelitas en el mercado; pero su preocupación por la contaminación del río Ostuta de San Francisco Ixhuatán, en el Istmo de Tehuantepec, impulsa a la comunidad a limpiarlo y a cuidarlo y así garantizar el ecosistema libre de contaminación.
Esta historia forma parte del libro infantil trilingüe Didxaguca’ xti’ guiigu’ Ostuta/ Cuentos del Río Ostuta/ The Ostuta River Stories (Proyecto Naguchi), que reúne diversos cuentos colectivos escritos por alumnos de la Escuela Primaria Andrés Henestrosa, que participaron en 2023 en el taller Voces en Relieve, realizado con el apoyo de Casa Yaza, un espacio cultural autogestivo.
La defensa del río Ostuta, considerado por los pueblos ikotjs y zapotecas un afluente natural de gran importancia en la zona, obedece a que es uno de los pocos caudales que aún se encuentran en buen o regular estado de conservación; a pesar de las amenazas que se ciernen sobre él, como la apertura de una minera y los agroquímicos.
“Una mañana, de manera repentina, los chituguis no se veían, ni se escuchaban desde la ventana de Nisa Sofía. Preocupada, sin encontrarlos en el patio, salió a la calle. Triste, buscó a los pájaros por todo el pueblo sin encontrar rastro de ellos”, se apunta en el relato Nisa Sofía y los guardianes del río.
El Proyecto Naguchi (amarillo, en zapoteco) surge por la iniciativa del oaxaqueño Alberto Pavian (1993) y la capitalina Paulina Pineda (1990), en mayo de 2023; y parte de la premisa de que el arte es el medio vital para responder a la crisis ambiental que, aunque globalizada, afecta más a los espacios que han sido marginados.
El trabajo de la editorial gira en torno a cuatro ejes: la producción artística, las artes visuales –con especial atención en el grabado–, el fortalecimiento del didxazá (zapoteco del Istmo) y el acercamiento con el entorno.
Era un colectivo dedicado a impartir talleres itinerantes que llevaran el arte, tanto la creación literaria como la técnica del grabado, a diferentes foros; y, paulatinamente, se encaminó al diseño editorial”, comenta Paulina Pineda en entrevista con Excélsior.
Empezamos con actividades en varias partes de Juchitán y luego nos extendimos a Ixhuatán, Mixtequilla y Niltepec, en el Istmo. A partir de eso, hemos realizado libro/talleres en poblados como Huitzo, en los Valles Centrales, y Filadelfia, Estados Unidos, con poblaciones migrantes”, detalla.
Nuestro objetivo es regresar a las comunidades, sobre todo con los niños y jóvenes, a sus raíces y su conocimiento ancestral; sumándonos así a la generación de una conciencia enraizada en el contexto local de las poblaciones con las que colaboramos”, dice.
La traductora y académica de la New York University subraya que Naguchi busca promover el uso y la preservación del didxazá (zapoteco), el idioma de Pavian, que ella está aprendiendo, “porque fue la lengua de mis abuelos y cada vez se escucha con menos frecuencia en pueblos como Ixhuatán”, añade.
Con un tiraje de 380 copias, en Cuentos del Río Ostuta participaron 32 autores, estudiantes de sexto grado, guiados por Irlanda Matus y Pineda; en tanto, las ilustraciones fueron hechas por 20 jóvenes, con técnicas de xilografía, grabado sobre madera, con la mentoría de Pavian, autor de las portadas. Y la abuela y la madre de Alberto hicieron la traducción al zapoteco.
Hemos buscado que cada aspecto del título sea colaborativo. Ese es parte de nuestro objetivo, crear libros elaborados con muchas voces y diversas manos”, resalta.
Al hacerlo, los niños y jóvenes nos comparten su sabiduría y sus inquietudes. Nuestros libros no sólo llevan mensajes para niños, si no para los adultos, ya que tenemos mucho qué aprender de las nuevas generaciones y sus maneras de entender el mundo. Más que libros para niños, hacemos volúmenes con niños y jóvenes”, concluye Pineda.
El río Ostuta nace en la selva de San Miguel Chimalapa y pasa por Santo Domingo Zanatepec, San Francisco del Mar y San Francisco Ixhuatán, entre otros.
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