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Taller Casa Rubio; hacedor de guitarras

Saúl Trujano | 26-07-2016
Ricardo Rubio utiliza madera traída de Paracho, Michoacán, a pesar de la invasión china. A veces usa tapas de pino alemán.

CIUDAD DE MÉXICO.

Las manos y la paciencia de Ricardo Rubio, dueño del taller Casa Rubio, le dan forma a las notas que, a través de la guitarra, dan vida a las emociones y sentimientos en un concierto.

Se trata de un arte que comenzó su padre (José Rubio) en 1972, y que él continúa desde 1985. Es la pasión y el orgullo de construir música aunque, sorprendentemente, él no sepa tocar guitarra.

“Me dicen que cómo es posible, les digo que pregunten a los que tocan guitarra si es que las saben hacer”, ironiza Rubio, sentado frente a las guitarras que acaba de terminar en su taller al oriente de la ciudad de México. “Toco algunas pisadas, algunas notitas, la afinación la vas aprendiendo con los años a pesar de que tengo oídos de artillero”, revela. “Mi pasión siempre ha sido construirlas”.

Rubio hace guitarras con madera mexicana traída de Paracho, Michoacán, con una maquinaria especial que le permite mantener vigente la competitividad de los talleres mexicanos, a pesar de la invasión china.

“El reto es no perder la calma, no desanimarse cuando te traen una guitarra china a arreglar”, revela Rubio. “Me apasiona que la gente toque con mi guitarra alguna obra o una pieza, por eso les digo, cuando mandan a hacer su guitarra, que vengan a ver cómo se le da forma, que pregunten, que se involucren”.

Sus piezas son adquiridas en su mayoría por estudiantes del Conservatorio, la Nacional, CNA y Bellas Artes, gracias a recomendaciones de Juan Carlos Laguna o Ernesto García de León. “Lo importante es que les entregas calidad y esos maestros te recomiendan”.

En el taller Rubio se hacen guitarras en un mes (las más sencillas) y otras en más de un año cuando se trata de obras para “concierto conmemorativo”, como una que presume a su lado y construida con tapa de pino alemán, costillas y fondo jacaranda, ébano en diferentes partes, maquinaria italiana (tardan hasta dos meses en mandarla). “Las buenas maquinarias son hechas a mano”.

La experiencia permite a Rubio tener claves que marcan diferencia y garantizan calidad. “Lo importante de la guitarra siempre va a ser la división, lo hacíamos matemáticamente pero ahora hay plantillas. Entonces, tú marcas con exactitud, eso debe ser muy justo porque si se te mueve a la hora de pisar, elmaestro se da cuenta que no da la nota porque hay una equivocación y uno queda mal”.

La tapa es “el alma de la guitarra”, el varetaje “la clave de la sonoridad” y el brazo tallado a mano “define el estilo de cada constructor”, en una tradición que mantiene viva la alegría.

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