Yohel Pozo vive historia de cenicienta

El venezolano Yohel Pozo pasó de dormir en un auto con su familia a convertirse en catcher del equipo de San Luis

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catcher venezolano Yohel Pozo

En las noches de 2021, un auto compacto se convirtió en cuna, refugio,  hogar y lugar de trabajo. En el asiento trasero, envuelto en los brazos de su madre, un bebé dormía al ritmo de las luces del estacionamiento de un Walmart en Orlando. En el lugar del conductor, un hombre cerraba los ojos y se atrevía a soñar: soñó con cuadrangulares, con estadios llenos, con un regreso que parecía improbable.

Ese hombre es Yohel Pozo, venezolano, catcher, bateador temido y por un tiempo... también homeless. En aquel año, cuando la pandemia aún mantenía al mundo confinado, Pozo perdió el salario, el seguro médico y la tranquilidad. Su hijo Paul acababa de nacer y sufrió un derrame cerebral. Las cuentas médicas se amontonaron. Los dueños del departamento que compartía con su tía se dieron cuenta que vivían más personas de las permitidas, por lo que Yohel y su familia encontraron techo en el único lugar que no exigía renta ni garantías: su propio coche.

Mientras muchos se resguardaban en casa, Pozo usó la suya para trabajar: manejó durante horas como repartidor de comida. Luego apagó el motor y, sin cambiar de asiento, cerró los ojos. Pero nunca dejó de soñar. 

En Estados Unidos, se calcula que más de 600 mil personas viven sin hogar y un número creciente  pernocta en autos estacionados en supermercados, gasolineras o parques. Pozo engrosó esas cifras, pero a diferencia de la mayoría, tuvo un bate y un sueño. Y en diciembre de ese año,  Rangers lo seleccionó en el draft de la Regla 5 de ligas menores. Lo que vino después fue una remontada con el sello de Hombre Cenicienta: debutó en MLB en 2021, pegó jonrones, mostró temple detrás del plato. Pero la oportunidad fue breve. Regresó a AAA.

El lunes pasado, en Pittsburgh, volvió a pisar un campo de Grandes Ligas. Vistió el uniforme de Cardinals. Fue ascendido porque el receptor Iván Herrera se lesionó. Pero Pozo no llegó para llenar espacio: en su primer turno, conectó un jonrón. Luego, sacó a un corredor que intentó robar. En la tribuna, 15 miembros de su familia lo vieron entre lágrimas.

 El mismo hombre que durmió en un coche volvió al mejor beisbol del mundo para competir contra peloteros que lo tienen todo.

Me sentí bien con lo individual, pero lo importante era ganar”, declaró acabado el encuentro del lunes.

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