Popovici, rey de la natación; flecha de Bucarest

David Popovici
David Popovici, de apenas 17 años, es el nuevo rey de las albercas. Fotografía: Reuters


 


 

 

 

ROMA.- Con apenas 16 años ya fue doble finalista olímpico y con 17 años conquistó un doblete de títulos mundiales, antes de batir el récord mundial de 100 metros libre este sábado: David Popovici, el delgado adolescente rumano que asombra a la natación desde hace un año, no oculta su hambre de victorias.

El sábado, en el Europeo de natación de Roma, mejoró en cinco centésimas la plusmarca del brasileño César Cielo, que se remontaba a 2009, parando esta vez el crono en 46.86.

Nacido en Bucarest en septiembre de 2004 -el año en el que Michael Phelps debutaba en los Juegos Olímpicos-, Popovici comenzó en la natación con 4 años. Un médico había incitado a su familia a llevarle a la piscina para corregir sus problemas de escoliosis.

Con 9 años conoció a Adrian Radulescu, que se convirtió en su entrenador y que continúa acompañándole a día de hoy.

No era el chico más fácil para entrenar”, recuerda Radulescu, de 32 años.

Siempre buscaba divertirse, saltar, como todos los niños. Pero tenía algo especial, era muy competitivo. Eso es algo que intenté desarrollar porque sólo era competitivo cuando quería serlo”, destaca.

 

UNA VIDA DE ASCETA

Preguntado esta semana en Roma, en una conferencia de prensa organizada por su patrocinador Arena, Popovici habló de cómo se ha producido su fulgurante progresión.

Le hicieron la misma pregunta a Erling Haaland, el futbolista, después de que irrumpiera como lo hizo. Él no sabía hablar mucho inglés en esa época, pero lo resumió muy bien al decir ‘work, work, work’ (trabajo, trabajo y trabajo). Es realmente eso, mucho trabajo, muy duro, muchos sacrificios. Es cuestión de saber el hambre que tienes. Y yo tengo realmente hambre de victorias y títulos”, sentenció.

Al preguntarle por la naturaleza de esos “sacrificios”, el joven Popovici detalló los esfuerzos de “levantarse pronto por la mañana y entrenar incluso sin ganas”.

Buscó luego las palabras para encontrar la respuesta: “Simplemente se trata de saber a qué estás dispuesto y que los otros no harán. Eso lleva a vivir de una manera totalmente diferente, por ejemplo, en términos de nutrición, sueño, fiestas... Pero me da lo mismo. Me recuerda por qué hago esto y vuelvo a mi vida de asceta”.

 

SANGRE, CANSANCIO... Y VÓMITO

Hace un mes y medio dio muestras de su talento al firmar un doblete 100-200 metros libres en el Mundial de Budapest, una hazaña que le catapultó al estatus de superestrella en Rumanía.

¿Hasta qué punto es famoso ya David en su país? “Mucho”, responde él con una sonrisa.

Antes era un poco conocido, tres o cuatro personas de cada diez podían reconocerme. Pero ahora son diez de cada diez. En la calle, en el restaurante... En todas partes. Pero está bien, eso va con el éxito. Me gusta que la gente me aprecie”, asegura.

Después del Europeo, Popovici tendrá que esperar para descansar ya que planea estar en el Mundial júnior en Perú.

Para este año, hemos cumplido lo que queríamos en el Mundial. ¿Pero por qué detenerse ahí? Lo que quiero extraer de esto, de esta competición, es disfrutar. Las medallas, los récords, es solo un añadido. Si consigo disfrutar, ya estoy satisfecho”, afirma.

¡Todo es diversión! El deporte es diversión. Ponerse en una situación de cansancio extremo, cerca de vomitar, la sangre que te sube a la cabeza... No es divertido en el momento, pero después de treinta minutos, cuando ya no tienes ganas de morir, sí que lo es. Y es ahí cuando te dices que ha valido la pena”, sentencia.

 

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