Sebastián Luri

Sebastián Luri
El futbol y sus alrededores

La rebelión de los nobles

21 de Abril de 2021

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Desde la Ley Bosman, el anuncio de la Superliga puede constituirse como el evento más desestabilizante para el establishment del futbol en el último cuarto de siglo. Las revoluciones se sabe cuándo empiezan, pero nunca cuándo terminan. Si bien lo acontecido está muy lejos de ser una revuelta popular, sino más bien todo lo contrario, sin dudas se constituye como una rebelión al orden establecido.

La primera vez que supe de las intenciones de algunos grandes de Europa de implementar un torneo continental en formato de liga fue en 1999. Aquella iniciativa, liderada por un grupo español inmerso en el negocio de los derechos televisivos, se denominaba European Golden Cup.

Como consultor, me tocó analizar las proyecciones económicas del proyecto; de tan optimistas parecían inverosímiles. En aquel momento, quizás por lo anterior, la idea no tuvo suficiente consenso, pero se instaló como un tema de agenda recurrente cada vez que se tensaba la relación entre la UEFA y los clubes más importantes del viejo continente. No sé cómo se resolverá este conflicto, pero ambas partes están condenadas a entenderse.

Para analizar las probabilidades de éxito de esta audaz movida, liderada por Florentino Pérez, se podrían buscar paralelismos en los procesos de lanzamiento de nuevos productos. El deporte nos da dos ejemplos fantásticos en este sentido.

Bajo una lluvia intensa, Alemania levantó por primera vez la Jules Rimet en el 54, contra Hungría, luego de haber sido goleados por el mismo rival en la fase de grupos. En la final dicen que fue determinante el uso de los tacos intercambiables que había diseñado Adolf Dassler (Adidas) luego de interactuar y consultar a los jugadores durante los entrenamientos previos.

A Dassler no sólo se le otorga parte del crédito del triunfo teutón, sino también que la relación de Adidas y la Mannschaft perdure hasta hoy. Por el contrario, cuando Spalding y la NBA pretendieron suplantar la pelota de cuero por una sintética sin consultar a los jugadores, el experimento, sin el consenso de los protagonistas, duró sólo tres meses.

Estas transformaciones no prosperan sin empatía. ¿Están dispuestos los hinchas a sepultar competencias que forjaron la gloria de sus clubes? Todo parece indicar que no y en apenas 72 horas el proyecto ya tambalea.

El futbol hace tiempo traspasó las barreras del deporte para competir en la industria del entretenimiento, y si bien será vital un proceso de adaptación, éste no será posible desestimando la opinión y el sentimiento de los aficionados.

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