Vuelta a la página

El nuevo torneo de Liga MX está a menos de dos se­manas de iniciar. Los 18 equipos llevan un tiempo preparando el campeonato, y las directivas, en con­junto con los cuerpos técnicos, armando los mejores planteles posibles, para encarar el certamen. Una cosa es clara, a ...

El nuevo torneo de Liga MX está a menos de dos se­manas de iniciar. Los 18 equipos llevan un tiempo preparando el campeonato, y las directivas, en con­junto con los cuerpos técnicos, armando los mejores planteles posibles, para encarar el certamen. Una cosa es clara, a falta de tan poco para que arranquen los partidos, la economía de las instituciones que confor­man la competencia, está lejos de ser la óptima, por muchos factores que hoy no han permitido contrata­ciones a la altura de otras temporadas.

Entre dichos factores, obviamente está la pan­demia, que tan fuerte golpeó al mundo económi­camente, y el deporte no fue la excepción. Hubo organizaciones deportivas que estaban mejor pre­paradas para capotear el temporal; la Liga MX, no. Es evidente que los dueños del balón no se prepararon para ningún tipo de crisis que pudiera llegar, mane­jando su negocio de una manera en la que los ingresos no aumentaron, al contrario, la situación económica de muchos socios es precaria, son pocas las institucio­nes que sin problemas se mueven en números negros.

Hay que agregar que la economía del país no es la mejor, que la pobreza se ha extendido en los años recientes, que para una familia ir al estadio cada vez es más complicado. A ello hay que incluir la creciente inseguridad en la que se vive en cualquier rincón de México, y si los partidos son programados para termi­nar, en muchos casos, a altas horas de la noche, me­nos serán los aficionados dispuestos a gastar mucho dinero, arriesgándose ellos y a los suyos a salir tarde rumbo a casa, ya que en muchas ocasiones es en el peligroso transporte público.

No es de sorprender que la asistencia a los inmue­bles ha decaído, porque, además, el espectáculo ofre­cido en la cancha no es el óptimo, con una liga repleta de extranjeros de poca calidad, con torneos cortos y sin descenso. Esa acumulación de factores ha traído una economía inestable entre los clubes.

Entonces ante esta situación, puede ser momen­to de replantear las cosas, de ver esta crisis como un área de oportunidad, en vez de pensar que se necesita a los extranjeros, se podría virar hacia la juventud, y trabajar en tener mejores fuerzas básicas, producir el talento propio, que cuesta menos, y que, en caso, de producirlo en cantidad y calidad, podrá ser la llave a unas finanzas sanas, y con la posibilidad de generar jugadores mejor identificados con los colores, y darle a la liga nuevos ídolos que nutran a la Selección Na­cional, y puedan ser las próximas estrellas en Europa.

Por ello, invertir en las fuerzas básicas es el cami­no, aprovechar a tantos niños y jóvenes con hambre de triunfo, y con grandes aptitudes que en muchas ocasiones se pierden en el camino. Invertir en visores que los encuentren, en entrenadores que los formen, para así abastecer al primer equipo de los 18 clubes.

Éste puede ser el momento de darle vuelta a la página, y entender que aquí sobra talento, y que sólo necesita desarrollo, cobijo y la oportunidad de demos­trarlo en la cancha.

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