Vergonzosa
La temporada de la Fórmula 1 se acerca a su fin, únicamente restan cuatro carreras para cerrar un año en el que Max Verstappen ha puesto enorme distancia entre él y el resto de los pilotos. Con la ayuda del mejor auto de la categoría, del genio Adrian Newey, del manejo ...
La temporada de la Fórmula 1 se acerca a su fin, únicamente restan cuatro carreras para cerrar un año en el que Max Verstappen ha puesto enorme distancia entre él y el resto de los pilotos. Con la ayuda del mejor auto de la categoría, del genio Adrian Newey, del manejo de equipo de Christian Horner, que se suman al enorme talento del neerlandés, no hubo duda acerca de quien terminaría con el título mundial en sus manos.
Entre las cuatro fechas restantes se encuentra la de mayor significado para la afición mexicana, ésa que se celebrará el próximo domingo en el Autódromo Hermanos Rodríguez. La llegada del Gran Premio de México parece la ocasión perfecta para que Sergio Pérez regrese al podio, algo que en las carreras recientes se ha convertido en una tarea complicada para el piloto tapatío, que no ha vivido una buena segunda mitad de la campaña.
En medio de la falta de constancia de Checo, han seguido circulando las teorías de conspiración en torno a Red Bull y a la gestión que la escudería campeona del mundo ha tenido con sus dos monoplazas. Sin importar las constantes explicaciones acerca de cómo se manejan las cosas al interior de un equipo, tanto un sector de la afición, así como varias personas que se dedican a hablar de automovilismo han alimentado la idea de una especie de sabotaje contra Pérez, algo que iría en contra de los propios intereses del equipo.
Todas esas voces que reclaman el trato al piloto mexicano han ido in crescendo, generando un ambiente enrarecido en los distintos escenarios de la F1, con el Gran Premio de Austin como el mejor ejemplo de lo tóxica que ha llegado a ser la actitud de algunos fanáticos, que confunden el ser patrióticos, con un apoyo ciego y sin razonamientos.
En la capital de Texas se vivió un domingo para olvidar, y no me refiero a lo ocurrido en la pista, en la que de nueva cuenta Pérez no tuvo el mejor día, algo que él mismo aceptó. Lo que quisiéramos no recordar es lo que ocurrió en la ceremonia de premiación, en la que, durante la entonación del himno de Países Bajos, un grupo nutrido de mexicanos no respetó el protocolo, y en lugar de guardar respetuosamente silencio, comenzaron a corear a Checo, para luego abuchear al campeón.
Esa última parte me parece algo menos grave, no digo que esté bien, pero no es algo nuevo en el deporte, muchos deportistas han tenido que soportar el desprecio de algunos aficionados. Lo que es terrible es la falta de respeto al himno y, peor aún, que en redes sociales muchísimas personas celebraron lo sucedido, e incluso mencionaron que el domingo en la Ciudad de México las cosas serán peores para Verstappen.
El fanatismo mal encausado, alimentado por supuestas voces autorizadas, ha propiciado la vergonzosa imagen mostrada hacia el resto del mundo en la premiación del domingo.
