Oportunidad
Como ya es una costumbre en la Liga MX, las cosas son muy cambiantes de semana a semana, equipos que hace no mucho pasaban por “crisis”, hoy son los que están de moda, y aquellos que caminaban tranquilamente, de repente se ven menos fuertes. Esa inconsistencia o, ...
Como ya es una costumbre en la Liga MX, las cosas son muy cambiantes de semana a semana, equipos que hace no mucho pasaban por “crisis”, hoy son los que están de moda, y aquellos que caminaban tranquilamente, de repente se ven menos fuertes.
Esa inconsistencia o, como muchos la llaman, “paridad”, que trae hacia arriba y hacia abajo en la tabla a los clubes de la Primera División, genera de manera constante voces que piden la cabeza de algún director técnico o directivo. Lo interesante es que, en muchas ocasiones, aquellos que vociferan su malestar con ciertos personajes del futbol local son los mismos que anteriormente apoyaron públicamente esos mismos proyectos deportivos, pero que, ante la más mínima muestra de inconsistencia, voltean bandera y rápidamente entran al terrible juego de la inmediatez, que en muchas ocasiones termina por dinamitar el proceso que ese equipo llevaba.
Eso estaba ocurriendo con América y Guadalajara, dos instituciones que pasaron momentos muy complicados el pasado torneo, llevando a sus directivas a tomar la decisión de despedir a sus directores técnicos, en la búsqueda por enderezar el camino de un campeonato que iba rumbo a convertirse en un desastre. Tras los despidos de Santiago Solari y de Michel Leaño, los entrenadores interinos cambiaron la fortuna de los clubes. Tanto Fernando Ortiz como Ricardo Cadena se ganaron la confianza de las aficiones y medios de comunicación, que en su mayoría dieron la bendición al hecho de que fueron confirmados como los estrategas de ambos conjuntos para el actual certamen. Pero, como ya es una costumbre en el medio nacional, al primer momento complicado, especialmente desde los medios de comunicación aparecieron severas críticas que ponían en duda la capacidad de ambos para gestionar a dos equipos históricos y de tanto peso. Fue una constante (especialmente en el caso de Cadena) cómo se decía que las Chivas necesitaban a alguien de mayor experiencia y peso en la banca. No es raro ver ese tipo de reacciones, los torneos cortos nos han llevado a que se tenga poca paciencia en el futbol.
Aun así, es sorprendente cómo se puede cambiar tan fácilmente de opinión y cómo con tan pocos partidos dirigidos como el entrenador oficial (entendiendo que ciertas instituciones conllevan mayor peso y que los resultados deben llegar), hay quienes piden la salida de los cuerpos técnicos sin pensar en que todo lleva un tiempo, que los procesos se deben cuidar y que, por decisiones precipitadas, las cosas pueden salir peor. Por pensar así, tenemos en México una baraja tan pequeña de técnicos y está inundada la Liga de entrenadores extranjeros; a los jóvenes no se les da tiempo de crecer. Si Cadena y Ortiz fueron suficientemente buenos hace meses, ¿por qué tan pronto ya no daban el ancho? No sé qué va a suceder ni si los dos triunfarán con Águilas y Chivas, pero sí estoy convencido de que, al menos, se les debe dar una real oportunidad para demostrar que pueden con el paquete.
