Necesitamos ídolos
Mucho se ha comentado si un pelotero rechaza una millonada... Ésa es la premisa para esta entrega y el beisbol sigue ganando, pero no con esa realidad. Aquello de cómo un pelotero podría ser genérico intercambiable para varios, en verdad observamos bastantes casos ...
Mucho se ha comentado si un pelotero rechaza una millonada... Ésa es la premisa para esta entrega y el beisbol sigue ganando, pero no con esa realidad.
Aquello de cómo un pelotero podría ser genérico intercambiable para varios, en verdad observamos bastantes casos donde los aficionados se rascan el cabello y se preguntan si eso realmente valen y si no estamos matando el espectáculo.
Olvidemos eso de si el big show es “la gallina de los huevos de oro”, la realidad es que la temporada previa a llegar a la agencia libre, un pelotero pone todo para dar sus mejores números y —también es bastante notorio— ya cuando acceden a un contrato multianual, muchas veces cambia el panorama.
Esto es parte del sentir, entre que son caros, si se aplican para llegar a un “contratazo” y se adormecen un poco cuando acceden a unos años garantizados con 25-35 millones de dólares anuales, obvio, más bonos y todo lo que parecería miel sobre hojuelas.
Es para reconsiderar el tema de si Mike Trout hizo daño al no querer ser ídolo así boyante, pero, ¡caray!, ver hoy a un Juan Soto rechazar esos arriba de 400 millones de dólares, hasta duele, por el desequilibrio que significa.
De lo que sí podemos estar seguros: tenemos un beisbol más atlético, con una cobertura inusitada, tecnología tan de punta que la compraron para otras plataformas, una difusión tremenda (aunque mucho mayormente competida con otras opciones de entretenimiento), aunque… al que en ocasiones llaman “maldito” dinero está haciendo a mucha gente preguntarse: ¿por qué ganan tantísimo esos jugadores, comparado con los profesionistas?
Nos deja un momento de lo más cálido y también histórico el ver lanzar la primera bola del Juego de Estrellas a Fernando El Toro Valenzuela a un Alejandro Kirk, quien se ganó por méritos propios su designación como titular en dicho encuentro de pelota, la comunidad mexicana de Los Ángeles sintió especialmente ese gesto convertido en una postal inolvidable.
Inolvidable será la deformación de la pelota ante el swing de Giancarlo Stanton, dará mucho de qué hablar ante el contexto actual de un fuerte cuestionamiento a la protagonista de 108 costuras.
Porque, lo que es una expansión a 32 franquicias —como recientemente lo revisamos— se ve francamente como una necedad ante tantas carencias de pitcheo y talento repartido en lo general, de hecho, una opinión impopular, pero común, es que el mismo Juego de Estrellas (ni qué decir el Home Run Derby) se ha vuelto “un poco soso”, por eso nuestra preocupación por falta de ídolos beisboleros, en una época donde aparecen agentes/ representantes con mayor protagonismo.
El beisbol no se ve igual, ¿queremos peloteros megamillonarios o un Rojos vs. Marlins al cual todos queramos ver?
