Alejandro Aguerrebere

Alejandro Aguerrebere
Súper beis

¿Gozo o merecimiento?

26 de Enero de 2023

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Estamos llegando a grados alarmantes con el tema de la historia del beisbol, las trayectorias consideradas merecedoras de un nicho en Cooperstown.

Llegar al caso de un pelotero con 316 cuadrangulares y 2,007 imparables como para que él sí pase la prueba de la doble moral por parte de un comité elector cada vez más burdo y cuestionable, es una situación que no respeta la historia, sino que realiza una vil treta donde no gana el beisbol.

Hemos sido muy claros y enérgicos en este espacio: la elección para acceder a Cooperstown se encuentra secuestrada por unos votantes envanecidos, llegando a esta inexplicable decisión. Grandes Ligas no está aclarando esto, al contrario, están volteando para otro lado.

Y vaya que cuesta trabajo asimilar, pues estamos hablando de un Scott Rolen, quien incluso fue parte (2002-2007) de los GLORIOSOS Cardenales de San Luis, con quienes hasta fue campeón en 2006… el tema viene por ser un pelotero que tuvo la votación más baja de la historia (10 por ciento) en su primera oportunidad en la boleta.

Leímos las maromas de los colegas estadunidenses justificando esta poco agraciada elección, con argumentos incluso de que su defensa y que su tiro a la primera base era “muy estético”.

Ni Andruw Jones ni Todd Helton ni Billy Wagner ni tampoco —recién aquí mencionamos— Carlos Beltrán ingresaron, dejando fuera a un jugador con 436 palazos y 2,725 imparables.

¿Qué va a suceder? Esperemos que el comisionado reaccione y pegue un manotazo en la mesa para algo que no signifique los multimillonarios intereses de su sistema.

Para muchos aficionados, es grave tener una ceremonia con Fred McGriff (vía comité de veteranos en la votación que dejó fuera a Barry Bonds y Roger Clemens) y ahora con la suma del fino antesalista Scott Rolen.

Un agravio a la verdadera memoria del beisbol esta situación; seguiremos poniendo el dedo en ese renglón.

Otro tema, el cual vuelve: eso de gozar un batazo de cuadrangular a pitcher / equipo / afición rival es algo bien polémico y ahora tuvimos quizá el más marcado jamás visto con Ronald Acuña Jr en la final de la liga invernal venezolana.

Eso de gozar ha ido desde quedarse viendo el viaje de la bola, aventar el bat, unos pasitos, quizá hasta un grito tribal… la cosa es cómo ahora sí Acuña Jr bailó, gritó de cosas, volvió a bailar (asemejando boxear) llegando al plato y —por mucho que digan “ayyy, así son los caribeños”— no se ve como una buena actitud el burlarse de los rivales.

La gran pregunta es: ¿será sancionada algún día esa actitud o seguiremos viendo bailecitos de niñatos como algo normal en el diamante?

 

 

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