Logo de Excélsior                                                        

Había una vez... Quentin Tarantino

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

 

 

Su novena película. Una antes del gran cierre de su carrera, según sus propias declaraciones. Quentin Tarantino califica Había una vez en...Hollywood como el clímax que se alcanza al juntar sus varias historias, todas como vagones que forman un tren.

Y es ésta una cinta que a la vez hace de carta de amor a la ciudad donde creció, lo que nos encuentra en un hotel en Los Ángeles. Hablamos en exclusiva para la televisión mexicana de la película que, desde ayer, se proyecta en salas de cine del país, pero también de aquello que la une al resto de sus trabajos: “Hay una cosa que nunca ha sido a propósito, pero que ha aparecido en casi todas mis películas y puede considerarse mi tema: mis personajes son buenos actores, esta película es sobre un actor, uno que es tan bueno que es parte de la trama. El punto es que siempre hay un momento en todas mis películas en las que mis personajes principales, cuando los hay, siempre emprenden una mascarada, siempre pretenden ser alguien que no son y, generalmente, son muy buenos haciéndolo y fingiendo que son alguien más...”, explicó.

También conversamos sobre lo que esta cinta le representa: “Yo diría que es mi carta de amor hacia la ciudad (Hollywood), no necesariamente a la industria, pero a la ciudad de algún modo lo es. Sin embargo, tienes este increíble periodo de tiempo, esta revolución contracultural ocurriendo y a Los Ángeles abrazándola. Nunca antes y no, desde entonces en la industria los ejecutivos y los agentes usaban su cabello largo, chaquetas en lugar de trajes de tres piezas y collares hippies, todos usaban collares y los agentes usaban collares en esos tiempos y todo eso se fue. Pero la cosa es que el grupo de Charles Manson casi lo representa, imagina una hermosa pintura al óleo de Los Ángeles y la secta de los Manson es como un moho que logró reptar dentro del óleo, dentro de la misma pintura, y el moho crece...”.

Y me contó qué conecta a Había una vez en... Hollywood con la historia personalísima que filmó Alfonso Cuarón en Roma: “Su película, de hecho, se parece mucho al lugar de donde vengo; porque ambos venimos de lugares muy parecidos. Buscamos una familia, un ambiente, un tejido social, que a los seis o siete años no entendemos, pero venimos de ahí, lo vimos, nos dejaron memorias de esa edad que uno recuerda. Lo que hice en esta película fue darle sentido a todo eso, como adulto. Ahora, es una cosa hacer una película histórica, eso es lo que es, y otra cosa, hacer una pieza sobre la memoria. Y en verdad creo que mi película y la de Alfonso entran en la categoría de la memoria. ¿Cuál es la diferencia? Bueno, si estoy haciendo algo histórico la mayor parte debe ser histórica, debo tener toda la información correcta a menos que de verdad quiera cambiarla por razones dramáticas, entonces sí. Las películas de recuerdo pueden ser más fluidas porque la memoria es fluida. No es sobre la historia, sino sobre tu recuerdo de la historia...”.

Tarantino no es tan ajeno a nuestro país. Hace diez años nos encontramos por primera vez, en Morelia, meses después de los atentados con granada en el Zócalo de la capital michoacana.

En la entrevista que me concedió hace un par días, recordamos aquel momento: “Sí, era un tiempo en que no veíamos lo que sucedía. No es que ahora no lo sepa. Pero no soy un ciudadano mexicano. Si lo fuera, sabría exactamente de lo que estoy hablando. Sería capaz de ver al interior del tejido social o lo absurdo de la situación, pero no lo sé, sólo adivino...”, respondió.

Por razones ajenas a él, nos perdimos su presencia en la premier de la cinta en la CDMX, prometió regresar pronto, ojalá que no sólo en el contexto de la que será su última película antes del retiro. 

“He explorado el concepto de violencia: la violencia como entretenimiento, la violencia como una tragedia realista que ocurre en la vida, y he explorado sus distintos efectos y sus diferentes significados, y sus efectos tanto en la gente como en una audiencia, la presento de una manera y la audiencia reacciona de tal forma, y la presento de otra y reaccionan distinto e, incluso trato de presentarlo y mediar sus respuestas, ya sea haciéndolo más complicado o más divertido, dependiendo de la situación, dependiendo en qué experimento estoy probando....”, confesó. Por nosotros, que siga probando. Que su tren sea tan largo como sea posible. Más vagones, más historias.

 

Comparte en Redes Sociales