Eso no se hace
Xóchitl Gálvez o su equipo se equivocó gravemente al filtrar información sobre un encuentro privadocon Jorge Mario Bergoglio sin presencia de la prensa, por cierto, según lo reportado.Yo he realizado cientos de entrevistas a personajes públicos políticos, casi a ...
Xóchitl Gálvez (o su equipo) se equivocó gravemente al filtrar información sobre un encuentro privado con Jorge Mario Bergoglio (sin presencia de la prensa, por cierto), según lo reportado.
Yo he realizado cientos de entrevistas a personajes públicos (políticos, casi a todos los presidentes de México, celebridades del cine y de la música a nivel internacional, Denzel Washington, Jane Fonda, Jennifer Lawrence, J Balbin, Rosalía, La Bichota y decenas más) y, si algo aprendí a lo largo de estos años, es que los encuentros y las entrevistas que se pactan con una celebridad a través de su equipo (¡y qué celebridad es el papa Francisco!) sólo tiene fuerza y validez si todas las partes cumplen con su palabra. Xóchitl Gálvez (o su equipo) se equivocó gravemente al filtrar información sobre un encuentro privado con Jorge Mario Bergoglio (sin presencia de la prensa, por cierto), según lo reportado por la nota de Reforma y por Federico Arreola en SDP.
No hay nada más grave y provocador de enojo o, al menos, profunda desconfianza que romper un “embargo” pactado con la contraparte.
La palabra “embargo” adquiere una dimensión especial en este contexto. Cuando se pacta una entrevista a través del equipo de una celebridad se establece un compromiso tácito de respetar ciertos límites y tiempos. Romper este acuerdo, como ha sucedido en este caso, es más que una falta de cortesía; es una fractura en la confianza que subyace en la relación entre el entrevistador y el entrevistado.
Los informes de Reforma añaden más detalles a esta historia subrayando la relevancia del contexto: el encuentro no contó con la presencia de la prensa. En la esfera de lo privado, la confidencialidad adquiere una importancia aún mayor, ya que se espera que ambas partes respeten la intimidad del diálogo. La violación de este espacio sacude los cimientos de la ética no solamente periodística, sino humana.
El papa Francisco, que quizá no habrá recibido nada bien este madruguete, seguramente dirá algo que equilibre su postura ante las campañas mexicanas. Y no olvidar que, al ser jesuita, sus coincidencias con la izquierda global y particularmente la regional (no con las que no velan por los derechos humanos), tendrá claros incentivos en encontrarse también con Claudia Sheinbaum. Y Bergoglio sabe perfectamente de la dimensión histórica (para México y para el mundo) de esta contienda entre dos mujeres.
En el escenario de las entrevistas, donde la palabra empeñada es tan sagrada como las notas de una sinfonía, este incidente sirve como recordatorio de la importancia de respetar los límites éticos para preservar la confianza y la integridad en la comunicación. En un mundo donde las palabras resuenan con fuerza, la etiqueta y la ética son los hilos que tejen una narrativa coherente y respetuosa.
ADDENDUM
Al cierre de esta columna, mi colega Ciro Gómez Leyva reportó en Imagen Televisión tener información de que Claudia Sheinbaum se encontraba en Roma para, efectivamente, reunirse con él. Por lo visto, ella sí respetó y cumplió con su palabra. Estos son los episodios que revelan a los personajes y a sus equipos.
