Entendiendo a Andrés Manuel

Doquiera que voy la conversación gira en torno a la misma pregunta: ¿Qué va a pasar en México? Pregunta inútil que nadie puede responder, salvo el propio próximo gobernante, así que primero conozcámoslo antes de especular.

TODOPODEROSO…

Hace mucho, muchísimo tiempo, que un mexicano no llegaba tan alto y con tanto poder como ahora lo hará Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Ni hablar, tenemos que reconocerle que invirtió mucho tiempo y esfuerzo en perseguir lo que ahora ha conseguido legalmente. Durante un largo periodo fue hábil político, agudo comunicador, tesonero, constante, voluntarioso y hasta necio en su búsqueda de llegar a la posición política más alta del país. Es bastante sencillo darse cuenta de que ahora él encabezará no solamente el Poder Ejecutivo, sino también el Legislativo y, como consecuencia fáctica, hasta el Poder Judicial, lo que le dará la categoría de un ser todopoderoso. Así es que, para responder a la pregunta inicial, podemos extraer una primera deducción que marcará el camino: es un hecho que él podrá hacer y deshacer en el panorama nacional sin contrapesos de ninguna especie y, aunque la sociedad civil pudiera organizarse y tratar legítimamente de oponerse a sus decisiones, tomará tanto tiempo y recursos lograrlo que, para cuando eso sucediera, tal vez fuera demasiado tarde para impedir el ejercicio de una potestad plenipotenciaria. El solo ejemplo del comportamiento de los constructores después de la decisión de cancelarles el nuevo aeropuerto es una señal clara de cómo podrían ser las cosas de ahora en adelante, replegándose subordinadamente.

SEMIÓTICA PARA AMLO…

Para hacer más deducciones que nos permitan conocer mejor a la persona y su manera de actuar, sentir y pensar, voy a recurrir a la semiótica, la ciencia que se encarga del estudio de los signos (un signo es cualquier cosa que puede enviar un mensaje a alguien que, a su vez, es capaz de entenderlo), conocimiento que, correlacionado con el gusto de AMLO por usar símbolos que connotan mensajes claros, nos podría ser de gran ayuda, sobre todo si analizamos el mensaje que, mediante un video, nos dirigió a todos para explicar su decisión de cancelar la polémica construcción. Vamos por partes. El presidente electo aparece en un espacio íntimo que bien podría ser el rincón de una casa en el que no están presentes elementos de trabajo diario, como podrían ser un escritorio, bandejas de papeles o portaplumas, no, tan solo una silla y él viendo de frente, sonriendo apretadamente, balanceando cabeza y cuerpo hacia adelante y atrás, haciendo un ademán de cortar de tajo algo y de vez en cuando frotándose las manos. Su locación y su lenguaje corporal revelan a un ser humano individualista, suficiente, suspicaz e impositivo.

SIMBOLISMOS…

Detrás de su persona aparecen varios bustos, se alcanzan a distinguir el de Benito Juárez y el de José María Morelos y Pavón, figuras emblemáticas de las dos primeras transformaciones de México, la Independencia y la Reforma que, de acuerdo al próximo presidente, preceden a su cuarta transformación. Al centro, detrás, colgó una foto de Lázaro Cárdenas, expresidente que representa el nacionalismo mexicano, mezclen los mensajes y obtendremos un presidente que no necesitará de nadie ni nada que provenga de fuera, que no aceptará imposiciones, que cree poder transformar la realidad mexicana y que estará dispuesto a luchar hasta sus límites para lograrlo. También exhibe una Bandera con el Águila Republicana, que fue usada por los federalistas en 1846-64 y regresó con Juárez en 1867. Deduciendo, tendremos como presidente a un hombre que gusta de construir el presente mirando más hacia el pasado que al futuro y que encuentra sentido en cortar a rajatabla con una época que, desde su óptica, ha estado equivocada. Finalmente, exhibe a su derecha, sobre una mesa, el libro que publica los ensayos de varios expertos en el tema de la crisis global de la democracia representativa, comprendiendo temas como: Efectividad de gobierno, crisis de los parlamentos como instituciones representativas, y los problemas que trae la globalización a la gobernanza (buen gobierno), entre otros. Se titula ¿Quién manda aquí? ¡Caray!, ¿hace falta decir más? Todo este simbolismo fue colocado a propósito para enviar un mensaje sin palabras a todo aquel que lo pudiera comprender. AMLO ha cumplido con revelarse, falta ahora que la comprensión de su ser esencial evite, al menos, la sorpresa ante las posibles decisiones que, estoy seguro, a muchos espantarán.

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