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Neoliberalismo 4T

Pascal Beltrán del Río

Pascal Beltrán del Río

Bitácora del director

Cuatro días después de que los periódicos más importantes del mundo destacaron en sus portadas la manifestación en el Zócalo en defensa del Instituto Nacional Electoral y que el Departamento de Estado estadunidense saludó la movilización como un hecho relevante en el desarrollo de la democracia mexicana, el presidente Andrés Manuel López Obrador lanzó una iniciativa para coordinar a distintos países latinoamericanos con gobiernos de signo izquierdista –Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Cuba y Honduras, además de México– con el fin de cooperar contra la inflación.

El acuerdo que se busca contempla el intercambio de alimentos sin aranceles.

Ya en mayo de 2022, como parte del PACIC –el programa contra la inflación y la carestía–, el gobierno de López Obrador había anunciado la eliminación de aranceles para facilitar la importación de productos agrícolas, a fin de ayudar a reducir los precios de los alimentos, que se han disparado hasta niveles que duplican la inflación general.

México comenzó a importar carne de pollo y maíz amarillo de Brasil, así como maíz amarillo y pasta de soya de Argentina, entre otros productos.

También se contempló traer carne de res de Brasil, cosa que está frenada por la detección de la enfermedad de las vacas locas. La importación de carne de res argentina se autorizó por primera vez en dos décadas, pero no se ha materializado, porque su precio al momento es más alto que el del producto nacional. Tampoco ha llegado carne de cerdo de Brasil, pese a que los aranceles se levantaron.

Asimismo, comenzó a importarse maíz blanco de Sudáfrica –para la producción de tortilla, cuyo precio se ha triplicado desde 2018–, pero agricultores de Sinaloa denunciaron que era genéticamente modificado, con lo cual las compras se suspendieron a principios de enero, dejando en vilo a empresas que ya habían pagado embarques.

Aunque la liberalización comercial es muy buena idea, la medida incluida en el PACIC no ha sido bilateral. “Este gobierno es más neoliberal que los neoliberales, pues ha abierto mercados a cambio de nada”, me dijo Juan Carlos Anaya, director del Grupo Consultor en Mercados Agrícolas.

Después de nueve meses, dicha política tampoco ha incidido en la formación de precios. Por eso extraña que el Presidente esté hablando ahora de cooperación con los países mencionados, guiada por el mismo principio.

¿En qué puede beneficiar a México cooperar en la lucha contra la inflación con países que tienen una escalada de precios peor que la nuestra? En Argentina, la inflación en 2022 fue de 95%; en Cuba, de 39%, y en Colombia, de 13 por ciento. Sólo Brasil y Bolivia tienen una inflación más baja que la nuestra.

Puede ser que varios de esos países se beneficien de la experiencia mexicana de tener un banco central autónomo, pero nosotros ¿qué recibiríamos a cambio? Juntarse con países que no tienen, como el nuestro, una barrera antiinflacionaria sólida suena como juntarse con personas contagiadas de gripe, para hablar sobre cómo evitar que a nosotros nos dé la enfermedad.

Con Brasil y Argentina ya se practicó el levantamiento (unilateral) de aranceles y, a menos de que el gigante sudamericano vaya a dejar que entren libremente nuestros autos, no veo qué más se podría lograr. ¿Qué productos agrícolas nos puede vender Cuba, país del que ni siquiera somos uno de sus principales socios comerciales?

Aquí parece que se trata de otra cosa. El presidente López Obrador no ha ocultado su deseo de convertirse en líder de los países latinoamericanos con gobiernos de orientación izquierdista. Da la impresión de que está aprovechando el actual zipizape con Washington, por la contrarreforma electoral, para posicionarse en el continente.

Sin embargo, el tabasqueño tiene un fuerte competidor en el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, líder de una economía más grande que la nuestra y político con mayor roce internacional.

Esta idea está destinada a terminar en la nada, como el “plan global contra la pobreza” que el mandatario presentó, en noviembre de 2021, ante el Consejo de Seguridad de la ONU.

 

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