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Sara Gallardo, agreste literatura argentina

Mario Alberto Medrano González

Mario Alberto Medrano González

Lo que propone Sara Gallardo (Argentina, 1931) en Los galgos, los galgos es fisurar, mediante una vuelta a temáticas anacrónicas, la literatura argentina de los años sesenta y setenta, es decir, rescatar de la memoria el campo, sus óleos, sin caer en el costumbrismo, la élite de esta región sudamericana y dotarla de una sicología compleja, destructiva.

Julián, protagonista de esta novela, es un joven heredero de una casa, la cual está a mitad de un campo, el cual también es propiedad de la familia, y una buena cantidad de dinero. Junto con su hermano, Julián intenta mantener a flote las propiedades que ahora le pertenecen, mientras que del otro lado está Lisa, mujer divorciada, con quien este chico vive un romance. Un dato crucial en esta relación que es que  Lisa estuvo casada con un sicoanalista, lo que despeñará un entramado de preguntas sin solución.

La figura de Julián, en sí mismo, representa una clara intención de la autora por demostrar su gusto por trazar personajes complejos. Irónico, silencioso, un tanto violento, este joven es un descreído de la condición humana, de sus pares. Aunque junto a Lisa consigue hacer de la casa una estancia envidiable, ella decide en algún momento irse, lo que fractura no sólo la intensa relación entre ellos, sino en la intimidad de Julián.

Autora de las novelas Enero (1958), Pantalones azules (1963), Eisejuaz (1971), La rosa en el viento (1979) y del libro de cuentos El país del humo (1978, cuentos), Sara Gallardo encontró una voz propia, la cual se caracteriza por el entorno de nebulosa poesía en cada una de sus obras, cada una de ellas con una estilística depurada, llena de imágenes herrumbrosas, con ese sesgo de recuerdo, solipsismo y monólogo interno eficaz.

Entre perros (los galgos), árboles, naturaleza, amores descompuestos y vertiginosos, la idiosincrasia campesina de élite, esta novela se adentra en un universo lleno de apariencias, mentiras aceptadas, códigos de conducta particulares; asimismo, es un gran diario de viaje, el de Julián y Lisa, un gran diario personal, el de Julián, y un sicoanálisis, el de Lisa a Julián, el de la autora consigo misma.

Los galgos, los galgos también puede leerse, acaso también entenderse, como una novela sobre la tradición rural argentina, y que la sitúan junto a escritoras argentinas como Beatriz Guido, con quien se relaciona por su capacidad de mostrar la realidad, ésta a través del fervor religioso, Gallardo, mediante su fascinación por el campo y los entes que ahí habitan, en esa realidad; con Marta Lynch, a quien se acerca, sobre todo, en el pesimismo de los personajes, protagonistas existencialistas; o con Silvina Bullrich, a quien la une la exploración de la identidad nacional.

Caricaturización, ironía, nuevas ideologías, iniciación de una vieja tradición es lo que tiene en su interior Los galgos, los galgos, cuya cicatriz rural reabre la autora. Los intereses de Gallardo no se centran sólo en reposicionar el campo en el mundo literario argentino, que para el año en que fue escrita la novela ya parecía olvidado, vetusto, sino también en recuperar la idea de universalidad siendo profundamente nacional, entender el mundo entendiendo el país.

Los personajes de esta novela bien podrían ser los arquetipos de una Argentina venida a menos, indecisa en ser gauchesca, rural, cosmopolita, pero al mismo tiempo ninguna. Las constantes reflexiones que hace Gallardo en voz de Julián permiten reconocer a través de rendijas de luz el pensamiento de una escritora que se ha vuelto de culto.

Con Los galgos, los galgos culmino mi travesía por el panorama de escritoras argentinas. Es bien cierto que faltan muchos nombres, a saber: Claudia Piñeiro, María Moreno, Leila Guerriero, Silvina Ocampo, Alejandra Pizarnik, Griselda Gambaro, Hebe Uhart, entre muchas otras. Reconozco que sería una tarea titánica ocuparme de cada una, sería una labor inacabable revisar toda la lista de autoras; no cabe duda que me he ocupado de aquellas que más me interesaban.

A partir de la próxima colaboración, iniciaré la travesía por Uruguay.

 

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