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Informe del WEF: del riesgo climático nadie se salva

Lorena Rivera

Lorena Rivera

 

Los riesgos derivados de las crisis climática y ambiental encabezan las preocupaciones a nivel mundial, mientras la humanidad entra al tercer año de una pandemia sin precedentes, la cual no sólo enferma y mata a las personas vulnerables, sino que también está colapsando los sistemas de salud e impide que las economías —ricas y pobres— puedan despegar hacia la recuperación.

El Informe de Riesgos Globales 2022 del Foro Económico Mundial, presentado hace unos días, identificó 10 peligros para la próxima década y, de ésos, la mitad son ambientales, encabezando la lista la acción climática fallida; en segunda posición, temperaturas extremas; en la tercera, la pérdida de biodiversidad; en la séptima, el daño ambiental y, en el lugar ocho, la crisis de recursos naturales.

Mientras que, a mediano plazo (de dos a cinco años), la percepción es que el principal riesgo global es la acción climática fallida, seguida del clima extremo, en sexto sitio el daño ambiental humano y, en el noveno, pérdida de biodiversidad.

Y, en el corto plazo (dos años), el mayor de los riesgos percibidos es el clima extremo y, en tercer lugar, la acción climática fallida.

En los tres escenarios, largo, mediano y corto plazos, se observa que la crisis climática es vista como la amenaza más grave para la humanidad y lo es.

Científicos y líderes climáticos coinciden en que de los efectos de la crisis climática nadie se salva. Ni siquiera las naciones más desarrolladas.

El caso de la economía más grande del planeta, Estados Unidos, es un claro ejemplo.

En 2021, EU fue golpeado por 20 desastres climáticos y meteorológicos, de acuerdo con el informe de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés).

Esa veintena ha sido de las más catastróficas, entre cientos de incendios forestales, temperaturas gélidas y tormentas tropicales, y de las más costosas —mil millones de dólares— de las que haya registrado en los últimos años.

Con todo el poderío que tiene y las acciones que emprende para reducir emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), inversión en energías limpias, desarrollo tecnológico, justicia climática, entre otras, no pudo salvar de la muerte a más de 680 personas ni la pérdida de hogares e infraestructuras.

A nivel global, a mediados de diciembre, la aseguradora Swiss Re dio a conocer el costo aproximado de los desastres naturales ocurridos en 2021, de alrededor de 250 mil millones de dólares, 24% más que en 2020.

Como se ve, las cifras irán en aumento y, lo peor, la población pagará la factura.

De ahí la importancia de reportes como el del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), porque analiza los hechos para poder prever escenarios y, así, prevenir lo peor.

Resalta que, a pesar de que el confinamiento y cierre de actividades debido a la pandemia de covid-19 hicieron que las emisiones globales de GEI cayeran, pero con la reactivación volvieron las trayectorias ascendentes de GEI, incluso, aumentaron.

También destaca que hay países que continúan dependiendo de sectores intensivos en carbono, pero corren el riesgo de perder ventaja competitiva, su resiliencia será menor, serán “incapaces en innovación tecnológica y apalancamiento limitado en los acuerdos comerciales”.

Aun sabiendo esto, hay Estados nación a los que poco les importa proteger y conservar la naturaleza, así como poner en marcha la urgente acción climática, ya sea por negligencia, soberbia o ignorancia. Incluso, al igual que algunas empresas, hay gobiernos que recurren al greenwashing, como si el hecho de plantar árboles sin estrategias claras fuera a terminar el problema.

No reducir las emisiones de CO2 y no cumplir las promesas ambientales traerá consecuencias dramáticas para el planeta.

Hay que reiterarlo, gobiernos que se niegan a ver el estrecho vínculo entre deterioro ambiental, crisis climática, enfermedades, pobreza y bajos crecimiento y desarrollo.

El informe del WEF presenta los resultados de la Encuesta de Percepción de Riesgos Globales, levantada entre mil expertos y líderes sobre cómo han percibido varios desafíos en los últimos dos años.

Un dato interesante es que, para esta 17a edición del informe, están reflejados los puntos de vista de más 12 mil líderes a nivel nacional “que identificaron riesgos críticos a corto plazo para sus 124 países, recopilados a través de la Encuesta de opinión ejecutiva del Foro Económico Mundial”.

Aún hay una pequeña ventana de oportunidad para que gobiernos y empresas actúen sobre los riesgos a enfrentar, porque el vínculo entre crisis climática, destrucción del mundo natural y el patrón actual de producción y consumo llevará a la humanidad al caos.

 

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