En el último día de un intenso 2025 desde este Arco les quiero dejar un buen sabor de boca con datos que dan cuenta de importantes avances en el sector salud, para que despidamos este año con esperanza.
Primero, la ciencia no para de sorprendernos y para la muestra estos tres botones: 1. El biobanco de Reino Unido, una de las bases de datos de salud más completas del mundo, con más de mil millones de exploraciones médicas que incluyen medidas físicas, muestras de sangre y material genético, estilo de vida y exposición ambiental, que ya ha impulsado miles de estudios científicos que empiezan a arrojar datos reveladores que permitirán crear entre otras cosas, políticas de salud pública más asertivas.
2. El potente superpoder regenerativo de Deadpool, de las películas de Marvel, con el que puede recuperarse de heridas y extremidades amputadas podría hacerse realidad, gracias al descubrimiento de una enzima de las salamandras que ajusta los niveles de ácido retinoico, molécula esencial para la regeneración de los tejidos y de un gen que controla el tamaño y el desarrollo de los apéndices. Otro avance en el mismo sentido es el desarrollo del primer parche implantable para la pared del corazón en monos, que indujo a las células madre cultivadas en laboratorio a convertirse en músculo cardiaco y tejido conectivo antes de implantarlas e integrarlas en el corazón.
3. Las terapias génicas, —muy temidas por los financiadores públicos y privados por sus aún elevados costos—, basadas en la edición genética CRISPR-Cas9, están transformado el tratamiento de enfermedades al permitir la corrección de defectos genéticos o incluso permitiendo el diseño de genes personalizados. Por ejemplo, en el Hospital Infantil de Filadelfia, EU, utilizaron nanopartículas lipídicas —pequeñas esferas a base de grasa— para transportar las instrucciones genéticas que indicaban a un órgano la producción de una enzima necesaria para corregir una mutación, que mejoró drásticamente la salud del paciente y plantea la posibilidad de curarlo de una enfermedad genética hasta ahora incurable.
En materia de salud pública, los datos más recientes de la OMS reflejan avances en la cobertura sanitaria universal de acceso a servicios esenciales de salud, reduciendo la carga financiera asociada a la atención médica de 34% a 26%. También se registraron descensos en las tasas de VIH y tuberculosis, así como una menor necesidad de tratamiento por enfermedades tropicales desatendidas.
Pareciera que tanto gobiernos como ciudadanos sí aprendimos de la pandemia, pues en el informe de Estadísticas Mundiales de Salud 2025 se dice que mil 400 millones de personas en el planeta viven hoy de manera más saludable gracias a la reducción del consumo de tabaco, el aire más limpio y mejoras en agua y saneamiento.
Y es que cada vez más personas están optando por una dieta equilibrada, la práctica regular de actividad física se ha vuelto más popular, es creciente una mayor conciencia sobre la importancia del descanso, los jóvenes consumen menos alcohol y gracias a internet y las redes sociales, las personas tienen más acceso a información sobre hábitos saludables y pueden educarse sobre cómo cuidar su salud de manera más efectiva.
Además, después de tener a otros doctores afirmando orgullosos desde Palacio que no vacunaban a sus nietos o que un “detente” generaba “inmunidad moral”, cerrar el año escuchando al Dr. David Kershenobich, secretario de Salud de México, decir que las vacunas son seguras y salvan vidas, que recuperar la vacunación es proteger el futuro, que la ciencia debe llegar a todas las personas y que la salud es una responsabilidad colectiva, me deja muy optimista de un sector salud que, con todo y sus innumerables retos, regresa a la sensatez, la evidencia científica y la responsabilidad médica.
