Ermilo Abreu Gómez

Ermilo Abreu Gómez

Hace cincuenta años murió Ermilo Abreu Gómez. El autor de Canek fue el único miembro del Partido Comunista (encabezó el comité del Distrito Federal) que ocupó una silla en la Academia Mexicana de la Lengua, único también en que, a pesar de su roja militancia, fue jefe de la División de Filosofía y Letras del Departamento Cultural de la Unión Panamericana en Washington, en los feroces tiempos del macartismo. Novelista, dramaturgo y ensayista, dejó interesantes e intensos libros de memorias. Fue autoridad del sorjuanismo y le impuso el nombre de Juana Inés a su bellísima hija para mostrar su amor por la monja jerónima. Dedicó gran parte de su vida a la docencia en la Normal Superior y en la UNAM. Formó parte de los Contemporáneos, con quienes rompió en los años treinta. Infaltable tertuliano de los cafés, ahí cultivó amistades con la intelectualidad de varias épocas, desde Ramón López Velarde hasta los jóvenes sesentaiocheros, que nos sentábamos a su mesa en el café La Habana para escuchar su sabrosa charla. Todo un personaje, hoy ignorado por una inepta burocracia cultural (lo de cultural es un decir).

Quieren traer monumentos

Para cumplir con los deseos de YSQ, Alejandra Frausto comisionó a Diego Prieto, director del INAH, para que realice las acciones necesarias con gobiernos y organismos extranjeros para traer temporalmente monumentos arqueológicos, históricos y artísticos que se hallan fuera del país, todo con el fin de incluirlos en la exposición México Diverso, Territorios, Culturas y Civilizaciones, que es parte del programa de festejos por los 200 años de la consumación de la Independencia, la caída de Tenochtitlan y dizque los siete siglos de la Ciudad de México (lo que es falso). El programa también comprende la erección en el Zócalo de una pirámide de 16 metros de altura y otras ocurrencias. Lo dudoso es que los países poseedores de tesoros arqueológicos, históricos y artísticos, quieran prestar bienes, en su mayoría robados. Pero así se las gastan en la Cuarta Transformación.

Chiles en Nogada, 200 años

Don Artemio de Valle-Arizpe escribió que los chiles en nogada fueron obra de las novias de tres soldados del Ejército Trigarante, aunque la versión más socorrida cuenta que para celebrar la entrada de Iturbide en Puebla, las monjas del convento de Santa Mónica crearon un platillo que hiciera referencia a los colores de la flamante bandera independentista: tres bandas diagonales que caían de izquierda a derecha con los colores rojo, verde y blanco, los que posteriormente se acomodaron como ahora los conocemos. Los chiles en nogada son una de las joyas más apreciadas de la cocina mexicana y no pocos establecimientos los ofrecen a su clientela. El principal, hasta hace unos meses, fue la Hostería de Santo Domingo, que ya no existe más, pues fue cerrada a causa de la pandemia. Sin apoyo ni interés de las autoridades, se pierde un centro gastronómico de primer orden, lo que es también una pérdida cultural.

Breviario…

Hay que celebrar el éxito en Cannes de dos filmes de coproducción mexicana, Noche de fuego y La civil. Esta última, actuada por los excelentes Arcelia Ramírez y Álvaro Guerrero y dirigida por la realizadora rumana Teodora Ana Mihai, recibió el Premio a la Valentía en la sección Una Cierta Mirada, donde también se otorgó una mención espacial a Noche de fuego, que dirigió Tatiana Huezo y protagoniza Mayra Batalla. @@@ La regiomontana Rocío Alemán fue nombrada bailarina principal del Ballet de Stuttgart, al que ingresó hace diez años (ella tiene 29 de edad) y del que era solista desde 2018. @@@ Hace 20 años murió don Adolfo Sánchez Vázquez, uno de los mejores frutos del exilio republicano español. @@@ Malva Flores recibió el Premio Villaurrutia por su libro Estrella de dos puntas, ensayo que trata de Octavio Paz y Carlos Fuentes.