Queridos lectores de Excélsior

Este fin de semana se pinta solo en Imagen Televisión. Y lo digo con el corazón en la mano y la voz emocionada porque en El minuto que cambió mi destino traemos dos entregas que no sólo son entrañables, sino que también representan un homenaje a la comedia, a la vida ...

Este fin de semana se pinta solo en Imagen Televisión. Y lo digo con el corazón en la mano y la voz emocionada porque en El minuto que cambió mi destino traemos dos entregas que no sólo son entrañables, sino que también representan un homenaje a la comedia, a la vida y al arte de hacer reír desde el alma.

Este viernes, dentro de la serie especial Los mejores capítulos, reviviremos dos entrevistas que marcaron profundamente la historia del programa y también mi vida como periodista. Me refiero a las charlas con Rubén Aguirre, el inolvidable Profesor Jirafales, y Edgar Vivar, el eterno Señor Barriga y Ñoño. Dos figuras fundamentales del universo Chespirito, dos talentos entrañables que nos abrieron su corazón con una sinceridad conmovedora.

Rubén, con su voz pausada y su elegancia de maestro, nos habló de los claroscuros de su carrera, del cariño que aún recibía del público y del dolor de sentirse olvidado por la industria. Y Edgar, con esa nobleza que lo caracteriza, nos reveló la carga emocional de haber sido parte de algo tan grande y, al mismo tiempo, tener que aprender a vivir con la etiqueta de un personaje para siempre. Son entrevistas que van más allá de la nostalgia: son testamentos vivos de lo que significa ser parte del ADN cultural de México.

Pero eso no es todo, porque el sábado, a las 8 de la noche, llega un capítulo de estreno que de verdad no se pueden perder. Nos visita Javier Carranza, El Costeño, uno de los comediantes más auténticos, irreverentes y entrañables de la actualidad. Atrás del personaje dicharachero y de la risa fácil, descubrimos a un hombre que ha luchado desde abajo, que ha enfrentado la marginación, el machismo y la pobreza con un solo escudo: el humor.

En esta conversación, El Costeño se quita la careta del chiste para hablar con el alma. Nos cuenta cómo su niñez en Acapulco estuvo marcada por carencias, cómo el escenario fue su salvación y cómo ha logrado convertir las lágrimas en carcajadas. Un testimonio potente, inspirador y absolutamente necesario en estos tiempos donde el entretenimiento parece haber olvidado de

dónde viene.

Así que ya lo saben:

Este viernes, doble dosis de legado Chespirito con Vivar y Aguirre.

Y el sábado, a las 8 p.m., una historia de lucha y triunfo con El Costeño.

En El minuto que cambió mi destino no sólo contamos historias, rescatamos almas.

¡Nos vemos en la pantalla!

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