Entre likes y rating: el nuevo equilibrio del espectáculo

Bad Bunny rompió las reglas, mezcló géneros y desafió estereotipos.Hace unos días asistí a los Eliot Awards, un evento que celebra a los nuevos creadores de contenido digital, a esa generación que nació con el teléfono en la mano y que hoy domina las redes ...

  • Bad Bunny rompió las reglas, mezcló géneros y desafió estereotipos.

Hace unos días asistí a los Eliot Awards, un evento que celebra a los nuevos creadores de contenido digital, a esa generación que nació con el teléfono en la mano y que hoy domina las redes sociales, los algoritmos y los públicos más jóvenes. Mientras caminaba por la alfombra roja, varios reporteros me preguntaban: “Gustavo, ¿cuál es la diferencia entre los creadores digitales y quienes venimos de los medios tradicionales?”. Y mi respuesta fue inmediata: no somos competencia, somos complementarios. Durante mucho tiempo se pensó que las redes sociales venían a sustituir a la televisión, la radio o los periódicos. Sin embargo, la realidad es que ambos mundos se necesitan. Las plataformas digitales nos empujan a evolucionar, a comunicar con inmediatez, cercanía y lenguaje visual.

Pero los medios tradicionales siguen siendo el espacio donde se forja la credibilidad, donde la información pasa por un filtro profesional y ético. El futuro no está en dividirnos, sino en entender que la televisión y las redes sociales pueden fortalecerse mutuamente. Hoy un creador digital puede alcanzar millones de vistas en segundos, pero muchas veces sin contexto ni profundidad. En cambio, un periodista con experiencia puede darle sentido, estructura y verdad a una historia. Si ambos mundos se unen —la espontaneidad de lo digital con la solidez del periodismo tradicional—, el resultado es poderoso.

Por eso creo que los Eliot Awards no sólo reconocen a los nuevos talentos, sino que confirman que la comunicación moderna es un diálogo constante entre generaciones. Yo lo veo todos los días. En mis programas de televisión, De primera mano y El minuto que cambió mi destino, el público ya no sólo nos ve por la pantalla. También nos sigue, comenta y participa desde su teléfono. El contenido ya no se queda en el aire: se multiplica en redes, se comparte, se transforma. Esa interacción es lo que mantiene viva la comunicación.

  • BAD BUNNY Y PESO PLUMA: EL PODER DE LA MÚSICA LATINA

La otra gran noticia de la semana fueron los Billboard Latin Music Awards, donde el fenómeno Bad Bunny volvió a coronarse, ahora con el título de Artista del Siglo. Y, aunque muchos lo discuten, nadie puede negar su impacto. Bad Bunny rompió las reglas, mezcló géneros, desafió estereotipos y puso el nombre del artista latino en lo más alto del mundo. Su influencia va más allá de la música: es cultural, visual y generacional. Pero también hubo espacio para sentirnos orgullosos como mexicanos. Peso Pluma se llevó los reflectores al consolidarse como el máximo representante del regional mexicano a nivel internacional.

Es impresionante ver cómo un joven de Guadalajara ha logrado que el mundo entero escuche nuestros corridos, nuestras raíces y nuestro idioma. Peso Pluma ha convertido la música regional en un fenómeno global, mezclando guitarras, tumbados y autenticidad con un carisma que conecta con millones. Bad Bunny y Peso Pluma representan polos distintos, pero comparten una misma esencia: ser fieles a sí mismos. Esa autenticidad, en tiempos donde todo parece medirse por números o tendencias, es lo que realmente conecta.

  • MARIANA SEOANE: EL ALMA DETRÁS DE LA SONRISA

Y hablando de autenticidad, quiero invitarlos a ver hoy El minuto que cambió mi destino después del beisbol, por Imagen Televisión, donde tendré el privilegio de conversar con Mariana Seoane. Una mujer fuerte, divertida, apasionada y transparente que, en esta entrevista, se abre como pocas veces lo ha hecho. Mariana habla de sus triunfos, de las batallas que ha librado, de los amores y desamores que la marcaron, y de cómo ha aprendido a reinventarse en un medio tan exigente como el nuestro. Es una charla llena de emoción, de risas y también de lágrimas, donde la artista deja ver a la mujer que hay detrás del personaje. En El minuto que cambió mi destino buscamos eso: historias que inspiren, que conmuevan, que muestren el lado humano de quienes parecen intocables. Y esta entrevista con Mariana es justo eso: una conversación sin filtros, sincera, que nos recuerda por qué amamos este trabajo y por qué el público sigue buscando contenido con alma.

Vivimos un tiempo fascinante. La televisión tradicional ya no está peleada con las redes; al contrario, se retroalimentan. Los periodistas debemos entender que el mundo cambió, pero también que la esencia sigue siendo la misma: contar buenas historias con verdad y pasión. Mientras algunos buscan millones de vistas, otros seguimos apostando por la credibilidad. Pero, al final del día, todos —creadores, periodistas, productores o influencers— trabajamos para lo mismo: conectar con la gente. Porque los algoritmos cambian, las plataformas se transforman y las modas pasan… pero la emoción, la empatía y la autenticidad siguen siendo el verdadero motor del espectáculo.

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