Cuando la vida privada se vuelve pública
En la mirada pública, la herencia de Julián Figueroa, en busca de legítima claridad, y, por otro lado, la demanda entre Belinda y Lupillo Rivera.
El testamento de Julián Figueroa: nueva cita en Cuernavaca
El caso del fallecido Julián Figueroa, hijo de Maribel Guardia y Joan Sebastian, vuelve a estar en la mira pública. Cuando parecía que todo estaba claro en torno a su herencia, un nuevo capítulo judicial se abrió en Cuernavaca, Morelos, donde fueron citados Maribel Guardia, su esposo Marco Chacón e Imelda Garza Tuñón, viuda del joven cantante. El motivo de la reunión fue revisar la autenticidad del testamento de Julián, pues se ha puesto en duda la manera en que se manejaron las notificaciones legales y los derechos de la viuda y del hijo que ambos tuvieron. Durante meses se dijo que Imelda había renunciado públicamente al testamento, cediendo cualquier derecho sobre los bienes de Julián y de su pequeño hijo, pero la realidad, según trascendió, es muy diferente: a ella nunca le notificaron nada oficialmente. Las notificaciones, cuentan fuentes cercanas, llegaban al domicilio de Maribel Guardia, y el abogado de Marco Chacón —quien ha tomado un papel más activo en los temas administrativos— no daba respuesta a las autoridades ni a la parte de Imelda. Esa falta de transparencia ha encendido las alarmas, pues lo que debería ser un proceso claro y justo para el bienestar del menor se ha convertido en un laberinto de silencios, omisiones y dudas. Imelda, una mujer joven, pero determinada, ha decidido aclarar todo en los tribunales, no por ambición, sino por justicia para su hijo, el único heredero directo de Julián. Por su parte, Maribel Guardia ha intentado mantener la armonía y proteger a su nieto, pero los hechos la colocan en medio de una tormenta familiar y mediática que nadie buscó, pero que inevitablemente tendrá consecuencias. La imagen de unidad que siempre proyectó la familia Figueroa-Guardia hoy enfrenta un momento complicado. Hay amor, hay dolor, pero también hay una búsqueda legítima de claridad. Y en medio de todo, Marco Chacón, esposo de Maribel, aparece nuevamente como pieza clave de un rompecabezas legal donde cada movimiento cuenta. El público que tanto admiró a Julián por su talento y sencillez, espera que su memoria sea honrada con transparencia y que el legado que dejó realmente beneficie a quien más lo merece: su hijo.
Belinda y Lupillo Rivera: la demanda que reaviva viejos amores
Y si hablamos de conflictos que parecen no tener fin, el que protagonizan Belinda y Lupillo Rivera sigue dando de qué hablar. Aunque el romance terminó hace años y ella siempre lo ha negado con elegancia —recordemos aquella frase suya: “de personas sin relevancia, no hablo”—, la historia volvió a tomar fuerza en los tribunales. Ahora es Lupillo Rivera quien demanda a Belinda por discriminación, una acción legal que nadie vio venir. Según versiones, el cantante se sintió agraviado por ciertas actitudes y expresiones que considera denigrantes hacia su persona. En pocas palabras, El Toro del Corrido no está dispuesto a que se manche su nombre y decidió defenderlo por la vía legal. Belinda, por su parte, guarda silencio absoluto. No hay comunicados ni entrevistas ni indirectas. Ella está enfocada en su música, en sus proyectos internacionales y en consolidar su marca personal. Sin embargo, su silencio también dice mucho: no alimenta el fuego, pero tampoco lo apaga. En contraste, Lupillo se prepara para presentar este jueves su libro Tragos amargos en México, una especie de catarsis literaria en la que promete hablar de su vida, sus amores, sus batallas familiares y sus heridas más profundas. El título no podría ser más apropiado para un hombre que ha vivido amores intensos, separaciones mediáticas y conflictos públicos. No sería de extrañar que en esas páginas haya referencias veladas a Belinda, aunque él mismo ha dicho que “no escribe para vengarse, sino para sanar”. Habrá que esperar si ese libro le devuelve algo de paz o si, por el contrario, abre una nueva caja de Pandora mediática, justo cuando el público pensaba que esa historia ya estaba cerrada.
Conclusión: del amor al pleito, del escenario al tribunal
En el espectáculo mexicano, la línea que separa la fama del conflicto es cada vez más delgada. Por un lado, una familia que busca resolver el legado de un hijo querido y talentoso, entre papeles notariales y corazones rotos; por el otro, dos estrellas que alguna vez se amaron y hoy se enfrentan desde escritorios legales y conferencias de prensa. Ambas historias tienen un punto en común: nadie sale ileso cuando la vida privada se vuelve pública. En los tribunales, como en el escenario, el drama está garantizado, y cada capítulo parece escrito para que el público no quite la vista del espectáculo. Porque en este medio, querido lector, las luces se apagan, pero el show siempre continúa.
