Reforma política-candidatos independientes

La ausencia de propuestas de los aspirantes a la Presidencia, el desgaste y la descomposición de los partidos políticos; el hartazgo social por una política engañosa, viciada, cancela la legítima aspiración ciudadana para alcanzar un gobierno en beneficio de la sociedad.

Descartemos la solución providencial,

                la de un hombre que surge y lo arregla todo:

                esta solución cabe esperarla siempre,

                a condición de no contar nunca con ella.

                J. Maragall

El paso franco a individuos urgidos de fuero para ocultar sus fechorías, el agobio de la inseguridad, impunidad, corrupción; la violación a los derechos humanos, las desapariciones de personas, violencia creciente, pobreza, problemas sociales que mantienen en estado de indefensión a la población, aunado a un proceso electoral que no sale del lodazal, con las continuas violaciones a las reglas de la democracia, hacen que la apuesta por los candidatos independientes se pierda en la desilusión social. Las trampas como el tráfico de firmas, falsificaciones, etcétera que caen en el campo de lo criminal, provocan que la decepción social sea manifiesta en esta fórmula reciente de la reforma política.

Los aspirantes a candidatos independientes han sido señalados por el uso de documentos alterados para obtener las firmas requeridas, señalamientos impugnados e investigados por la PGR (Fepade).  Margarita Zavala alcanzó las 866 mil 593 firmas y fue registrada ante el INE, sin embargo los tres candidatos sin excepción de una u otra forma acopiaron de manera irregular miles de firmas.

No sin razón Jorge Castañeda ha alzado la voz y usado la pluma para rechazar el registro de Margarita Zavala ante el INE, precisamente por el uso de documentos alterados y de firmas apócrifas; el pionero de las candidaturas independientes logró al amparo de los derechos del ciudadano previstos por nuestra Carta Magna un importante triunfo ante la CIDH (caso 12.535), hace 11 años, victoria que le llegó a destiempo, pues no alcanzó a registrarse como candidato presidencial independiente, sin embargo, abrió el camino para que la reforma política diera cabida a esta figura en ánimo de una representación de ideales políticos que alcanzara la confianza ciudadana y suprimiera las luchas partidistas internas y externas que en un alto grado de descomposición hemos presenciado en el proceso electoral, señaló que el INE procedió indebidamente al registrar a la hoy candidata independiente.

La participación de candidatos independientes fue recibida con agrado por una ciudadanía que ha dejado de creer en los partidos políticos y que desea emitir su voto en favor del individuo, las coaliciones partidistas han provocado un gran desagrado y mayor decepción en el votante, ideologías encontradas, propósitos diferentes, discursos opuestos con fines populistas, revanchistas, retóricas estériles y repetitivas.

Las fracturas internas de los partidos buscaron restañarse en apariencia aglutinando partidarios que en muchos de los casos buscan la protección del fuero y dejan atrás los intereses verdaderos de la nación, como el caso de las listas plurinominales, que más que un ejercicio democrático, parecieran ser cuotas de poder para los partidos políticos nada más dañino para la República, para el voto popular y para la democracia misma que aspirantes plurinominales a diputaciones o senadurías que con o sin méritos ignoran la esencia misma de la elección popular, no se exagera cuando se estima que la soberanía de la nación es vulnerada con la designación de personajes a ocupar un espacio legislativo con aquéllos que han ofendido gravemente al país en sus desempeños públicos y que incluso pudiesen estar sujetos a la aplicación de normas penales o cuando menos de responsabilidades administrativas, inhibiéndolos en conciencia a proponer aprobar y sancionar normas de orden público, normas de derecho que por naturaleza tienen su origen en la ética, la moral y la honradez, que buscan como fin último la justicia; qué paradoja que quienes tienen el encargo de crear normas con este fin, hayan sido designados de manera tan injusta.

Los candidatos independientes representaron en su momento una esperanza para que el voto libre se expresara con discernimiento y convencidos que aquéllos que ocuparan un cargo, fuesen ciudadanos entregados a la consecución del bien común.

¿Qué esperar de los tan anunciados debates, seguirán los candidatos descalificando, atacando y agraviándose entre sí,

algún otro mofándose desde la cómoda poltrona que le ofrece

la ventaja de sus estadísticas, seguirán provocando el encono

social, o propondrán realmente soluciones a la realidad social

que nos aqueja? La expectativa de debates que reestructuren y ofrezcan

dignamente soluciones y salidas viables, se diluye rápidamente ante las conductas de los candidatos y sus equipos que no quieren abandonar el Olimpo. El llamado que hiciera el CCE es una de tantas voces que demandan acciones concretas, honestas sin necesidad  del demérito general y que puedan alcanzar las soluciones ya no que tanto anhelamos, sino que tanto necesitamos y que impiden que México ocupe el lugar que, justamente, le corresponde ante el concierto de las naciones del mundo.

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