Rondan ratones en Cuajimalpa

Vecinos de Cuajimalpa afirman que su alcalde, Carlos Orvañanos, se ha quedado corto después de las expectativas que generó su llegada, pues esperaban la integración de un mejor equipo que el que dejó su antecesor, Adrián Rubalcava. Aunque apenas lleva cuatro meses en ...

Vecinos de Cuajimalpa afirman que su alcalde, Carlos Orvañanos, se ha quedado corto después de las expectativas que generó su llegada, pues esperaban la integración de un mejor equipo que el que dejó su antecesor, Adrián Rubalcava.

Aunque apenas lleva cuatro meses en el cargo, vecinos de una de las demarcaciones clave de la capital, por la riqueza que generan sus habitantes, empiezan a decepcionarse ante la falta de acciones concretas de quien apoyaron como candidato de la alianza opositora.

Al interior de los partidos aliancistas coinciden en que su falta de empuje se debe en buena parte a que ha tenido que cubrir sus cuotas de campaña* para acomodar en su equipo a personajes con baja preparación, pero que le ayudaron a ganar en las urnas.

No todo el gabinete es de su confianza, pero, además, algunos no sólo arrastran sus limitaciones, sino quejas de que, en tan poco tiempo, ya dejaron ver que traen las uñas crecidas.

Quienes conocen cómo se mueven las aguas en esa alcaldía, dan cuenta de que uno de los que salieron buenos para los centavos es Julián Pulido, director general de Administración, de quien, dicen, falsificó su currículum profesional para acceder al cargo.

Aseguran que su falta de capacidad le comienza a pasar factura y que sus constantes pifias lo ponen todos los días de mal humor contra el personal, que nota su frustración.

Por ese motivo, Pulido contrató a un grupo que lo asesora por fuera y que es conocido por todo el mundo como las gacelas de Finanzas, y da la impresión de que con ellos no se siente tan vulnerable ante su equipo.

Mientras él se dedica a recibir a los proveedores favoritos de la alcaldía, dejó al frente de la nómina a Eduardo Uriel Pedrero, gente de sus confianzas, quien ha manejado con soltura la contratación de una buena cantidad de personas, que cobran ahí, pero no trabajan.

Tan es así que en la alcaldía ya bautizaron a este personaje como El Portaviones, por la cantidad de aviadores con que cuenta. Eso sí, dicen que quienes son beneficiarios de esas nóminas no tienen ningún problema en ceder una parte de sus ingresos para la causa.

En Cuajimalpa se ha cerrado la contratación de personal por honorarios, pues apenas alcanza para cumplir los compromisos que Orvañanos hizo con quienes lo apoyaron en campaña.

Pero mientras Pedrero cubre el flanco de la nómina, Pulido se concentra en planchar los grandes contratos para comercializar y construir todo lo que le haga falta a la alcaldía.

Y a lo mejor el alcalde no está directamente involucrado en esas prácticas, pero ni modo que no le hayan llegado las quejas de trabajadores y proveedores sobre el pase de charola que sus funcionarios hacen sin ningún recato.

Por ahí se dice que se está investigando el asunto para conocer la razones sociales y personas físicas que integran una red que operaba desde la administración anterior y que, hasta la fecha, continúa intacta.

Orvañanos debería parar sus antenas, pues no porque se haya entregado a Clarita Brugada está exento del escándalo.

  • CENTAVITOS

Si en serio lo quieren poner a chambear, más vale que sus colaboradores le limpien las lagañas a Alejandro Encinas, pues parece ser el único que no ve cómo se ha plagado la ciudad de anuncios de todo tipo, que antes regulaba la Seduvi. Pero con eso de que esa dependencia desapareció para dar paso a la supersecretaría metropolitana que le creó Clarita, pero que no acaba de arrancar, los empresarios de anuncios publicitarios tapizan impunemente la capital.

Temas: