Dieta hiperproteica
Una dieta debe ser balanceada y ésta no lo es. Está muy lejos de serlo. No la recomiendo.
Mundialmente conocida como la dieta del Doctor Atkins. Causó furor por sus espectaculares resultados a corto plazo. Un régimen en tres fases (inducción, pérdida progresiva y mantenimiento) que restringe la ingesta de carbohidratos y se apoya en la proteína y la grasa. Por su alto contenido lípido, te recomiendo que la realices de la mano de un doctor y ejercicio.
Según esta dieta, el consumo de hidratos de carbono no permite que la grasa se utilice como fuente de energía. Puedes esperar la reducción de grasas almacenadas.
Durante la primera fase, la veda de carbohidratos provoca que el cuerpo utilice la reserva de grasa almacenada en el hígado y los músculos como glucógeno. Una reserva energética tan pequeña que escasea al cuarto día. Para la segunda etapa, y en vista de que no entran carbohidratos, el cuerpo segrega hormonas que ponen en marcha la grasa almacenada como fuente de energía. A partir de ahí se empieza a adelgazar de verdad. El cuerpo produce cetonas, que son sustancias que el cuerpo segrega cuando se utiliza la grasa como combustible. Pero esto también es un indicio de que no se está obteniendo suficiente glucosa. Su carencia logra malgastar hasta las mismas proteínas provocando daños irreversibles. Y luego, para restaurar la glucosa en sangre es necesario eliminar las proteínas. Un círculo vicioso que nunca termina de conformar al cuerpo.
Es verdad que esta dieta, a corto plazo, tiene resultados espectaculares. Pero ni la Organización Mundial de Salud recomienda dosis tan elevadas de proteína.
Cuando las proteínas son utilizadas como fuente de energía generan residuos tóxicos, mismos que el organismo necesita neutralizar y eliminar vía hepática y renal. Los carbohidratos, por el contrario, tienen un metabolismo más sencillo y su residuo es eliminado como CO2 por los pulmones y agua. Mi opinión es que una dieta hiperproteica contamina y sobrecarga los órganos.
Cuando nuestro régimen rebasa las cantidades proteicas, una parte sí es utilizada como fuente de energía, pero la otra se deposita y termina por engrosar y endurecer las estructuras corporales. Además, la acidez que provoca su digestión también tiene que neutralizarse. ¿Cómo? Utilizando el calcio y magnesio de nuestros huesos... Bienvenida la osteoporosis.
La insuficiencia de hidratos de carbono va generando apetencia por alimentos ricos en ellos. Entonces nunca faltará el efecto rebote.
La proteína animal tiene grasa saturada, donde se depositan los residuos de pesticidas, hormonas y otros contaminantes químicos presentes en el ambiente. Como la grasa es el almacén, las toxinas en algún momento se van a liberar en nuestro sistema... Vamos sumando los efectos.
Dependiendo de la cantidad de vegetales que acompañen esta dieta, el estado intestinal puede empeorar. Sobre todo si se fermentan en el intestino, que es lo más seguro. Porque la proteína destruye las enzimas encargadas de sintetizar los almidones o carbohidratos de las verduras. Con el bolo fermentado, el alimento animal se pudre. Este cultivo digestivo deriva en escherischia coli, cándidas, etc.
¿La recomiendo? ¡Nooooooooooo! Una dieta debe ser balanceada y ésta, está muy lejos de serlo. Los efectos en la salud no son nada positivos. Por lo mismo, quienes siguen esta dieta, tienen que sacarse tantos análisis de sangre.
Una dieta no debe jamás basarse en la restricción sino en la moderación. Y menos dejar secuelas orgánicas. Porque el objetivo de alimentarnos es nutrirnos. Cuando falta un nutriente se provoca la desnutrición.
