Usos y costumbres: tradiciones que desafían las leyes civiles
Descubre cómo los usos y costumbres han influido en la vida cotidiana de México y por qué, en ocasiones, habían prevalecido sobre las leyes civiles
En marzo de 2023, el Senado aprobó por unanimidad una reforma al Código Penal Federal para establecer un tipo penal autónomo que sanciona a quienes obliguen a menores de 18 años o personas sin capacidad para comprender el significado del hecho a convivir con otra persona de manera constante y equiparable al matrimonio.
El delito, llamado "cohabitación forzada de menores", será imprescriptible y llevará una pena de 8 a 15 años de prisión y de mil a dos mil quinientos días multa para el responsable. Esta reforma tiene remitente directo: las comunidades que han apelado a los usos y costumbres, para sortear la ley.
Los usos y costumbres, prácticas y tradiciones locales arraigadas en la sociedad mexicana, han desempeñado un papel clave en la vida cotidiana del país durante siglos. A pesar de la existencia de leyes civiles, en muchas ocasiones, estas prácticas han prevalecido en comunidades rurales y urbanas, dejando a las autoridades en un dilema sobre cómo abordar y respetar estas tradiciones.
¿Qué son los usos y costumbres?
Son un conjunto de normas no escritas que rigen la vida de comunidades indígenas y no indígenas en México, abarcando áreas como la organización comunitaria, la propiedad de la tierra, la justicia y la resolución de conflictos. Estas prácticas son el resultado de la interacción entre las culturas prehispánicas y las influencias coloniales españolas, lo que ha llevado a un sistema de creencias y normas complejo y diverso.
Históricamente, los usos y costumbres han dominado sobre las leyes civiles en algunas áreas de México debido a, en primer lugar, la falta de acceso a la educación y el conocimiento de las leyes civiles en comunidades rurales y marginadas ha llevado a la prevalencia de estas prácticas. En segundo lugar, la desconfianza hacia las instituciones gubernamentales y la percepción de corrupción en el sistema legal han impulsado a las comunidades a resolver sus conflictos y asuntos internos basándose en sus propias costumbres.
Además, la diversidad cultural y lingüística en México ha hecho que las leyes civiles sean difíciles de aplicar y entender en comunidades con idiomas y tradiciones propias. La autonomía y la autosuficiencia de estas comunidades les ha permitido mantener sus usos y costumbres, a pesar de los cambios legales y políticos en el país.
En los últimos años, ha habido esfuerzos por parte del gobierno mexicano para reconocer y respetar los usos y costumbres, así como para incluirlos en el marco legal nacional. La Constitución de México, en su artículo 2, reconoce y garantiza el derecho de los pueblos y comunidades indígenas a la libre determinación, la autonomía y el desarrollo, permitiendo la aplicación de sus propias normas en la medida en que no contravengan las leyes generales del país.
Dice a la letra: Artículo 2o. Son comunidades integrantes de un pueblo indígena, aquellas que formen una unidad social, económica y cultural, asentadas en un territorio y que reconocen autoridades propias de acuerdo con sus usos y costumbres.
Sin embargo, el desafío sigue siendo encontrar un equilibrio entre el respeto a las tradiciones locales y la aplicación de las leyes civiles. En un país tan diverso como México, la convivencia entre usos y costumbres y leyes civiles es un tema que seguirá generando debate y búsqueda de soluciones que garanticen la justicia y el respeto a las diferencias culturales.
¿Quiénes defienden los usos y costumbres en México?
Quienes defienden los usos y costumbres en México, incluso en casos polémicos como el matrimonio entre menores, suelen hacerlo por diversas razones.
Algunas comunidades indígenas y no indígenas ven los usos y costumbres como parte fundamental de su identidad cultural y su patrimonio histórico. Estas comunidades pueden defender estas prácticas para proteger su autonomía y resistir la asimilación cultural.
Defensores de los derechos indígenas sostienen que estas comunidades tienen derecho a la autodeterminación, lo que incluye la preservación y aplicación de sus propias leyes y costumbres. Sin embargo, también existe un debate sobre cómo conciliar este derecho con la protección de los derechos humanos y el bienestar de los menores.
Algunas personas pueden defender los usos y costumbres debido a la desconfianza en las instituciones gubernamentales y el sistema legal, que en ocasiones puede ser percibido como corrupto o ineficiente. Estas comunidades pueden preferir resolver conflictos y regular su vida cotidiana según sus propias normas.
Es importante mencionar que no todos los usos y costumbres involucran prácticas negativas o dañinas, y muchas comunidades han adaptado sus tradiciones a lo largo del tiempo para abordar preocupaciones sobre derechos humanos y bienestar. En el caso de prácticas como el matrimonio entre menores, era crucial encontrar un equilibrio entre el respeto a la diversidad cultural y la protección de los derechos y el bienestar de los menores involucrados.
El papel del gobierno, las organizaciones de derechos humanos y las propias comunidades, es fundamental para generar diálogo y concienciación sobre estas cuestiones, promoviendo cambios y reformas desde dentro de las comunidades y asegurando que las prácticas culturales se ajusten a los estándares de derechos humanos y bienestar social.
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