Nace primer pingüino de Humboldt en acuario de Mazatlán; un logro para la conservación de la especie

El pingüino de Humboldt, es una especie catalogada como vulnerable de acuerdo a la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

Su población se pierde a una tasa de 7% anual por cambio climático, redes de pesca y derrames petroleros.

Todo el día, sin descanso, la madre vigila desde afuera el nido; mira para un lado, mira para el otro; no se mueve de su sitio.

Adentro, el padre, también alerta, completamente erguido, custodia, abriga y alimenta a la cría. Todo lo podemos observar gracias a una cámara de circuito cerrado.

Ante una eventual amenaza, la pareja formada por Yuno y Capi, crean con su cuerpo una especie de escudo protector extendiendo las aletas.

Entre los dos, cuidan al primer pingüino de Humboldt nacido en Mazatlán (Spheniscus humboldti), el primer pingüino “Pata Salada”, como se dice aquí de cariño a los habitantes del puerto, por su estrecha relación con el mar y la pesca.

Simon Norris, director general del Gran Acuario Mazatlán, explicó que hasta ahora el pingüino no tiene nombre, porque están esperando hacerle un análisis de sangre para saber si es macho o hembra.

“Después haremos una dinámica con el público para proponer nombres y votar; el que nombre que reciba más apoyo será el que lleve el primer pingüino mazatleco”, detalló.

El pequeño pingüino de Humboldt tiene dos meses de edad; apenas rompió el cascarón en diciembre de 2024, señaló Adreissa Páez, directora de Comunicación de la Ciencia del Gran Acuario Mazatlán.

“Estamos muy contentos, no sorprendidos porque estábamos trabajando para ello; los nacimientos son una fuente de ilusión y esperanza, y esto quiere decir que vamos en el camino correcto para preservar a la especie”, manifestó.

Después de 40 días de incubación, el Gran Acuario Mazatlán se apuntó este importante logro con el nacimiento de un pingüino de Humboldt, especie catalogada como vulnerable de acuerdo a la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

“Los pingüinos de Humboldt pierden su población a una tasa de siete por ciento anual, debido al cambio climático, ya que cada vez se tienen que mover más para conseguir su alimento; la interacción con redes de pesca y los derrames petroleros, que son sus principales amenazas”, indicó Mónica Mora, cuidadora de pingüinos en el Gran Acuario Mazatlán.

Puntualizó que el pingüino de Humboldt se distribuye en acantilados e islas frente a las costas rocosas de Chile y Perú.

Esta especie en particular está adaptada a rangos de mayor temperatura, no vive en condiciones tan frías, por lo que se mantiene entre 16 y 19 grados centígrados.

Nueva etapa

El primer pingüino “Pata Salada”, pronto se convertirá en uno de los grandes embajadores de la conservación del Gran Acuario Mazatlán, que comenzó una nueva etapa en mayo de 2023.

Con una inversión público-privada de mil 800 millones de pesos, el Gran Acuario Mazatlán, emergió como el recinto en su tipo más grande de América Latina, con 17 mil metros cuadrados de construcción en un terreno de más de 27 mil metros; 19 salas de exhibición y la Pecera Oceánica del Mar de Cortés, con dos millones y medio de litros de agua.

“En total en el acuario tenemos alrededor de cinco mil ejemplares, entre peces, tiburones, crustáceos, mantarrayas, y además tenemos aves, como guacamayas así como un área con las especies invitadas, que son los lobos marinos y los pingüinos”, destacó Rafael Lizárraga, director ejecutivo del Gran Acuario Mazatlán.

Además, resaltó que realizan un importante trabajo de rescate y rehabilitación de fauna silvestre decomisada por las autoridades en operativos contra el tráfico ilegal o que tuvo algún encuentro desafortunado con los seres humanos, y no puede regresar a su medio natural, como es el caso de cinco tortugas marinas que resultaron mutiladas por alguna embarcación o red de pesca.

En menos de dos años, el Gran Acuario Mazatlán se ha consolidado como un importante atractivo turístico de este puerto, al convocar a más de un millón de visitantes, que en su visita aprenden a amar a los animales, reciben educación ambiental y se entusiasman para emprender acciones para proteger la biodiversidad.

De esta forma, los acuarios y zoológicos modernos se convierten en una "Arca de Noé", con importantes programas de conservación, reproducción e investigación de especies que corren el riesgo de desaparecer en sus hábitats naturales.

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