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Nacional

Estas hormigas son una botana de lujo; el kilo cuesta $1,500

Al igual que los chapulines, se pueden preparar en salsa o como ingrediente principal de un guisado, pero lo más común es consumirlas asadas al comal aderezadas con sal, chile y limón

Texto y fotos: Patricia Briseño | 09-06-2019
La presencia de las hormigas voladoras tarda apenas un par de días al año, por lo que su valor en el mercado se cotiza por arriba de los mil 500 pesos por kilo en las regiones de la Costa de Oaxaca.
La presencia de las hormigas voladoras tarda apenas un par de días al año, por lo que su valor en el mercado se cotiza por arriba de los mil 500 pesos por kilo en las regiones de la Costa de Oaxaca.

OAXACA.

Las primeras lluvias de junio traen humedad a la tierra sedienta después de un largo estiaje y unos días de esparcimiento a las familias que se alistan para la captura de las hormigas “chicatanas”, insectos voladores altamente preciados en la gastronomía oaxaqueña.

La presencia de las hormigas voladoras tarda apenas un par de días al año, por lo que su valor en el mercado se cotiza el kilógramo por arriba de los mil 500 pesos en las regiones de la Costa y del Valle de Oaxaca.

Al igual que los chapulines, se pueden preparar en salsa o ingrediente principal de un guisado, pero lo más común es consumirlas asadas al comal aderezadas con sal de chile y con limón.

Angustia Torres Díaz, de la comunidad de José María Morelos, de Santa María Huazolotitlán comenta que al igual que en las comunidades indígenas en esta localidad afromexicana de la Costa de Oaxaca, las “chicatanas” son parte de los platillos propios del mes de junio.

En la región de la costa se acostumbra guisarlas en salsa o como ingrediente principal en tamales de mole”.

Menciona que se pueden conseguir en bolsitas de 50 gramos en 70 pesos, pero “en mi familia preferimos capturarlas al amanecer o por las tardes, cuando caen del cielo para concentrarse alrededor del reflejo de los charcos de agua cerca de los postes del alumbrado público o el foco de la casa”.

Apunta que después de que “cayeron” fácilmente sobre una bandeja de agua con sal (una especie de trampa ideada por la inventiva popular), las tuestan sobre un comal caliente, moviéndolas suavemente. En ese lapso se van desprendiendo las alas y la cabeza, quedando únicamente el cuerpo. “Eso es lo que comemos. pues el cuerpo es lo más sabroso”, dice.

Al momento de mascar “las chicatanas” asadas son crujientes, un sabor complejo de definir para paladares poco acostumbrados, aunque, para una gran parte de los oaxaqueños es un insecto largamente esperado en su cocina.

Según los aficionados a este alimento entre las propiedades que aportan los insectos voladores es el bajo nivel en grasas saturadas, alto valor nutrimental, además de proteínas.

jcp

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