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Nacional

Buscó sin descanso a los desaparecidos; Rosario Ibarra de Piedra (1927-2022)

La activista falleció a los 95 años. En 1975, tras la detención de su hijo Jesús, inició una larga lucha contra las desapariciones forzadas en México, flagelo que persiste

ANDRÉS BECERRIL | 17-04-2022
Buscó sin descanso a los desaparecidos; Rosario Ibarra de Piedra (1927-2022).
Fotos: Archivo Excélsior, Mateo Reyes y Especial

Un icono de dolor, furia y perseverancia. La luchadora social Rosario Ibarra de Piedra murió ayer a los 95 años en Monterrey.

Se dedicó a defender los derechos humanos y a buscar víctimas de desaparición forzada. Fue candidata presidencial en 1982 y 1988, diputada federal y senadora. En 2019 el Senado la condecoró con la medalla Belisario Domínguez.

Originaria de Saltillo, Coahuila, dejó la comodidad en que vivía hasta 1975, cuando empezó a buscar a su hijo Jesús, miembro de la Liga Comunista 23 de Septiembre, grupo que puso en jaque al gobierno de Luis Echeverría cuando diversas organizaciones guerrilleras se unieron ante la represión de la Guerra Sucia. La activista fundó el Comité ¡Eureka! para rastrear el paradero de miles de personas. A su hijo nunca volvió a verlo.

Su imagen, vestida de negro y con la fotografía de Jesús Piedra prendida en el pecho o colgada del cuello, le dio la vuelta al mundo.

“Doña Rosario refleja gran parte de la historia reciente de nuestro país, en el aspecto hermoso que significa la lucha, el compromiso, la conciencia por transformar la realidad y el dolor, que no la abandonó nunca desde el momento que desaparecieron a Jesús en 1975. Ella lo alertó desde el principio. “Dijo: ‘si ahora permitimos que haya desapariciones de gente que lucha, mañana puede ser para cualquier persona’; y mira lo que sucede ahora, 100 mil desaparecidos”, dijo a Excélsior José Martínez Cruz, exvisitador de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Tras su muerte, líderes políticos, legisladores y activistas compartieron reflexiones por la muerte de la luchadora social, cuyo sepelio está previsto para esta tarde en Monterrey.

Lucha política

  • Primera mujer candidata a la Presidencia en 1982.
  • En 1988 repitió la candidatura por el Partido Revolucionario de los Trabajadores.
  • Senadora y diputada.

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No sólo se preocupó por la suerte de su hijo desaparecido por la policía, sino que también luchó por la libertad de los presos políticos.

 

Murió Rosario Ibarra, icono de dolor, furia y perseverancia

La activista alertó desde 1975 sobre la dinámica de las desapariciones en México; “ahórrense las lágrimas frente a los poderosos”, decía.

Rosario Ibarra de Piedra murió ayer a los 95 años. Fue madre de un desaparecido de la Guerra Sucia —Jesús Piedra Ibarra—; activista incansable por los derechos humanos; dos veces candidata presidencial; diputada, senadora; admirada por el presidente Andrés Manuel López Obrador —en la elección de 2018 votó por ella—; condecorada en 2019 con la medalla Belisario Domínguez.

La imagen de Rosario Ibarra vestida de negro, con la fotografía de su hijo Jesús prendida en el pecho o colgada del cuello, le dio la vuelta al mundo como icono de dolor, furia y perseverancia.

“Doña Rosario refleja gran parte de la historia reciente de nuestro país, en el aspecto hermoso que significa la lucha, el compromiso, la conciencia por transformar la realidad y el dolor que no la abandonó nunca desde el momento que desaparecieron a Jesús, en 1975.

“Ella lo alertó desde el principio. Ella dijo: ‘si ahora permitimos que haya desapariciones de gente que lucha, mañana puede ser para cualquier persona’; y mira lo que sucede ahora, cien mil desaparecidos”, dijo a Excélsior José Martínez Cruz, exvisitador de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y una de las personas que desde 1975 acompañó a Ibarra de Piedra en su exigencia, dijo, por “frenar esa barbarie”.

Martínez recordó que también fue doña Rosario quien decía a las madres y a los padres que hace décadas empezaron a buscar a sus hijos: ‘Ahórrense sus lágrimas frente a los poderosos y enjuguen sus lágrimas con sus seres queridos para fortalecerse, no deben de vernos doblegados y derrotados frente a la barbarie que está ocurriendo’.

Doña Rosario, originaria de Saltillo, Coahuila, donde nació el 24 de febrero de 1927, dejó la comodidad en que vivía hasta 1975, cuando empezó a buscar el paradero de su hijo Jesús, presunto integrante de la Liga Comunista 23 de Septiembre, grupo que puso en jaque al gobierno del presidente Luis Echeverría cuando distintos grupos guerrilleros a los que el gobierno trataba como delincuentes, decidieron unirse ante la represión rampante en el país.

La desaparición de Jesús Piedra Ibarra —estudiante de medicina— cambió por completo la vida de doña Rosario. Jesús se fue a la clandestinidad en el contexto de lo que estaba planeado como el secuestro del empresario Eugenio Garza Sada, que terminó en asesinato, el 17 de septiembre de 1973.

El nombre de Jesús estaba en una lista de supuestos participantes en los hechos donde murió Garza Sada y comenzó la persecución de él y su familia. El 25 de noviembre de 1973 la policía de Nuevo León puso de cabeza la casa de la familia Piedra Ibarra. Al doctor Jesús Piedra y a Rosario Ibarra les dieron trato de delincuentes; el interrogatorio era para saber dónde estaba Jesús, querían que lo delataran. Como no sabían dónde estaba no los pudieron doblar.

Martínez Cruz recordó que Rosario Ibarra en algún momento les dijo a sus cercanos que ella iba a vivir como su abuela, hasta los 103 años, “pero mira, fueron 95 y todos fueron de entrega, dedicación, lucha, compromiso. Es una pérdida terrible, lo lamentó por lo que significa, pero valoro su lucha, ahora descansa, a la vida nada le debió y gracias Rosario, por todo”, dijo el exvisitador.

José Martínez recordó que conoció a doña Rosario prácticamente a la desaparición de Jesús, en 1975, “porque una camarada del Grupo Comunista Internacionalista —uno de los grupos que fundaron en 1976 el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), del cual fue Ibarra de Piedra candidata presidencial en 1982—, Urania Chavarría, que era de Monterrey y era parte de la familia de amor de la familia Piedra Ibarra, y cuando desaparecieron a Jesús, ambas  eran activistas en la Universidad de Nuevo León; Urania Chavarría estudió sicología y ella formaba parte de los comités estudiantiles con Jesús; Jesús se fue hacia la Liga y Urania estaba en el GCI, después PRT y Urania se enteró primero y luego luego les comunicó a los camaradas de Monterrey y a los del GCI; y a mí me tocó estar en la casa de Rosario justo en los procesos de formación del Comité Pro Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos, después ¡Eureka!, y el Frente Nacional Contra la Represión”.

A principio de 1974, en la casa de la familia Piedra Ibarra llegó una carta de Jesús. “Me encuentro bien, supongo que deben imaginarse en lo que ando, espero que no los hayan molestado. Los quiero mucho y sé que van a poder entenderlo. Estoy lejos y no sé si volveremos a vernos. De ser así, espero que lo comprendan y lo tomen con calma…”

Cada acción —robo de banco, secuestro o lo que tuviera carácter delictivo—, de algún comando de la Liga era relacionado con Jesús y, por consiguiente, con su familia.

Se sabe que Jesús Piedra Ibarra fue delatado. El 18 de abril de 1975 alguien que sabía cómo y en dónde se movía el joven de 19 años le puso el dedo y fueron por él. Su aprehensión ocurrió en la esquina de avenida Félix U. Gómez y José María Arteaga, de Monterrey.

De acuerdo con el testimonio de doña Rosario, la desaparición ocurrió ese 18 de abril, entre las 20:00 y las 20:30 horas, cuando esperaba el transporte, sin saber que estaba rodeado y acechado por policías y soldados que se abalanzaron sobre él para detenerlo.

Ibarra de Piedra escribió para El Correo Ilustrado de La Jornada que, “atado de pies y manos fue llevado a las instalaciones de la Dirección Federal de Seguridad en la ciudad y de ahí a un rancho en Higueras, donde fue torturado y después trasladado al Campo Militar número 1. Ahí lo dejaron en las manos criminales de Miguel Nazar Haro y Luis de la Barreda Moreno”.

Esta información sobre el presunto paradero de Jesús Piedra, según fuentes consultadas por Excélsior, la obtuvo doña Rosario a partir de un informe que Ignacio Carrillo Prieto le entregó al finalizar su encomienda como fiscal de la Fiscalía para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP), en 2006.

La figura de Ibarra de Piedra en la vida política del país se acrecentó en 1988, durante su segunda candidatura presidencial, también por el PRT. Ante el llamado fraude electoral a favor de Carlos Salinas de Gortari, en contra de Cuauhtémoc Cárdenas, Rosario Ibarra se sumó a las manifestaciones de rechazo en las que también participó el entonces candidato del PAN a la Presidencia de la República, Manuel J. Clouthier.

En 1994, Rosario Ibarra recibió del subcomandante Marcos la bandera de México y fue una de las figuras que presidió la Convención Nacional Democrática del Aguascalientes del EZLN. Entonces Elena Poniatowska sintetizó la vida de la luchadora social que ayer murió así:

“Después ese hombre que tiene un dios adentro y se llama Marcos le entregó la bandera de México a Rosario Ibarra, la que siempre está, la erguida, la presente, la madre que permanece y sigue, la que lucha a pesar de toda esperanza y va mucho más allá de la esperanza, la de los setenta, la de los noventa, la del año 2000. Los seis mil la abrazamos con los ojos”.

Activismo

  • l    Rosario Ibarra es originaria de Saltillo, Coahuila, donde nació el 24 de febrero de 1927. Murió en Monterrey a la edad de 95 años.
  • l    En 1975 comenzó su activismo luego de la desaparición de su hijo Jesús Piedra Ibarra, presunto activista de la Liga Comunista 23 de Septiembre.

En la política

  • l    Fue diputada y senadora y dos veces candidata a la Presidencia de la República en 1982 y 1988 por el Partido Revolucionario de los Trabajadores.
  • l    Ante el llamado fraude del PRI en 1988 en contra de Cárdenas, se sumó a las manifestaciones de rechazo.

Presea del Senado

  • l    El Senado de la República la condecoró con la medalla Belisario Domínguez en 2019, sin embargo, dado su estado de salud, no pudo asistir a recibirla y se le entregó a su hija Rosario Piedra Ibarra.
  • l    En 1994, Rosario Ibarra recibió del subcomandante Marcos la bandera de México.

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Frente a la Catedral Metropolitana, en una de sus manifestaciones.

 

“Su lucha, vigente en el México de hoy”

Líderes políticos, legisladores, y activistas compartieron reflexiones  por la muerte de la mujer incansable, defensora de los derechos humanos.

Por Héctor Figueroa y Aracely Garza

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador; el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Saldívar; líderes políticos como Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, o el dirigente del PAN, Marko Cortés, así como legisladores y activistas lamentan la muerte de Rosario Ibarra de Piedra.

Falleció en Monterrey, Nuevo León, a los 95 años, por causas naturales. La pérdida no sólo es familiar, sino también para la lucha por los desaparecidos, la cual emprendió tras la búsqueda de su hijo Jesús, así lo afirmó su hija, Rosario Piedra Ibarra, presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).

En entrevista, al arribar a las capillas funerales donde fue velada su madre, aseguró que “es muy doloroso y sí, su pérdida es por toda esa lucha que emprendió por la búsqueda de mi hermano”, comentó.

Recordó que, no sólo luchó por su hijo, sino por todos los desaparecidos de este país durante “la mal llamada guerra sucia de los setentas”.

Añadió que los últimos mensajes que expresó a su familia fue el de seguir siempre con la lucha por los desaparecidos del país.

La capilla donde se velaron sus restos fue en los funerales Hernández, en el cruce de Madero y Platón Sánchez, en el centro de Monterrey. Y el sepelio será hoy a las 16:00 horas en el Panteón Dolores, en donde reposan ya varios de sus familiares.

Políticos y activistas recordaron la frase de quien fuera la primera mujer candidata a la Presidencia de la República en 1982 y activista a favor de los derechos humanos desde 1977 con la fundación del Comité ¡Eureka!: “No hay democracia con desaparecidos”.

“Mala noticia: murió doña Rosario Ibarra de Piedra, quien nos recordará siempre el más profundo amor a los hijos y la solidaridad con quienes sufren por la desaparición de sus seres queridos. Ese era su verdadero partido aun cuando admiraba a Giordano Bruno”, escribió el presidente López Obrador. 

En un segundo mensaje el mandatario destacó la ayuda que él recibió por parte de Rosario Ibarra de Piedra. 

“A nosotros nos apoyó en todo momento y nunca olvidaré que mi madre (Manuela Obrador González) votó por ella para presidenta de la República. Abrazo a sus hijos y a sus muchísimos seguidores y amigos”, comentó el primer mandatario. 

Asimismo, la Oficina en México del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos afirmó que “la lucha de Rosario Ibarra se mantiene vigente en el México de hoy, en el que hay cerca de 100 mil personas desaparecidas”. 

En redes sociales, la Organización de las Naciones Unidas afirmó que Ibarra de Piedra fue “una mujer que abrió en México causes en favor de la libertad y los Derechos Humanos, la inclusión de las mujeres, la democratización y la exigencia de erradicar la desaparición forzada y otros abusos de poder”. 

La decana del Senado de la República, la senadora Ifigenia Martínez, lamentó el deceso de quien fuera la primera activista en la historia reciente del país. 

“Me entero con tristeza del fallecimiento de mi entrañable amiga e incansable activista y luchadora social, Rosario Ibarra de Piedra, pionera en la defensa por los derechos humanos, la paz y democracia en México. Abrazo con afecto a sus hijas, familiares y amigos. Descanse en paz”, escribió Martínez. 

También, Manuel Clouthier Carrillo, hijo de Maquío, candidato presidencial del PAN en 1988, expresó sus condolencias por el deceso y publicó una fotografía donde Rosario Ibarra aparece en aquel año junto a Cuauhtémoc Cárdenas y Manuel J. Clouthier protestando por el “fraude electoral”, perpetrado desde la Secretaría de Gobernación. 

La jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, compartió que le “duele” la partida de Ibarra de Piedra tras calificarla como “una mujer incansable junto con otras madres por encontrar a Jesús y a los desaparecidos durante la guerra sucia”. 

Sheinbaum aseguró que tuvo la fortuna de conocerla desde los 15 años, cuando asistió a su primera huelga de hambre, además la describió como una tenaz luchadora social.

A las condolencias se sumaron políticos mexicanos como la legisladora Olga Sánchez Cordero, el canciller Marcelo Ebrard y las secretarias Rocío Nahle y Tatiana Clouthier. 

El presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, Ricardo Monreal, lamento profundamente la partida de doña Rosario Ibarra de Piedra. 

“Combatimos en la lucha política para el cambio de régimen. Mujer de ideales, íntegra e intachable. Que descanse en paz. Mi solidaridad con sus familiares y amistades”, publicó Monreal en su cuenta de Twitter. 

Alejandro Moreno Cárdenas, presidente nacional del PRI, también lamentó el deceso de la defensora de los derechos humanos que falleció a los 95 años de edad. 

“Descanse en paz Doña Rosario Ibarra de Piedra, envío mi más sentido pésame a su familia. Reciban un abrazo con afecto”, indicó el priista. 

 

 

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