Las condiciones óptimas de la vivienda en México

Una mirada a otra parte de la realidad: La OMS indica que una vivienda adecuada es aquella que provee protección contra enfermedades transmisibles, traumatismos, intoxicaciones y enfermedades crónicas

Por: Homify

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CIUDAD DE MÉXICO. 

Para definir lo que es la vivienda digna o adecuada hay tantas opiniones como formas de vida, y aunque seguramente todos coincidiremos en que lo ideal es contar con habitaciones espaciosas, grandes jardines, áreas de servicio separadas y comodidad en cada rincón, la realidad nos dice cosas muy distintas. Pocas son las viviendas que pueden contar con estas características, y si bien esta diferencia surge a partir de la diversidad socioeconómica de nuestro país, sí existen leyes, reglamentos y tratados que señalan las condiciones mínimas favorables con que deben cumplir, respondiendo a factores como protección ante el medio ambiente, cuidados de salud y hábitos culturales de cada región y comunidad.

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Casas de estilo minimalista por ARKIZA ARQUITECTOS by Arq. Jacqueline Zago Hurtado
CASA ZAGO de ARKIZA ARQUITECTOS by Arq. Jacqueline Zago Hurtado

La Organización Mundial de la Salud indica, en sus Principios de Higiene de la Vivienda, que una vivienda adecuada es aquella que provee protección contra enfermedades transmisibles, traumatismos, intoxicaciones y enfermedades crónicas, por lo tanto debe contar con materiales no tóxicos, una correcta impermeabilización y protección del clima.

Debe contar con espacios que reduzcan al mínimo el estrés psicológico y social, debe contemplar una mejora del entorno habitacional y debe proteger especialmente a las poblaciones expuestas o en condiciones de vulnerabilidad. Así mismo, la Organización de las Naciones Unidas dicta el derecho universal a una vivienda adecuada, la cual señala, entre otras cosas, el derecho a la seguridad de la tenencia, a la disponibilidad de servicios, materiales, instalaciones e infraestructura, a la accesibilidad y a la adecuación cultural, puesto que cada comunidad cuenta con sus propios hábitos y costumbres para morar y convivir en comunidad.   De estos tratados internacionales, que buscan ante todo el bienestar de la humanidad, se desprenden las constituciones, leyes y reglamentos de edificación en los tres niveles de gobierno que en México nos rigen. De esta forma encontramos que una vivienda digna, a la cual se refiere la Ley Federal de Vivienda, indica que ésta debe contar con espacios habitables en donde se desarrollen actividades de reunión o descanso, con dimensiones mínimas de superficie, altura, ventilación e iluminación natural, un baño como mínimo, cocina, una estancia-comedor y dos recámaras, además de espacios auxiliares como zonas de trabajo, higiene y circulación.

Cada reglamento municipal determina numéricamente lo que las viviendas de su región deben contemplar: alturas mínimas respecto a la vialidad, ubicación de ventanas, integración de patios de luz, distancia entre el límite de la propiedad y el acceso a la vivienda, entre muchos otros datos. Pero ¿realmente las viviendas en nuestro país cumplen con todos esos acuerdos?, ¿podríamos considerar que efectivamente todas las viviendas en México son dignas y adecuadas? Y, sobre todo, ¿responden realmente a las necesidades de cada habitante o cada comunidad?

¿Qué significa habitar?

Ciertamente no existe uniformidad en cuanto al bienestar habitacional para todos los mexicanos, pues así como existen grandes y lujosos conjuntos habitacionales en zonas de alta plusvalía, existen también zonas irregulares que nacieron por la necesidad de grupos en condiciones de vulnerabilidad y sin acceso a prestaciones para vivienda.

También existen los grandes desarrollos urbanos cuyo diseño es la réplica de un modelo de vivienda con medidas mínimas pero a muy bajo costo constructivo, y que muchas de las veces no cumplen con los requerimientos que exige la Ley Federal de Vivienda, mucho menos la OMS o la ONU, pero que son las únicas opciones a las que tienen acceso millones de mexicanos trabajadores.

Para poder acercarnos a esta realidad debemos comenzar por cuestionarnos qué significa habitar. “Habitar, para mí, es pertenecer a un lugar en el que el espacio inmediato es capaz de responder a mis necesidades, pero también refleja quién soy y cómo participo en mi entorno. Habitar es interactuar, es sentirse parte de esos espacios y que éstos nos permitan encontrar un lugar propio, único, en armonía con todo lo que nos rodea”, comenta el arquitecto Juan Carlos Loyo, de Juan Carlos Loyo Arquitectura. Él no habla de metros cuadrados ni de condiciones materiales sino de percepción, de las sensaciones que el hábitat produce, incluyendo no sólo a la vivienda sino al entorno mismo, a la interacción que como seres vivos tenemos con él, y a la apropiación que llegamos a hacer con nuestro espacio.

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Salas de estilo moderno por Juan Carlos Loyo Arquitectura
Casa Clemente de Juan Carlos Loyo Arquitectura    

Estos conceptos, percepción, sensación, interacción, se relacionan fuertemente con el bienestar y la calidad de vida, la cual es “un concepto extremadamente subjetivo y muy vinculado a la sociedad en que el individuo existe y se desarrolla”, nos comenta la arquitecta Jacqueline Zago Hurtado, directora de Arkiza Arquitectos. Para ella, “una vivienda digna debe proporcionar aislamiento frente a las condiciones climáticas (…), tener una estructura segura (…), contar con servicios básicos (acceso a agua potable, desagües, energía) y estar ubicada en entornos plenamente equipados, en barrios dotados de servicios urbanos, accesibles, con espacios intermedios de relación que permita la comunicación vecinal”.

La arquitecta Zago habla de viviendas ubicadas en “ciudades vivas”, en donde el desarrollo personal y familiar sea posible a plenitud, además de brindar seguridad jurídica al habitante. El arquitecto Loya complementa: “no se trata de metros cuadrados, la dignidad se refleja en las condiciones para el desarrollo humano y para el bienestar social”.

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Casas de estilo minimalista por ARKIZA ARQUITECTOS by Arq. Jacqueline Zago Hurtado
Terraza de ARKIZA ARQUITECTOS by Arq. Jacqueline Zago Hurtado

Cada vivienda sin embargo, y a pesar de las condiciones culturales de cada región y comunidad, exige ciertas particularidades dependiendo de sus habitantes, de sus edades, condiciones de vida y preferencias. Por lo tanto, menciona el arquitecto Loyo que deben buscarse sistemas de diseño y construcción que permitan ofrecer soluciones a estas particularidades, sistemas incluyentes y flexibles. La arquitecta Zago indica que algunas normas establecen un mínimo de 16 metros cuadrados por habitante de la vivienda, mientras que otras establecen el doble. Sin embargo, la realidad nos muestra algo totalmente distinto en algunos casos, en donde familias de más de cuatro integrantes conviven en una vivienda de apenas 34 metros cuadrados y sólo un dormitorio.

A esta problemática se integra una más: la informalidad e irregularidad de muchas zonas habitacionales que responden a condiciones de marginalidad y pobreza y que fueron edificadas muchas veces a la voz de especuladores, sin el debido estudio de la vocación y uso del suelo y sin buscar un mínimo de condiciones seguras para la construcción.

Soluciones de espacio

En el caso de las viviendas de interés social, cuyo desarrollo se contempla en grandes conjuntos habitacionales que abarcan enormes superficies en las periferias de las ciudades, se llegan a ofrecer terrenos de apenas 75 metros cuadrados con viviendas de 40, incluso de 34 metros cuadrados, con frentes de 5 metros por 15 de profundidad. Además de estas condiciones, por lo general los materiales son de baja calidad, existe infinidad de vicios ocultos, las zonas se encuentran muy alejadas del centro de las ciudades, de los trabajos, de las áreas comerciales, de las escuelas y de los centros de salud, convirtiéndose “en la práctica, en un lugar solo para ir a dormir, al que se sale y se llega después de largos trayectos de transportación”, comenta la arquitecta Zago.

Respecto a la relación que mantienen las prácticas constructivas y de diseño con lo que se considera vivienda digna, la arquitecta Zago puntualiza que “el modelo actual de vivienda en México parece ser anticonstitucional. La construcción (…) se ha dejado en manos de grandes empresas que en la práctica actúan como un oligopolio que ha acaparado las reservas de tierras, impuestos a los precios de la viviendas, la calidad y el tamaño de las mismas, así como el emplazamiento de los hogares para los sectores con menores recursos del país, según el consultor y ex funcionario del sector Jesús García Rojas”.

Menciona que dejar el problema de la vivienda al interés de la iniciativa privada o a la obtención de ganancias puramente económicas, produce efectos sociales adversos para la mayoría de la población, especialmente para los sectores más pobres, generando un crecimiento caótico y desordenado de las ciudades, condenando a la marginalización, a la especulación, a la irregularidad de las viviendas con nulas condiciones de salud, protección, resguardo y confort, en zonas muy apartadas, sin servicios, con mala calidad constructiva, con espacios minúsculos propiciando hacinamiento, problemas psico-emocionales, sociales, culturales, económicos y culturales.

A este respecto, el arquitecto Loyo menciona que, si bien existen estándares regulados, es necesario enfocar el trabajo de la vivienda en los ambientes diseñados, observar los detalles para encontrar soluciones espaciales que realmente respondan en tiempo, forma y costo a los retos de vivienda en nuestro país. “La vivienda no sólo se debe observar como un objeto aislado, tenemos que abrir la visión y entender los conjuntos, ver cómo la inserción de una vivienda afecta a la ciudad y cómo esta puede y debe ofrecer mejores condiciones de vida para las personas dentro y fuera de ella”.

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mx.style.pasillo-hall-y-escaleras.moderno por Juan Carlos Loyo Arquitectura
Casa Estudio Sabinos de Juan Carlos Loyo Arquitectura

El arquitecto Loyo finaliza con la invitación a abrir el diálogo y buscar las mejores soluciones, para que las alternativas constructivas y de desarrollo urbano sean discutidas y valoradas, trascendiendo y reconfigurando las normas y reglamentos que han llegado a ser obsoletos o que on simples réplicas de sistemas sociales distintos a la multiplicidad cultural de nuestro país, convirtiendo su aplicación en un absurdo que se manifiesta en esta realidad. Deben escucharse las necesidades de las personas, conocer las condiciones de los entornos y no limitarse a modelos replicados.

Más allá de las condiciones óptimas señaladas por las políticas públicas y las normas nacionales e internacionales, más allá incluso de quienes cuentan con la posibilidad de acercarse a profesionales para adquirir una vivienda que responda a sus muy particulares necesidades y a su entorno, es necesario revisar el concepto de vivienda digna desde todas sus aristas y contrastarlo con la realidad de la vivienda popular en México, reparando en cada aspecto, desde el económico hasta el social y el cultural, y pensar realmente en que quienes habitan esas viviendas son ciudadanos, personas que trabajan y luchan día a día por un mejor lugar para sus hijos. Es necesario, pues, revisar, proponer y reconfigurar la vivienda en México.

Joelia Dávila

Fuentes:

  • Ley de Vivienda, Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión, Última reforma DOF 20-04-2015
  • El derecho a una vivienda adecuada, Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, ONU-Hábitat
  • Principios de Higiene de la Vivienda, Organización Mundial de la Salud, Ginebra, 1990
  • Entrevista para Grupo Excélsior con el arquitecto Juan Carlos Loyo Arquitectura / Arquitectura, Paisaje y Diseño sustentable
  • Entrevista a arquitecta Jacqueline Zago Hurtado, Directora General de Arkiza Arquitectos

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*Este contenido es publicado con autorización de Homify.