Oaxaca certifica a sus parteras; dan seguimiento a embarazadas y bebés

La Secretaría de Salud del estado, uno de los más pobres de la República, ha capacitado a mil 700 comadronas, con lo cual esperan disminuir muertes maternas en regiones apartadas

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Preparación. Las parteras reciben información sobre el puerperio, vacunas, lactancia y tamiz neonatal. Foto: Patricia Briseño
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Irma Cordero (der.), responsable de Parteras Tradicionales, de la Secretaría de Salud de Oaxaca, ha recorrido ocho regiones del estado organizando pláticas y talleres. Foto: Patricia Briseño
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HUAZANTLÁN DEL RÍO, Oax.

Virgilia Commonfort Villalobos cumplirá  25 años como partera domiciliaria. Su experiencia la ha llevado a atender embarazos y alumbramientos de mujeres, las que, sin importar su estrato socioeconómico, tienen algo en común: le depositan su confianza para que reciba una nueva vida.

Reconoce que perdió la cuenta del número de bebés que ha traído el mundo, pero lo califica como un momento indescriptible, mágico. Ella misma lo vivió cuando trajo al mundo a su primera nieta.

Considera que la efectividad de este tipo de acompañamiento ancestral se debe al ambiente cálido y tranquilo que la futura mamá vive en casa y rodeada de sus seres queridos.

En entrevista con Excélsior, realizada en una pequeña estancia donde recibe a las embarazadas de esta comunidad, localizada en San Mateo del Mar, en el Istmo de Tehuantepec, Virgilia define su oficio como la superación de una serie de pruebas.

Ambas sudan. En cuclillas o sujeta de una hamaca, la futura mamá debe estar atenta a su instinto natural. En no pocas ocasiones requieren de las manos de las hermanas o del esposo.

Por su trabajo, las parteras no reciben paga en las comunidades, aunque todos las reconocen por su labor. Son lideresas naturales.

La mayoría de los partos en esta comunidad indígena son atendidos por ella, aunque hay una clínica del sector salud.

En algunas ocasiones, la partera recibe maíz, una gallina, un cartón de cerveza, tamales o fruta, aunque siempre permanece el lazo de amistad y agradecimiento con la mujeres.

La vía de comunicación entre ellas se comienza a construir antes del alumbramiento, cuando la embarazada le pide su asistencia, pero “luego de atender un  parto —dice— se adquiere un compromiso con  la madre y con el recién nacido, a veces para toda la vida”.

Virgilia es la única partera en su comunidad, tiene 45 años y estudia la secundaria abierta en el Instituto Estatal para la Educación de los Adultos, y aunque de niña se resistió a ser la aprendiz de su madre, también partera, hace más de dos décadas su pueblo le confió la responsabilidad de atender a las embarazadas.

RECONOCIMIENTO

Irma Cordero Córdova, responsable del programa de Parteras Tradicionales, de los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO), considera que el alumbramiento es un proceso fisiológico. No hay horarios. La madre da las pautas, dice qué quiere y qué no. Dar a luz en casa “es hacerlo en un ambiente más íntimo y respetado”.

Desde 1989, comenta, la institución se propuso reconocer las aportaciones de las parteras (matronas) en la práctica de la medicina tradicional. El respeto a los usos y costumbres de las comunidades, entre ellas, “el derecho a parir en posición vertical, si así lo elige la mujer durante el alumbramiento”.

El programa de Parteras Tradicionales, adscrito a la  Dirección de Prevención y Promoción de la Salud, ha conseguido una sinergia entre la medicina científica y el modelo tradicional de partería, con el objetivo de promover el respeto a la decisión de la mujer de adoptar la posición que mejor le acomode para parir, especialmente en las poblaciones indígenas.

Cordero Córdova es enfermera egresada de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, desde hace 38 años se ha dedicado a recorrer las ocho regiones. Organiza talleres y pláticas, prepara sus materiales didácticos. En varias ocasiones va acompañada por un traductor de lengua indígena.

La enfermera sabe que tiene que ser muy clara y repetir los temas, pues muchas de las parteras son ancianas, no saben leer ni escribir. Todo lo dicho en los talleres se les quedará grabado en la memoria.

Su metodología en los cursos de capacitación implica un diálogo entre iguales, tampoco les falta al respeto diciendo que llegó para “enseñar”, pues  “ellas son sabias, tienen experiencia, han traído muchos niños y niñas al mundo”, subraya.

“A ellas las actualizamos en temas como el seguimiento del embarazo, parto y puerperio; la importancia del ácido fólico en las primeras semanas de gestación, el tamiz auditivo, el tamiz metabólico, la aplicación de vacunas, lactancia materna, equidad de género y violencia intrafamiliar, entre otros”.

Recuerda a las ancianas escuchando y participando gustosas en las dinámicas para entender la conformación de las células,  mientras que otras preguntan desinhibidas.

De su trabajo le gusta que pueda ejercer el legado de sus ancestros, la partería, pues se considera dichosa por recibir a una nueva vida. “Acompañar a la mujer y al bebé en su lucha”.

DISMINUYEN MUERTES

La enfermera considera un logro que a través del programa de parteras tradicionales la Secretaría de Salud haya contribuido a la disminución de la muerte materna y del producto, a partir de la atención que ellas ofrecen a las embarazadas durante las etapas de parto, puerperio y al recién nacido.

“Tengo, en el estado de Oaxaca, la responsabilidad de llevar este programa, donde tenemos mil 700 parteras certificadas, capacitadas para darle seguimiento a embarazadas y bebés”.

Asegura que en 2015, en el caso de las parteras capacitadas por los Servicios de Salud del estado, de los más de mil partos certificados no se registraron defunciones.

Además del seguimiento de la embarazada, la partera escucha e involucra a la embarazada. Es un parto humanizado que toma en cuenta los sentimiento; se  pude opinar y ser protagonista del parto”.

Lamentablemente el programa de Parteras Tradicionales no cuenta con recursos financieros suficientes para poder ofrecerles una beca por el trabajo de apoyo que entregan para la atención del embarazo, parto y puerperio.

De acuerdo con especialistas en ciencia médica, los beneficios de la partería van desde la reducción de cesáreas (México registra 38% de nacimientos por esta vía, cuando lo recomendado por la OMS es no rebasar 15%) hasta la disminución de muertes maternas (en 2010 la tasa se ubicó en 49.5 por 100 mil nacidos vivos), y erradicar la violencia obstétrica ofreciendo un trato más humano que permita a la mujer decidir con libertad dónde, cómo y con quién desea parir.