El humo que no vemos: incendios podrían contaminar mucho más de lo pensado
Estudio global revela que incendios forestales emiten más gases contaminantes de lo estimado, agravando riesgos para calidad del aire y salud

A medida que los incendios arrasan el paisaje, expulsan gases y partículas en suspensión; sin embargo, su impacto en la contaminación atmosférica podría estar subestimado, según un trabajo de expertos de la Universidad de Tsinghua, en China.
De acuerdo con la revista Environmental Science & Technology, de la Sociedad Americana de Química, en todo el mundo los incendios forestales y las quemas prescritas podrían emitir considerablemente más gases de lo que se pensaba, incluidos los que contribuyen a la contaminación atmosférica. Los investigadores identificaron varias regiones con altas emisiones derivadas de incendios forestales y de la actividad humana, lo que plantea complejos desafíos para la calidad del aire.
Nuestras nuevas estimaciones aumentan las emisiones de compuestos orgánicos procedentes de incendios forestales en aproximadamente 21%”, señaló Lyuyin Huang, investigadora de la Universidad de Tsinghua y primera autora del estudio. “El inventario sienta las bases para una modelación más detallada de la calidad del aire, la evaluación de riesgos para la salud y el análisis de políticas climáticas”.

Compuestos invisibles con efectos visibles
Cada año, grandes extensiones de bosques, pastizales y turberas se queman en incendios forestales, liberando a la atmósfera una compleja mezcla de vapor de agua, cenizas y compuestos a base de carbono. Algunos de estos compuestos son gases conocidos como compuestos orgánicos volátiles (COV). Otros, que se evaporan y se convierten en gases a temperaturas más cálidas, se conocen como compuestos orgánicos intermedios y semivolátiles (COVIO y COVSE, respectivamente).
En el aire, estos compuestos parcialmente volátiles forman partículas finas, contaminantes que pueden ser dañinos al inhalarse, con mayor facilidad que los COV.
No obstante, la mayoría de los estudios que evalúan las emisiones de incendios forestales pasan por alto los COVIO y COVSE debido a su gran volumen, lo que dificulta su medición. Por ello, los investigadores buscaron incluir las emisiones de COVIO y COVSE junto con las de COV, a fin de ofrecer una mejor comprensión del impacto de los incendios forestales en la calidad del aire, la salud y el clima.

Metodología y hallazgos clave
Para ello, accedieron a una base de datos sobre la superficie terrestre quemada por incendios forestales globales en bosques, pastizales y turberas entre 1997 y 2023. También recopilaron datos sobre COV, COVIO, COVSE y otros compuestos orgánicos de volatilidad extremadamente baja emitidos por cada tipo de vegetación. En los casos sin mediciones de campo, recurrieron a experimentos de laboratorio para predecir los compuestos liberados.
Posteriormente, el equipo combinó estos conjuntos de datos y calculó las emisiones anuales a escala mundial.
En total, estimaron que los incendios forestales liberaron en promedio 143 millones de toneladas de compuestos orgánicos volátiles cada año durante el periodo analizado. Esta cifra es 21% superior a las estimaciones previas, lo que sugiere que las emisiones de los incendios forestales, en particular de COVIO y COVSE, podrían causar más contaminación atmosférica de lo que se creía.
Incendios y actividad humana: un problema compartido
Al comparar estas emisiones con estimaciones previas de las actividades humanas, los investigadores hallaron que las emisiones antropogénicas fueron mayores en general; sin embargo, ambas fuentes liberaron cantidades equivalentes de COVIO y COVSE.

Además, la comparación reveló múltiples focos de emisiones tanto de incendios forestales como de actividades humanas, entre ellos:
- Asia ecuatorial
- África del hemisferio norte
- Sudeste asiático
El estudio concluye que los desafíos de la contaminación atmosférica en estas regiones son complejos y requieren estrategias diferenciadas para reducir las emisiones tanto de incendios como de actividades humanas.
De acuerdo con datos del Global Fire Emissions Database (GFED4.1s), utilizados ampliamente en estudios climáticos y de calidad del aire, los incendios forestales representan entre 30 y 40% de las emisiones globales de carbono orgánico primario en años de alta actividad ígnea, con picos asociados a eventos de El Niño.
En 2023, por ejemplo, los incendios liberaron más de 2 mil millones de toneladas de CO₂ equivalente a nivel mundial, según estimaciones del Copernicus Atmosphere Monitoring Service (CAMS).
Investigaciones recientes destacan que en México, durante 2022, los incendios forestales contribuyeron hasta con 18% del material particulado fino (PM2.5) medido en algunas zonas del centro y sur del país, particularmente durante la temporada seca, lo que refuerza la relevancia de incluir COVIO y COVSE en los inventarios de emisiones para evaluar de forma más precisa los riesgos a la salud pública y el impacto climático.
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