EL PREMIO NACIONAL DE ARTES
Se dieron a conocer los premios nacionales de Arte y Literatura de este año. Lo recibirán Agustín Monsreal, Irma Palacios, Humberto Ruz Sosa y Yolanda López Márquez. Emmanuel Carballo escribió que los años cincuenta son la gran década de las letras mexicanas, pues en ella coincidieron personajes de los grupos más representativos, no pocos de ellos ganadores del Premio Nacional, como Alfonso Reyes, Mariano Azuela, Martín Luis Guzmán, Carlos Pellicer, Ángel María Garibay, Jaime Torres Bodet, Salvador Novo, José Gorostiza, Justino Fernández, Silvio Zavala, Juan Rulfo, Daniel Cosío Villegas, Rodolfo Usigli, Agustín Yáñez, Rubén Bonifaz Nuño, Edmundo O’Gorman, Panchito Monterde, Efraín Huerta, Antonio Gómez Robledo, Octavio Paz, Fernando Benítez, Juan José Arreola, José Luis Martínez, Mauricio Magdaleno, Elías Nandino, Jaime Sabines, Carlos Fuentes, Marco Antonio Montes de Oca, Rafael Solana, Alí Chumacero, Eduardo Lizalde, Juan García Ponce, Salvador Elizondo, Fernando del Paso, José Emilio Pacheco, Sergio Pitol, Andrés Henestrosa, Juan Miguel Lope Blanch, Emilio Carballido, Germán List Arzubide, Antonio Alatorre, Margit Frenk, Vicente Leñero, Luisa Josefina Hernández, Elena Poniatowska, Margo Glantz, Carlos Monsiváis, Emmanuel Carballo y quizás alguno más. Se puede discrepar con la inclusión de uno u otro de los mencionados, pero es innegable que se trata, por mucho, de la más importante nómina literaria que ha dado México. Y ninguna de los mencionados solicitó el premio, requisito humillante que ahora se exige a los aspirantes.
MARX SE CONVIRTIÓ EN SACERDOTE
Sí, Marx Arriaga pasó de ser simple rémora de la religión cuatrotera para convertirse en sacerdote del culto al Dios de Palenque. El responsable de la desastrosa edición de libros de texto gratuito ahora la emprende contra la SEP, en la que cobra como funcionario, y acusa a Mario Delgado de “privatizar la educación” (que sea menos), por lo cual llama a crear “Comités para la Defensa de la Nueva Escuela Mexicana” (je, je) y mantener su fe en “los valores del obradorismo” (cualquier cosa que eso signifique) para hacerle contrapeso a los funcionarios que hoy manejan la educación. La prédica del ridículo personaje arrea contra todo el presente gobierno federal que, según dice, niega a la base magisterial su derecho a la autonomía. Se espera que don Marx reciba pronto una fuerte patada en el trasero.
LAGARDE, A LA ACADEMIA DE ARTES
En un país de grandes fotógrafos, la Academia de Artes recibió antier como miembro de número a Patricia Lagarde (Ciudad de México 1960), quien leyó su discurso de ingreso, el que fue respondido por Nunik Sauret. La Academia ha tenido en sus filas a grandes maestros de la cámara, como Manuel Álvarez Bravo, Héctor García y Graciela Iturbide, pero se dejó fuera a figuras como Lola Álvarez Bravo o Mariana Yampolsky. Ahora mismo se opta por cerrar las puertas a personajes como Pedro Valtierra, Rogelio Cuéllar o Maya Goded. En fin, varios de los que están dentro merecen ser académicos, pero de las Academias Vázquez.
¿Y EL CUIDADO DE LOS MONUMENTOS? En julio, la alcaldesa de Cuauhtémoc, Alessandra Rojo de la Vega, ordenó retirar del jardín trasero del Museo de San Carlos las esculturas del “par de asesinos” Fidel Castro y el Che Guevara, obra estéticamente cuestionable de Óscar Ponzanelli. Peor les ha ido a otras esculturas, como la de José María Velasco en la alcaldía Gustavo A. Madero, con el basamento pintarrajeado y sin el brazo derecho. En similar abandono están las de Diego Rivera y Frida Kahlo que se hallan atrás de la alcaldía Venustiano Carranza, pues la del muralista ya se quedó sin una mano y la pintora perdió un brazo. Evelyn Parra, alcaldesa morenista, no se ha dado por enterada. Por eso cabe preguntar: ¿quién cuida los monumentos?
