Crisis económica, en puerta para Brasil

El país sudamericano sufre más que cualquier otro por cuestiones locales, como la alta inflación, el poco crecimiento del PIB en los últimos tres años o la caída del valor de las exportaciones

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CIUDAD DE MÉXICO, 30 de septiembre.- Hace medio año que la economía brasileña navega en medio de un temporal. El dólar se disparó y el ciudadano brasileño siente sus efectos a la hora de realizar cualquier viaje, compra en el extranjero o productos de importación. En seis meses el real se devaluó cerca de 30% en relación a la moneda de Estados Unidos.

El motivo que justifica la caída del real se sitúa en un escenario global. El dólar se está apreciando más porque hay una previsión de cambio en la política monetaria de Estados Unidos. La Reserva Federal estadunidense (FED) destina 85,000 millones de dólares mensuales en compras de bonos y títulos hipotecarios para apoyar a la economía del país. Eso ha conllevado que los capitales internacionales se hayan marchado a la economía americana, para posicionarse frente a una subida de intereses, y eso ha producido la devaluación de las monedas de todos los países emergentes.

Sin embargo, Brasil sufre más que cualquier otro por cuestiones domésticas, como la alta inflación, el poco crecimiento del PIB en los últimos tres años o la caída del valor de las exportaciones. La economista Margarida Gutierrez, profesora de la Universidad Federal de Río de Janeiro, además añade la incertidumbre típica preelectoral. “El gobierno de Dilma Rousseff interviene en exceso en la economía del país. Interviene en  los bancos, los precios, las entradas y salidas de capitales, en la inflación y hasta en las cuentas del gobierno. Hay muchos artificios contables para ocultar su verdadero nivel de deuda”.

Según Gutierrez, el intervencionismo del gobierno tiene un efecto negativo en la economía ya que las leyes cambian cada día. “Bajan la tasa de cambio, luego la suben. El Banco Central ha perdido autonomía. Muchas veces no ha podido subir la tasa de interés porque al gobierno no le convenía en aquel momento y todo ello ha desembocado en una pérdida de credibilidad en la conducción de la política económica”.

El éxito económico de Brasil entre los años 2003 y 2008, durante la legislatura del presidente Lula da Silva, ha sido impulsado por los altos precios de las materias primas –las exportaciones se triplicaron en cinco años– y por el surgimiento de una clase media de consumidores con un acceso más fácil al crédito. No obstante, el ritmo de las exportaciones iba gradualmente descendiendo; la caída en los precios de las materias primas afectó directamente los ingresos del país y el empleo industrial se desplomó.

Tras varios años brillando, ahora Brasil sufre un estrangulamiento del crecimiento económico. Después del extraordinario 7.5% del PIB que se alcanzó en 2010, en 2011 se desaceleró hasta 2.7, siguió la bajada con 0.9 durante 2012 y los pronósticos para 2013 tampoco son nada positivos.  

Ahora Dilma Rousseff, economista de formación y considerada una de las mujeres más poderosas del mundo, tendrá que continuar guiando la economía del país desde el proteccionismo e intervencionismo como lo ha hecho hasta ahora o cediendo a una abertura.

¿Cómo afecta la subida del dólar a la población brasileña?

El índice de confianza entre consumidores y empresarios está en los niveles de 2008 y 2009, en plena crisis financiera mundial. Los primeros lo notan en la compra domestica en el supermercado. La producción es más cara y el precio de los alimentos sube. Los segundos lo notan en la deuda que tienen en dólares.

La industria brasileña ha perdido competitividad frente a los productos importados. En algunos casos, sale más a cuenta importar que producir. Sibelle de Medeiros, estudiante en Río de Janeiro nacida en el sur del país, nota la subida de precios con los alimentos básicos que consume. Ella disfruta de una beca para realizar su máster, de 680 dólares mensuales. “La leche, por ejemplo, estaba a menos de 2 reales en mi estado, Río Grande del Sur, ahora está a casi 3. El pan también ha aumentado porque el trigo viene de Argentina. Estoy haciendo muchos más esfuerzos para ahorrar; si no hay promociones no compro”, comenta.

Por el momento, esta inflación no afecta al precio del petróleo. PetroBras, la gran empresa petrolera brasileña, ha disminuido su margen de beneficio, porque el precio viene fijado por el gobierno, el mayor accionista de la empresa. Y en este caso el gobierno ha optado por no hacer el reajuste del precio de la gasolina.

Previsiones futuras

Consciente de los beneficios potenciales, el gobierno de Rousseff ha presionado por la venta de concesiones de infraestructuras como autopistas, ferrovías, puertos y aeropuertos a consorcios público-privados, su gran apuesta para acelerar el crecimiento del país.

Según explicó la semana pasada el ministro de Hacienda, Guido Mantega, los bancos privados también se sumaron al pacto, al que ya se incluyó a los grandes bancos públicos. “Es un modelo a largo plazo, en el que hay un periodo de gracia y luego unas tasas bajas”, comenta.

Si el programa se lleva a cabo de acuerdo con su planeación podría llegar a cambiar la escala productiva de Brasil. La buena infraestructura significaría la consecuente reducción de los costos de producción, y esto provocaría una reducción de la inflación. Brasil tendría su propia industria que le permitiría exportar más e importar menos.

El programa de concesiones está pensado para que tenga sus efectos a partir de 2015, pero quien busque soluciones rápidas e instantáneas, no las obtendrá. Según apuntan los analistas y expertos, la divisa norteamericana seguirá cotizándose entre los 2 y 2.4 reales en los próximos seis meses.

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