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Función

Vuela alto, Gran Caifán 

Figuras del cine e instituciones nacionales despidieron al actor Ernesto Gómez Cruz, luego de darse a conocer su deceso a los 90 años; el Palacio de Bellas Artes abrirá su Sala Principal para brindarle un homenaje

Lucero Calderón | 08-04-2024
Ernesto Gómez Cruz
Aunque no se han revelado más datos sobre su muerte, se ha dicho que Gómez Cruz mostró indicios de Alzheimer, pero jamás se confirmó.

Ernesto Gómez Cruz, aquel hombre que en su juventud trabajó de lo que pudo en el puerto de Veracruz, que aprendió el oficio de la fotografía y que gracias a un muchacho llamado Javier Amezcua (colaborador de Luis Buñuel en Los olvidados) conoció el mundo del teatro y después el del cine, en el que se consolidó como uno de los mejores actores de su generación, falleció el sábado a los 90 años, dejando un legado de 57 años de trabajo actoral y cerca de 200 producciones audiovisuales en las que dejó una rúbrica muy particular, por algo Guillermo del Toro lo llamó El mero mero.

“La Asociación Nacional de Actores lamenta el sensible fallecimiento de nuestro compañero Ernesto Gómez Cruz. Nuestras condolencias a sus familiares, amigos y compañeros,  la comunidad artística en México sufre hoy la pérdida de un gran artista y compañero. Que en paz descanse Ernesto Gómez Cruz”, así fue como la ANDA dio a conocer a medianoche su deceso, cuyas causas se desconocen.

Originario del estado de Veracruz, Gómez Cruz llegó a este mundo el 7 de noviembre de 1933. Hijo de una ama de casa y de un albañil y pasante de bombero, el joven Ernesto sintió una inclinación hacia la música; sin embargo, fue consciente de que no tenía la voz para desempeñarse como cantante. Con tan sólo la primaria concluida, Gómez Cruz se empleó en cualquier cosa en Veracruz, como ayudante de muelle, barrendero cantante de camiones o entretenedor de turistas para sacar el dinero que le permitiera salir avante, sin imaginar que, años más tarde, trabajaría en cine con grandes realizadores como José El Perro Estrada, Felipe Cazals, Arturo Ripstein, Jorge Fons, Luis Estrada y Matilde Landeta. 

“Yo soy  actor, lo descubrí tarde y tarde me quiero alejar de la actuación, pero me voy a alejar cuando ya no respire, cuando ya no pueda abrir mis ojitos, o sea, cuando ya esté tendido, solamente así podré dejar de actuar”, comentó Ernesto Gómez Cruz hace doce años al programa TAP, Taller de Actores Profesionales. 

Su irrupción en el mundo del arte se dio cuando Javier Amezcua, quien tuvo una fugaz presencia en el cine mexicano al darle vida al chicharronero Julián en Los olvidados, de Luis Buñuel, se lo encontró deambulando en el malecón de Veracruz y le pidió que fuera su ayudante para retratar a las parejas que se casaban en el Registro Civil del lugar.

Gómez Cruz aceptó la oferta y tras unos años de fungir como fotógrafo, siguió a Amezcua para unirse a una compañía teatral que les llevó en la década de los 50 al entonces Distrito Federal.

Con ganas de seguirse superando, un Gómez Cruz veinteañero pidió insistentemente una beca para estudiar en Bellas Artes, pero por la edad ya no podía aplicar para una. 

“Yo, iletrado, se me ocurrió llegar a la oficina de Pilar Crespo y Héctor Azar, que estaban al frente del Teatro Foráneo, para pedirles una beca. Yo sólo tenía la primaria y yo ya tenía veintitantos años, por lo que mi edad ya no funcionaba para becas. En ese tiempo, todos los días, tanto en la mañana como en las tardecitas, antes de que salieran de la oficina, yo los molestaba para que me dieran una. Les decía: ‘No quiero ser improvisado, soy adulto, tengo familia, descubrí muy tarde mi vocación, pero no quiero ser improvisado, ayúdenme, quiero ser actor preparado y quiero estudiar en Bellas Artes’. Total, los cansé y me la dieron. Así que entré a Bellas Artes a estudiar con los mejores maestros de aquella época”, rememoró Gómez Cruz.

Ese mundo teatral le permitió conocer a varios colegas, como fue Sergio Jiménez, quien un día llegó a decirle que  estaban haciendo el casting para una película de Juan Ibáñez, con guion de Carlos Fuentes, que llevaría por nombre Los caifanes, y había pensado en él para que casteara a El Azteca.

Un nervioso Gómez Cruz hizo el casting, sedujo con su presencia al director y gracias a ese debut en cine, en 1967,  el jarocho comenzó una prolífica carrera en el ámbito cinematográfico. 

De esta cinta, protagonizada por Julissa, Enrique Álvarez Félix, Oscar Chávez, Sergio Jiménez y Eduardo López Rojas, se recuerda de El Azteca aquella frase de la cultura popular que dice: “Esta noche no nos toca todavía. Luego levantas los tenis y no te enteras de tu propio guateque cadavérico”. Por este trabajo don Ernesto obtuvo la Diosa de Plata. Cabe decir que con su partida se va el último varón de protagonistas de Los caifanes, pues, salvo Julissa, todos los demás trascendieron años atrás. 

“Esos fueron mis inicios. Cuando yo vi la película no me la creía. Yo quería hacer teatro y de teatro es de lo que menos he hecho”, rememoró en TAP. 

En cine, Gómez Cruz interpretó a distintos personajes que han trascendido y se han quedado en el imaginario colectivo nacional, tal como lo hizo con el caifán El Azteca, también pasó con Don Ruti, aquel macho mexicano que sentía gran atracción por jovencitos en El callejón de los milagros, de Jorge Fons; con don José Reyes, el líder de un cártel del crimen organizado con altos valores morales y un lenguaje altisonante en El infierno, de Luis Estrada; con el obispo curioso de El crimen del padre Amaro, de Carlos Carrera;  con el pueblerino Lucas García cuya vida acaba muy mal cuando le da posada a un grupo de estudiantes acusados de comunismo o con Dionisio Pinzón, un apostador de gallos que lo pierde todo por amor en El imperio de la fortuna, de Arturo Ripstein. 

“El libro más grande que Dios nos pudo haber dado fue la calle. Abre tu ventana, sal a la calle y estudia a los personajes con los que te cruces. Mi libro es la calle  y cuando voy en la calle veo los rostros de las personas y yo mentalmente les invento una historia. Esa historia para mí es como si fuera el análisis del texto en el escritorio, nada más que yo no lo estoy estudiando según el profesor tal o el autor tal, yo lo aplico a la gente que veo en la calle. ¿Por qué? Porque estoy en México, estoy en mi mundo y es aquí en donde aplico los conocimientos que aprendí en la calle”, relató el finado actor. 

A lo largo de su carrera, Gómez Cruz fue nominado en 12 ocasiones al Premio Ariel, llevándose seis de esas estatuillas, siendo así el segundo con más nominaciones y estatuillas ganadas y sólo detrás de Damián Alcázar.

El primer Ariel que recibió el finado actor fue en 1975 como Mejor coactuación masculina por La venida del rey Olmos, de Julián Pastor. Un año después obtuvo el Ariel a Mejor coactuación masculina por Cartas de Marusia, de Miguel Littin; en 1977, bajo la dirección de José Estrada (papá de Luis Estrada), obtuvo su tercera estatuilla a Mejor coactuación masculina por Maten al león y el mismo año ganó también otro en la misma categoría por Cadena perpetua, de Arturo Ripstein. 

En 1983, bajo la dirección de Alejandro Pelayo, actual titular de la Cineteca Nacional, Gómez Cruz se alzó con el Ariel a Mejor Actor por La víspera y en 1987 sumó otra por El imperio de la fortuna, de Ripstein.

Aunque tuvo otras nominaciones, tuvieron que pasar 27 años para que la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) le otorgara el Ariel de Oro para reconocer su presencia, aporte y trayectoria en el séptimo arte.  La última vez que fue nominado al Ariel fue en 2019 por su trabajo en De la infancia, de Carlos Carrera. 

Otras producciones fílmicas en las que participó fueron: Zapata, Auandar Anapu, El norte, Nocturno a Rosario, Santo: El enmascarado de plata, Pasaporte a la muerte, Chacales de la frontera, Una papa sin catsup (protagonizada por Gloria Trevi y dirigida por el hoy controversial Sergio Andrade), Lo que importa es vivir, La ley de Herodes, Santos peregrinos, Un mundo maravilloso, El viaje de Teo, Bandidas, Familia Gang, Las delicias del poder y Girón de niebla.  

En televisión, el intérprete que en 2003 recibió la Medalla de la UNAM, también tuvo un paso importante. Fue parte de producciones como Muchacha italiana viene a casarse, La hora marcada, Mi segunda madre, El padre Gallo, Mujer, casos de la vida real o El vuelo del águila, novela de corte histórico donde le dio vida al expresidente Benito Juárez. Cabe destacar que este personaje lo interpretó en dos ocasiones y la otra fue en la cinta Visita al pasado, de René Cardona. 

Aunque de joven su idea fue dedicarse al teatro, Gómez Cruz enfocó más su carrera en el cine y la televisión. Salvo cuando estudió en Bellas Artes, en teatro fueron pocas sus intervenciones y se le recuerda en el musical Aventurera, junto a la también finada Carmen Salinas, en donde le daba vida al comandante Treviño, personaje que hizo durante 14 años. 

Lamentablemente en los últimos años y debido al desgaste físico, sumado a la pandemia, el actor no fue convocado a ningún proyecto.

 La Cineteca Nacional  realizó en 2022 algunas proyecciones a beneficio de Ernesto Gómez Cruz para ayudarle en los momentos difíciles, entre ellas La víspera, El imperio de la fortuna y El infierno. En una de sus últimas apariciones públicas el intérprete veracruzano habló de lo mal que la estaba pasando ante la falta de oportunidades.

“Económicamente, mal. No puedo contestar una mentira, ando mal, pero ahí ando. Gracias a Dios, nunca me ha faltado qué comer y dónde vivir, así que yo le agradezco a Dios todo lo que me ha dado. Yo quisiera pedirles a los productores que si ellos tienen la posibilidad de llamarme para darme trabajo se los voy a agradecer toda la vida”, comentó Gómez Cruz hace cinco años a TV Azteca. 

Aunque no se han revelado más datos sobre su muerte, se ha dicho que Gómez Cruz mostró indicios de Alzheimer, pero jamás se confirmó.

En 2023 la actriz Zaide Silvia Gutiérrez, comentó al programa Todo para la mujer, de Maxine Woodside, que el actor sufría episodios de pérdida de memoria. Esta idea la reforzó el propio actor años atrás cuando comentó en un evento en la Cineteca Nacional.

“Hace unas semanas, muy delicado, perdí la memoria. Perdí la memoria, no fue por golpe, pero de repente perdí la memoria y ya no sabía quién era y al tratar de recordar, gracias a mi familia que me ayudó, estoy recuperándome. Pero yo salir solo no me atrevo, pero regresar, se me dificulta. Hasta ahora no ha habido un diagnóstico serio porque tampoco he tenido la oportunidad de estar viendo al especialista porque he visto la mejoría de este trance”, relató en 2019 el actor que le dio nombre al Centro Cultural de las Artes Escénicas de Tlatelolco. 

Su último trabajo fue como secretario de jubilación en la ANDA. Al no conseguir trabajo actoral encontró un consuelo en  esta labor. 

“Me siento útil”, decía quien en 1986 recibió la Concha a Mejor Actor en el Festival de Cine de  San Sebastián por El imperio de la fortuna.  El actor fue recordado y despedido ayer en un homenaje en la colonia Juárez.

 

 

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