Lol Tolhurst, la redención de un chico imaginario
El exbaterista de The Cure cuenta a Excélsior, entre otras cosas, la dependencia que viven él y Robert Smith. Presentó su nuevo libro en la CDMX

CIUDAD DE MÉXICO.
Las creepers (zapatos) que Lol Tolhurst solía usar en su despertar como punk en Reino Unido han sido cambiadas por unos Vans negros, una extensión y aportación que el sur de California ha añadido a su espíritu aún indomable.
Sigue vistiendo de negro para su tercer día en México, tomando café, té y unas galletas de nuez que en nada se parece a la amargura y adictivo sabor que fue el vino tinto, la cerveza de pub y cualquier sustancia etílica que se le cruzara durante su tiempo como baterista y fundador de The Cure.
“Quisiera disfrutar más, pero la vista no es tan bella en cuatro paredes”, es la primera intervención, humorística, que realiza al atender una entrevista con Excélsior al interior de una habitación de la editorial Malpaso, a propósito de la edición de su primer libro Cured. The Tale of Two Imaginary Boys.
Se trata de la narración desde su punto de vista de cómo él y Robert Smith comenzaron la banda en la perpetua llovizna que envolvía su natal Crawley, en Inglaterra y, al mismo tiempo, una redención consigo mismo, con sus amigos y la familia que arruinó por sus impertinentes actos a consecuencia de su interminable borrachera.
Se le cuestiona que si su padre, un veterano de la Segunda Guerra Mundial, no hubiera sido un hombre alcohólico —justificado por el estrés postraumático— y desinteresado en su familia, él estaría tocando con The Cure el 8 de octubre en el Foro Sol, es decir, jamás hubiera sido expulsado por Robert ni hubiera dicho que la mitad del disco Disintegration era una porquería.
“Deben saber que, a la fecha, ni siquiera me acuerdo cuándo ni qué día falleció mi papá”, dice Lol, con la mirada clavada al piso, “con eso les digo todo; ni aunque fui compasivo con él tras la muerte de mi madre (a causa de cáncer)”, agrega.
“Hace poco me lo pregunté también, porque en el libro narro cómo en casa de Robert era diferente; yo les preocupaba aunque no fuera su hijo. Un ambiente muy caluroso para ser una familia británica. Hace pocos meses el padre de Robert falleció. Le escribí y le dije: ‘Lo siento. Es muy triste porque, para mí, tu padre fue como un verdadero padre, justo en la adolescencia que necesitaba una figura como la de él’”.
Lol hace una pausa, se toma la barbilla dramatizando el pasaje y lamentando de verdad esa muerte. “Él recordaba mi cumpleaños cada año desde que me conoció hasta su muerte. Todos los años me enviaba mensajes, aun sin tener ningún parentesco conmigo, pero llegó a los 90 y nunca se olvidó de mí. Quiero decir que para muchos significaría nada, pero para mí lo fue todo”.
Su manera de expresarse es pasiva, pero denotaba implícitamente esa culpabilidad hacia su verdadero patriarca, la cual trató de disfrazar con actos como comprarle una televisión cada que se averiaba.
Él y Robert se conocieron a los cinco años. Subían tomados de la mano al camión que los llevaba al colegio. En la juventud, formaron Malice, que terminó por convertirse en Easy Cure y finalmente The Cure; retaron a los skinheads de extrema derecha y aguantaron ser llamados “maricones” por extrovertidos, greñudos y outsiders dentro de los pubs.
Capítulo tras capítulo, Lol desmenuza esa complicidad que había entre él y Robert. A todos lados iban juntos, hasta quedaron suspendidos y a punto de caer por un barranco por manejar ebrios. Los hechos, se le señala al baterista, denotan una especie de codependencia, aún en la ausencia, pues es común que Robert siga hablando de él en sus entrevistas.
“Dependencia, codependencia, verdaderamente no puedo atreverme a hacerlo. Nos conocemos desde hace más de 50 años, con todo lo que implica una amistad, a uno lo conoces tan bien que sabes sus historias desde un niño hasta convertirse en adulto. Sé cosas de él que nadie más sabe, y que jamás me atrevería a contar, y viceversa.
“Es importante la confidencia, pero al mismo tiempo destructiva. Como a un hermano, lo amo, con sus altibajos como toda relación…”, titubea, piensa, se ríe y al final acepta, “pues sí, dependencia es la palabra correcta después de todo”, y ríe una vez más.
A lo largo de la plática, lo confirma inconscientemente. La primera copia de Cured, antes de su publicación, fue enviada a Smith esperando que hiciera algunas correcciones o precisiones.
Lo hizo, pero un año después y por correo electrónico. El hombre del cabello enmarañado se había volado, muy típico de él, y le hizo señalamientos de una época que Lol ya ni vivió, pues fue despedido del grupo amablemente a través de una misiva que su amigo escribió de su puño y letra en 1989.
Narra que su respuesta literalmente fue: “ups, disculpa, mi error”. Con esto quiere decir que sigue existiendo la relación, no por nada Tolhurst regresó a tocar una vez más con The Cure en 2011, año en el que además de la sobriedad, ya era rodeado por el aura de un hombre de familia, esposo y padre de Gray, también músico.
Lo romperá
En la recta final de los 15 minutos que otorga el baterista, toca la actualidad del grupo. Sabe que The Cure vendrá a tocar al Foro Sol dentro de un mes. Ha visto anuncios y de pronto él promueve su libro. Acepta que no lo planeó, pero que le gustaría ver un show de la banda en la CDMX.
Sigue hablando con todos los actuales y exintegrantes de The Cure, excepto con Perry Bamonte, quien fuera tecladista y guitarrista desde el álbum Wish (1992) hasta el homónimo, lanzado en 2012.
- Lol, ¿crees que Robert está frustrado por no poder romper el récord del concierto más largo en la historia, cuyo récord lo tiene Bruce Springsteen?
“Supe de ese concierto. Fue asombroso. Y conociendo a Robert no se va a quedar con las ganas, no sé si esta vez o
una futura, pero va a intentar hacer el concierto más largo, no me sorprendería si lo intenta el próximo mes”, opina.
Aquella vez, The Cure, que tocó cuatro horas y tres minutos el 21 de abril de 2013, en el cumpleaños 53 de Smith, se quedó a tres minutos del récord impuesto por The Boss.
Los tiempos son apresurados para Lol, está por atender una presentación de su libro acompañado por fans y con la presencia del promotor Héctor Mijangos; se toma fotos, firma libros, sigue tomando café. Anhela salir a pasear por la CDMX, dice. Pero no le molesta atender a los fans de The Cure, los que aprecian del disco Three Imaginary Boys (1979) al Disintegration (1989).
- Lol, ¿a tus 60 años aún te consideras un Imaginary Boy? “Sí lo soy”, interviene tajantemente, “la gente confunde el punk como una etapa infantil y juvenil, pero para mí es mi estilo de vida, de enfrentarte al mundo, de eso se trató ese disco (Three Imaginary Boys) de pensar en nosotros mismos como sujetos en el mundo, así que, aún lo soy”, dice.
Da un sorbo a su café y antes de irnos, dice: “y si les gustó el primero, esperen al segundo, quizá un par de años”.
Sólo para fans
"Me es difícil y no suelo escuchar el resto de los discos de The Cure, porque no siento conexión. No lo hago seguido para ser honesto", dijo Lol Tolhurst durante su presentación de Cured, para fans, en la librería El Sótano respecto a los discos que sacaron después de su expulsión en el 89.
Agregó que es posible que Robert Smith haga un libro sobre la historia de The Cure, pero que no está tan seguro. Además, bromeó sobre que alguien le dio una playera con la leyenda "Soy el LOL original", en alusión al uso de esas iniciales para señalar risa en mensajes de texto. Por dos horas, Lol se tomó fotos con los fans y firmó, no sólo libros, sino también viniles de su estancia en The Cure.
Libro
TÍTULO: Cured. The Tale of Two Imaginary Boys.
AUTOR: Lol Tolhurst, exbaterista y confundador de The Cure.
Editorial: Malpaso
Precio: 391 pesos.
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