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Función

Columba Domínguez murió por neumonía

La actriz sonorense falleció a los 85 años; fue uno de los últimos eslabones de la Época de Oro del cine mexicano

Lucero Calderón | 15-08-2014

CIUDAD DE MÉXICO, 15 de agosto.- Columba Domínguez, considerada una de las actrices más emblemáticas de la Época de Oro del cine mexicano, la primera en realizar un desnudo, falleció la noche de este miércoles a los 85 años en la Ciudad de México, a causa de una neumonía y de un paro cardiorrespiratorio, tras permanecer internada varios días en el hospital Santa Elena y sus restos permanecerán en el panteón Mausoleo San Ángel. Esta mujer, que trabajó con reconocidos directores como Luis Buñuel, Ismael Rodríguez, Julio Bracho o Emilio El Indio Fernández —a quien conoció a los 14 años y con quien vivió durante siete años— dedicó los últimos años de su vida a su gran pasión: el cine.

Aunque fue olvidada a finales de la década de los 80 y pasó 21 años sin trabajar en ninguna producción, en 2008 regresó a los sets cinematográficos de la mano del productor Roberto Fiesco y del director Julián Hernández en el cortometraje Paloma, mismo que se proyectó en una de las ediciones del Festival Internacional de Cine en Guadalajara. Tuvo una participación especial en la cinta de 2012, El último trago, del realizador Jack Zagha, en donde interpretó a una especie de bruja y hace un año fue dirigida por la actriz Giovanna Zacarías en el cortometraje Ramona, mismo que centraba su atención en el deseo de una mujer de avanzada edad que ya se quería morir. Curiosamente éste  proyecto fue el último de su carrera.

“Columba bien sabía que estaba cerca de la muerte, pero ella nunca hablaba de eso. Cuando filmamos Ramona ella estaba sumamente vital aunque 15 días antes del rodaje estuvo internada. Era curioso, pues ella llegaba al set con su tanque de oxígeno, pero aún así seguía echándose su cigarrito— como El Indio Fernández, y su cubita.

“Ella decía que de todos modos se iba a morir y que no se iba a abstener de los placeres de la vida. Ése era uno de sus encantos, era muy rebelde y eso fue parte de su naturaleza. Eso le ayudó a ser lo que fue, le ayudó a mantenerse en el cine.

“Con todo eso se convirtió en una mujer emblemática”, precisó en entrevista desde Los Ángeles la actriz Giovanna Zacarías. A este sentir se sumó el director Jack Zagha, quien filmó en San Miguel de Allende El último trago, junto a los actores José Carlos Ruiz, Pedro Weber Chatanuga, Eduardo Manzano, Luis Bayardo y Columba Domínguez.

“Durante el rodaje fue bastante propositiva. Aunque teníamos vestuarista, Columba trajo unos vestidos para su personaje y platicábamos de lo que se podía hacer. Ella siempre estuvo dispuesta para proponer y muy dispuesta para trabajar. Hasta el final de sus días hizo lo que más le gustaba: cine.

“Era una mujer muy disciplinada y tengo varias anécdotas de ella. Una de ellas y creo que la que más recordamos en la producción era que como fumaba mucho, en el hotel donde la hospedamos nos cobraron las sábanas porque las quemaba. Esa es una anécdota curiosa, pero también recuerdo que un día platicando con ella me dijo que El Indio Fernández co-escribió una comedia con un guionista estadunidense de apellido O’Quickly que llevaba por nombre El marrano de mi compadre. Me dijo que me la daría a leer pero pues ya no pasó”, expresó jack Zagha.

Columba Domínguez nació en Guaymas, Sonora, el 4 de marzo de 1929. Cuando era niña su familia se trasladó a la Ciudad de México. Llegó al ámbito cinematográfico justo cuando conoció en una boda a Emilio El Indio Fernández. En aquella ocasión ese hombre, que le llevaba 26 años, se le acercó y le dijo que ella, tarde o temprano, sería su esposa.

Como parte del cortejo, El Indio la llevó a conocer los Estudios Clasa y a partir de ese momento ella empezó a trabajar como extra en los proyectos fílmicos ¡Como México no hay dos!, La señora de enfrente  y Pepita Jiménez.

Su debut como actriz se dio en 1947 con la cinta Pueblerina, misma que fue dirigida por su marido. Gracias a su belleza y a la personalidad que reflejaba frente a las cámaras, la sonorense se empezó a involucrar en cintas como Río escondido, Maclovia —por la que ganó un Ariel por mejor Coactuación Femenina en 1948, La malquerida, El río y la muerte y La virtud desnuda, cinta en la que la actriz se desnudó, pasando a la historia como el primer desnudo oficial dentro del cine mexicano.

En la década de los 50 y gracias al éxito de su carrera y a los críticos de cine que la catalogaban como la mejor actriz de su tiempo, Columba Domínguez viajó a Italia y filmó en 1952 bajo la batuta de Augusto Genina la cinta L’edera. En nuestro país rodó La Bienamada, Cuando levanta la niebla, Mundo, demonio y carne, El caudillo  y Ánimas Trujano, cinta que en 1962 fue nominada al Oscar como Mejor Película Extranjera y que se hizo acreedora ese mismo año al Globo de Oro en esa categoría. En la década de los 70 se le vio en filmes como Mi niño Tizoc y Soy el hijo del gallero, así como en proyectos televisivos como Los ricos también lloran o Aprendiendo a amar.

Con un total de 62 proyectos realizados en cine y televisión, Columba se desempeñó como actriz hasta 1987.

 En ese año filmó Víctimas de la pobreza. A partir de este año y hasta el 2008, que fue cuando filmó el cortometraje Paloma, la actriz dedicó su tiempo a cuestiones humanísticas, a pintar —más de 100 obras, muchas de ellas inconclusas— y tocar el piano.

Columba Domínguez tuvo con Emilio El Indio Fernández una hija llamada Jacaranda, nacida en 1952 que falleció en 1978 al caer desde el cuarto piso de un edificio, en circunstancias que jamás se aclararon.

Cabe destacar que en 1982  y en honor a su hija, Columba quiso filmar la cinta Jacaranda, sin embargo por cuestiones financieras tuvo que suspender la película esta cinta de la que fue guionista y productora. Cabe destacar que antes ya había dirigido cinco cortometrajes.

En el plano amoroso Columba y Emilio reanudaron su relación en varias ocasiones debido a las molestias que causaron en Columba las múltiples infidelidades de su esposo.

Ella estuvo con El Indio en sus últimos días, a pesar de tener muchos años separados y no le abandonó hasta que sacaron del hospital el cuerpo de Fernández el 6 de agosto de 1986. 

Se supo que en una de las rupturas entre Columba y El Indio, ella se fue a Europa y comenzó un romance con el actor español Francisco Rabal.

Cuando éste vino a México a trabajar con Luis Buñuel, El Indio Fernández fue al set para ajustar cuentas con él, sin embargo el director español intercedió y así se evitó una tragedia.

En el año de  2013 recibió por parte de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas un Ariel de Oro por su destacada trayectoria.

Para saber

Columba Domínguez Adalid.

  • Nació el 4 de marzo de 1929.
  • Trabajó en 62 proyectos de cine y televisión.
  • Además de actriz fue pintora.
  • En 1956 filmó La virtud desnuda, con el primer desnudo integral en el cine mexicano.
  • Vivió con Emilio El Indio Fernández siendo menor de edad.

Películas:

  • Pepita Jiménez ( 1946)
  • La Perla (1947).
  • Río Escondido (1947).
  • Maclovia (1948).
  • Pueblerina (1949).
  • La Malquerida (1949).

Relación con El Indio Fernández

  •  Adela Fernández, hija de El Indio, llegó a comentar: “Columba fue la mujer que más significado tuvo en su vida, pues fue su relación más duradera: siete años. Puedo decir que la única esposa, sin haberse casado, fue ella.Las demás no cumplieron los requisitos. Como Columba, no hay otra. Ella le aguantó muchas cosas. Sufría cuando sabía de más mujeres, aunque ella después se desquitaba conmigo. Lo cierto es que cuando ella se fue de la casa, mi papá quedó hecho una ‘garra’. Alcoholizado, cantaba Tú, sólo tú, con José Alfredo Jiménez. Tuvo un gran duelo, que creo duró más años de lo que ellos vivieron felices”.
  •  Columba fue el prototipo de la mujer que anhelaba El Indio Fernández: fuerte, inteligente, candorosa y sumisa.
  •  Tras fallecer el cineasta, la actriz, en una ocasión, le confió a la periodista Amelia Camarena: “Nuestro amor fue muy hermoso. Claro, tuvimos altas y bajas, pero siempre nos mantuvimos unidos. Aunque yo me fuera de la casa nunca perdimos el contacto. Creo que pocas mujeres se han podido sentir tan amadas, consentidas y regañadas como yo. Nuestra unión fue perfecta, logramos un entendimiento maravilloso que nos hizo perdonarnos nuestros errores.”  
  • “Emilio era muy posesivo, tenía que estar muy pendiente de él, para atenderlo en el acto. Pero debo decir que lo hacía con mucho gusto. Siempre me resultó muy grato complacerlo”.

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