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Expresiones

En el Mictlán de la memoria, Joan Fontcuberta

'Las instantáneas de este proyecto expresan su propio trauma. Digamos que son fotografías sufrientes que experimentan su propio paso por los nueve estratos del Mictlán o de su desaparición'

Juan Carlos Talavera | 27-02-2020

CIUDAD DE MÉXICO.

En su más reciente exposición en México, intitulada “Mictlán”, el artista, fotógrafo y teórico de la imagen Joan Fontcuberta (Barcelona, 1955) exhibe una centena de imágenes inéditas que padecen amnesia y sufren, en un proyecto que devela la vulnerabilidad de la memoria, el cual será expuesto en la galería Hydra, y producido en un libro de edición limitada.

“Las instantáneas de este proyecto expresan su propio trauma. Digamos que son fotografías sufrientes que experimentan su propio paso por los nueve estratos del Mictlán o de su desaparición. Son imágenes que fueron captadas en archivos fotográficos de México, sobre temas como la Revolución Mexicana, conflictos sociales, festividades, ocio y la vida cotidiana del siglo XX”, dice Fontcuberta a Excélsior.

“Son imágenes que provienen de un formato analógico, atacadas por este tipo de agentes químicos que revelan su propio trauma. Son imágenes que están gimiendo y padeciendo un momento transitorio, que están enfermas”, apunta el ganador del Premio Hasselblad de fotografía —considerado el Nobel de la disciplina— y el Chevalier de l’Ordre des Arts et des Lettres de Francia. “Así que, en este caso, busqué imágenes agónicas que purgan sus pecados ante la soberbia de prometer la eternidad”, añade.

¿Qué opina de que normalmente se restauren ese tipo de imágenes? “Normalmente se restauran estas fotos en un ejercicio de resiliencia. Sin embargo, ésta se acercan al concepto zen del kintsugi. Y así como existen esas fotografías que se intentan restaurar, no me interesa restaurarlas ni disimular sus problemas, sino enfatizarlos, porque hablan de su propio metabolismo”.

¿Son imágenes que exhiben su vulnerabilidad? La imagen es un ente vivo que vive paralelamente a nosotros y todo eso da lugar a toda una poética muy literaria alrededor de la memoria, del tiempo y de la nostalgia. Son imágenes con alzheimer, las cuales están sentenciadas por la enfermedad o condenadas a perder la memoria”.

 

 

¿Es una suerte de homenaje? “El tema es un homenaje y una despedida a un tipo de fotografía que desaparece. Estamos en plena era digital, a la que llamo la etapa postfotográfica, y éstas son los últimos resquicios o vestigios de aquello que queda de la fotografía, tal como la conocieron nuestros abuelos, nuestros padres y, en cierta medida, nosotros, pero ya no nuestros hijos ni nuestros nietos, es decir, se produce un cambio de paradigma. Entonces, para mí esto es una manera nostálgica de despedirme y hacer un homenaje a este tipo de pensamiento visual”.

¿Como definiría su propio Mictlán? “Como ese lugar en dónde las fotografías son afectadas a causa de su difícil conservación, en una situación ambiental hostil, de humedad, luz ultravioleta, hongos y microorganismos, donde la emulsión fotográfica —que es material orgánico— se ve atacada por ese tipo de eventos contaminantes”.

“Lo interesante es que ya sean placas negativas o positivos sobre papel, se establece una pugna entre el soporte y la imagen. Porque ese deterioro va creciendo sobre la imagen hasta el punto de hacerla desaparecer. Entonces, se muestra como una invasión de esos organismos sobre lo que constituye el documento y eso, poéticamente, se puede entender como una lucha o un desvanecimiento de la memoria en la medida en que la fotografía ha sido estrictamente un dispositivo para recordar, pero aquí debemos preguntarnos qué pasa cuando la fotografía se vuelve amnésica”, añade.

¿Existe alguna relación con el Mictlán prehispánico? “Empecé a estudiar temas de mitología precolombina y llegué a la idea del Mictlán porque existe una amplia serie de poemas o textos que hablan sobre esa idea de desaparecer, tal como se desvanece la tinta”.

“Entonces, esa imagen desaparece y aunque pareciera que nos va a trascender, esto no sucederá hasta la eternidad, como pretendíamos, porque la fotografía es un objeto o un material perecedero, que puede durar mucho. Pero incluso las pirámides de Egipto, del mundo maya o azteca, con el tiempo si no hubiesen sido preservadas, desaparecerían a causa de la erosión, el viento o el polvo”, concluye.

 

 

 

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