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Hasta en día feriado el Metro desquicia a usuarios

En líneas como la A, la 9 y la 3, el STC ha reportado fallas; hay un gran número de usuarios en las instalaciones

Redacción | 03-02-2020
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Usuarios comenzaron a saltarse una reja en el transbordo de la Línea A a la Línea 9. Foto: Excélsior

CIUDAD DE MÉXICO

A pesar de que este lunes es día festivo, las estaciones del Metro desde antes de las 7:00 horas son un verdadero caos: cientos de personas una o hasta dos horas antes se postran afuera de las estaciones; al momento de entrar hay empujones, pellizcos, mentadas, gritos… y, por qué no, también fallas en los convoyes y desalojos.

Una de las estaciones más afectadas esta madrugada fue Pantitlán, en la que cientos de personas se abalanzaron para entrar y cuando lo hicieron quedaron encerrados entre las rejas del transbordo de la Línea A a la Línea 9. El motivo: se dio acceso a los usuarios… pero no se abrió el acceso de ese camino que va en zig-zag.

“¡Abran, cabrones!”, “¡No chinguen!”, “¡Apúrense que tengo que llegar a mi trabajo!”, “¡A ver si ya abren más temprano!”, gritaban hombres y mujeres ya dentro de las instalaciones y con pasaje pagado. Nadie ayudaba. Del otro lado de la reja sólo pasaban el personal de limpieza y algunos voceadores.

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Ante la desesperación, “la banda”, aferrada y desesperada, comenzó a saltar la reja. “¡Pinche costalazo!”, exclamaron entre risas burlonas algunos sujetos en el momento en el que vieron que uno de los tantos que se saltaron cayó de espaldas, lo que no le impidió levantarse para evadir los señalamientos y las rechiflas para echarse a correr rumbo al andén.

Ante el descontrol que comenzaba a ser eso, un par de elementos de seguridad abrieron la reja y aquello se convirtió en una lucha de empujones para cruzar. Luego todo se transformó en una estampida.

Al subir al andén lo primero que se tenía que hacer era esquivar a cuanta persona se pudiese, pues había un conglomerado que ya esperaba la llegada de algún convoy, el cual no tardó mucho y, como si no fuera día festivo, se atascó. Todos iban apretados.

El avance no fue lento y la odisea de mucho parecía que había terminado, que sólo se trataba de hacer sus respectivos transbordos y bajarse en determinada estación y ya, pero no fue así… al menos para quienes iban rumbo a la estación Universidad en la Línea 3.

Clásico: no había trenes y la gente comenzó a juntarse en el andén. Había poco espacio para maniobrar. Una mayoría tenía cara de desesperación y algunos aunque maldecían en silencio los delataban sus labios.

“¡Cámara, cabrones, no chinguen!”, gritó un hombre alto y robusto que ni siquiera estaba cerca de la famosa línea amarilla de seguridad en la que se supone se debe estar detrás de ésta, pero la urgencia de los usuarios hacía que esto se olvidara y estuvieran a centímetros de que al menos uno de sus pies quedara casi “volando” en el espacio por el que transita el convoy.

Después de cerca de 20 minutos parados, por fin llegó un tren, atascado, claro, pero llegó. Inició ese momento de poner a prueba el cuerpo para que en cuanto bajaran algunas personas del vagón se abalanzaran dentro de éste.

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Aunque muchos ya habían subido e iban más aplastados que una masa de Play-Doh el metro no avanzaba. La razón: “¡Ciérrale con las manos, carnal! ¡Cierren las puertas puertas de esta chingadera con las manos, porque es manual, no cierran solas!”. Ahí, los pasajeros que estaban en las puertas pusieron sus palmas sudadas en los vidrios y como pudieron, a pura fuerza de fricción, cerraron las puertas.

El calvario no terminó allí. El avance fue lento y apenas una estación después, en Etiopía, pasó personal del STC Metro y a informar que ese convoy ya no daría más servicio por fallas técnicas, lo que provocó que se llevaran cuanta mentada de madre y groserías de un buen número de personas que, aunque no querían, bajaron del vagón para una vez más esperar otro y subir a como diera lugar.

En Twitter las manifestaciones ya se estaban dando: quejas por la espera del Metro en la L-3; traslados de hasta 30 minutos entre dos estaciones; congestionamiento de usuarios… en realidad, a casi dos horas de que el Metro inició sus operaciones soy, este desastre sigue en esta línea y, según usuarios de aquella red social, también otras. El cuento de nunca terminar, la fiesta del día a día.

 

*jci

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