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Yolcan: el sabor de las chinampas que impulsa la economía local

Plataforma de interacción casi directa entre pequeños productores en Xochimilco y el consumidor final que equilibra la agricultura orgánica y el comercio justo

SELENE ALONZO ROMERO / Fotos: cortesía Yolcan | 23-02-2017
El proyecto nació en 2011 cuando Lucio Usobiaga y Antonio Murad unieron sus conocimientos para desarrollar un modelo de negocio para rescatar los procesos tradicionales a base la de agricultura orgánica.

CIUDAD DE MÉXICO

Como parte de la creciente ola de interés que surge a partir del consumo de productos mexicanos, los capitalinos se han volcado a la búsqueda y apoyo de proyectos locales que incentiven nuestra economía, pero sobre todo que le devuelvan el sabor a lo hecho en México.

¿Pero a qué sabe lo hecho en México?, sabe al trabajo cotidiano que chinamperos de la zona de Tlalpan y Xochimilco -en su mayoría- realizan al cultivar vegetales libres de pesticidas y fungicidas, a través de una de las actividades prehispánicas rescatadas, pero sobre todo apoyadas por Yolcan, el cultivo en chinampa.

"Sentimos una obligación con la zona para preservarla, preservar las tradiciones y sentimos una gran responsabilidad", comparte Antonio Murad quien junto a su socio y amigo Lucio Usobiaga abandonó la profesión que eligió como actuario para atender la falta de comercio justo entre productores y consumidores, pero sobre todo tomar responsabilidad sobre los alimentos que llegan hasta nuestra boca día a día a través de Yolcan.

Yolcan, es una empresa mexicana que se ha convertido desde su inició en 2011, en una plataforma de interacción casi directa entre pequeños productores y el consumidor final, dando la oportunidad a los interesados de probar un producto que "igual y no está tan bonito como la comida de fábrica que estamos acostumbrados a comer, pero definitivamente está más fresco y tiene más sabor", y por otro lado a los productores les permite recibir un precio justo por su cosecha.

En la zona chinampera del embarcadero de Cuemanco, al sur de la Ciudad de México, 14 productores cultivan más de 25 variedades de insumos distintos entre ellos seis variedades de betabel, coliflor, cuatro variedades de rábanos y ocho variedades de lechuga por mencionar algunos.

Se trata de un plan en donde cada 15 días se siembran semillas de distintas hortalizas mismas que fueron previamente establecidas puesto que "ya sabemos que se puede producir en Xochimilco", comparte Murad y que en un periodo de tres meses se cosechan para ir a dar a algunos de los restaurantes más exclusivos de la ciudad o si los capitalinos apoyan esta iniciativa, directo hasta su cocina.

Para Antonio quien dejó el mundo de la economía para encontrar en el mundo de las hortalizas un estilo de vida, entender que "el tiempo no es necesariamente el del mundo de las finanzas", lo motivó a emprender hace alrededor de seis años junto a Usobiaga un proyecto que se basa en la rehabilitación de la zona de Xochimilco a través de la agricultura.

Iniciativa que ha interesado a reconocidas figuras del mundo culinario entre las que destacan el chef Jorge Vallejo de Quintonil así como Enrique Olvera de Pujol, quienes desde sus respectivos escenarios de trabajo se han convertido en los principales consumidores y sobre todo embajadores de la calidad y el sabor que emerge de cada una de las semillas de Yolcan.

"Nosotros no determinamos el precio en base al mercado, sino en base a lo que cuesta producir", aseguró Murad quien explica que pertenecer a Yolcan significa un gran compromiso por parte de los productores, pero sobre todo conocimiento, puesto que una persona que desconozca el trabajo del campo deberá empezar desde abajo hasta aprender en que consiste la agricultura orgánica.

Murad comparte que entre las primeras motivaciones que tuvieron tanto él como Usobiaga para lanzar el proyecto, encontraron que los productores comparten problemáticas en común, entre ellas los riesgos, vulnerabilidad y falta de mercado.

Las problemáticas les resultaron tan interesantes que se avocaron a hallar una solución a través de la cual resolver la cuestión de los intermediarios, y sobre todo la calidad de los alimentos que se consumen a diario, creando un idioma volcado al lenguaje del campo.

El trabajo rudo del cultivo en la chinampa está liderado por Noé Coquis, quien es un chinampero de cuarta generación que supervisa que los procedimientos y tiempos se estén llevando adecuadamente.

"Se les da una semilla de un producto similar al que ya siembran, establecemos la cantidad que le compraremos mensualmente y hacemos un balance entre costos de producción y margen de ganancia", explica el actuario quien señala que los productores ganan alrededor del 50 por ciento del costo total de la cosecha.

Si leer sobre esta iniciativa, les impulsa a buscar y probar sus distintas variedades de hortalizas, Yolcan pone a disposición de los interesados venta de canastas de distintos tamaños que contienen mezclas de productos cultivados de forma prácticamente artesanal y que se podrán adquirir a través de su página web, Facebook o previa llamada telefónica a través de lo que han denominado 'clubes de consumo', es decir un grupo de personas que se reúne en puntos estratégicos de la ciudad para recoger su respectiva canasta, mientras que la entrega a domicilio está restringida a los días jueves.

Entonces, ¿cómo espera Yolcan convertirse en el productor de cabecera de los capitalinos?, dando la oportunidad a los interesando en ver y conocer el trabajo que se hace de las chinampas a través de sus distintas visitas programadas explica Murad quien agrega finalmente que "el cambiar sus hábitos de consumo genera un impacto muy fuerte en la economía local" y sin embargo sigue siendo un reto en pleno 2017.

 

sarr

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