El maestro del pop art, Roy Lichtenstein cumpliría 90
El Centro Pompidou celebra al artista estadunidense con la retrospectiva más grande de su obra en 20 años
PARÍS, 27 de octubre.- Roy Lichtenstein es conocido por trasladar el lenguaje de las historietas estadunidenses a su obra, consagrada como pop art, pero su trabajo también abarcó una incesante experimentación de materiales y un estudio erudito de la historia del arte moderno.
Eso es lo que plantea la exposición retrospectiva que el Centro Georges Pompidou dedica al artista que nació el 27 de octubre de 1923 en Nueva York.
La muestra, que incluye 124 cuadros, esculturas y estampas fue curada por Camile Morineau, quien dispuso lo mismo de los primeros trabajos del artista en cerámica y escultura, su pasión por la estampa, que alimentó su pintura, hasta las citas que realizó de maestros como Picasso, Matisse y Cézanne.
Al recorrer las diez salas que integran la exposición es posible encontrarse con piezas identificables en la memoria, algunas de ellas presentes en la exposición de 1998 en el Museo del Palacio de Bellas Artes, en México, pero también adentrarse en facetas menos conocidas, como la serie que realizó desde mediados de los 60 atendiendo a un movimiento o género artístico en particular.
“Como un músico, uno retoma una melodía popular para integrarla a su propia composición”, dijo en algún momento Lichtenstein, quien efectivamente tuvo contacto con la música de manera directa a finales de los años 30, cuando frecuentaba clubes de jazz, estudiaba el clarinete y tocaba el piano.
En esa misma época realizó sus primeros estudios plásticos en unos cursos sabatinos en la Fine and Applied Art de New York, actualmente Parsons The New School for Design.
En 1940 Lichtenstein se encontró con el Guernica en el Cleveland Museum of Art, que presentaba la exposición Picasso. His Forty Years of Art. Después realizó pinturas inspiradas en Braque y Picasso.
La muestra parisina muestra cómo esa influencia perduraría, a través de cuadros como Still Life after Picasso, de 1964, su versión de una naturaleza muerta cubista. “Un Picasso se convierte en una suerte de objeto popular, uno tiene la impresión de que debería o tiene la reproducción de un Picasso en cualquier parte de la casa”, dijo en su momento.
Pero esa síntesis de la figura que llevó del cubismo a su obra, Lichtenstein la practicó también con el fauvismo (Artist´s Studio. The Dance, 1974), el expresionismo (Fishing Village, 1987) y la abstracción geométrica (Non-Objective I, 1964), todo representado en el Pompidou, en la mayor retrospectiva del artista en 20 años.
Después de ese encuentro con el Guernica, Lichtenstein fue llamado al ejército, en 1943, pero lo que podría haber sido el fin de una carrera impulsó aún más su vocación: su labor era diseñar viñetas y agrandar tiras cómicas para el periódico de la armada, el Stars and Stripes. Su permanencia en el ejército también le permitió viajar a Inglaterra, Bélgica, Alemania y Francia, donde se dio tiempo para acudir
a exposiciones.
En la siguiente década, en la de los 50, comienza a trabar temas de la cultura popular de Estados Unidos, pero con un tratamiento naïf inspirado en sus conocimientos del arte moderno, entre ellos nombres como Joan Miró y de Paul Klee.
“Lichtenstein no se limita a reproducir y modificar ligeramente las obras y estilos de los maestros modernos que admira, toma las metáforas recurrentes de la pintura, como el accidente de la pincelada o la metáfora de la mirada, a través del espejo”, escribe la curadora en el guión de la exposición.
Para 1962, Roy Lichtenstein ya exponía al lado de Jasper
Johns o Robert Rauschenberg.
Al final de su vida, (29 de septiembre, 1997) Lichtenstein retoma los temas tradicionales de la pintura clásica, recuerda Morineau, el desnudo, la naturaleza muerta y el paisaje.
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