Energía vertical: 14x8,000 m

Son otras las formas y los colores que los ojos de los alpinistas, cuerpo y espíritu, captan en las montañas, el cielo, los árboles, las nubes, la roca, el hielo, la fosforescencia y siluetas de los macizos gigantescos, el rugido de vientos y tormentas, el seco ruido ...

Son otras las formas y los colores que los ojos de los alpinistas, cuerpo y espíritu, captan en las montañas, el cielo, los árboles, las nubes, la roca, el hielo, la fosforescencia y siluetas de los macizos gigantescos, el rugido de vientos y tormentas, el seco ruido en el que se quiebran los séracs, los alucinantes abismos, el frío, la luz metálica parpadeante de las estrellas, la neblina, los miedos; la naturaleza los arropa en un velo que ellos transforman en audacia, valor, en un desafío a los peligros mortales; acuden al irresistible llamado de la montaña que proviene de la cumbre. Sus pies tocan a cada instante el delgado hilo de la vida y de la muerte. Son hombres privilegiados que ven, sienten, experimentan desde las regiones elevadas a las que otros no pueden ni podrán nunca alcanzar nunca. Sus historias fascinan y el alpinismo, con el riesgo y la aventura tomados de la mano, es tan cambiante como las condiciones meteorológicas cimeras, la sociedad y el universo.

El legendario tirolés Reinhold Messner necesitó de 16 años, de 1970 a 1986, para escalar las 14 cúspides más altas del planeta. Se acudía una vez por año a la cordillera del Himalaya o la región del Karakórum en Pakistán. El polonés Jerzy Kukuczka las escaló en 7 años, 11 meses y 14 días. Kim Chang-ho redujo la acción a 7 años 10 meses y 6 días.

De súbito aparece el prodigio nepalí Nirmal Purja y asombra al mundo del montañismo con su demostración de poder físico e inquebrantable fuerza de voluntad que lo empujaron a las cumbres como un cohete sideral. En enero del año pasado lo tildaron de loco cuando anunció el propósito de cumbrear los 14 ochomiles en menos de siete meses: ¡empleó seis meses y seis días! Y algunas montañas las escaló, como el K-2, en condiciones climatológicas adversas que hicieron desistir del intento a otras expediciones.

Su logro representa la conjunción y coordinación de esfuerzos de varios equipos auxiliados con la tecnología moderna y el esmerado diseño y cumplimiento de un plan que rebulló durante meses, acaso años, en la mente obsesionada de un cuerpo de extraordinaria energía.

Algunas voces de Europa, con estridencia purista, veteado de cierto desprecio clasista o ecos colonialistas, estiman que se pierde el espíritu con el fin de dar paso al concepto de récord y porque atrás está la palanca comercial, la compañía Elite Himalayan, que apoyó económicamente el proyecto y que, desde ahora, invita a la experiencia de escalar con guías y auxilio técnico a quienes aspiren convertir en realidad el sueño de un ocho mil. ¡Cómo habrían tomado esas voces si el héroe de este episodio tan extraordinario hubiese sido un europeo?

Nirmal Purja empleó, en algunas cumbres, tanques de oxígeno y helicópteros para aproximarse a los campamentos base.

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