Luna de miel

Todo es maravilloso, se ganan todos los partidos, México es dominante, no se notan las lesiones. Es una auténtica luna de miel, la cual está viviendo Gerardo Martino en estos momentos.

Mucho merito haber derrotado a las selecciones sudamericanas a las que enfrentó, pero con la comodidad de haberlo hecho en territorio norteamericano.

Y luego los partidos de la Copa de Oro que no tienen ningún chiste.

Son partidos de broma, partidos de bajísima calidad, partidos que cualquier Selección Mexicana ganaría.

Al que hay que darle mucho mérito es a Gerardo Martino, que en una rueda de prensa, la semana pasada, puso contra las cuerdas a los directivos al exigir partidos de otro tipo para tratar de crecer y salirse del maldito contrato que se tiene con SUM.

Y nadie le contestó, lo cual quiere decir que tiene la razón.

La Copa Oro es un abuso contra México. Lo hacen cambiar de sede cada partido para ganar y ganar millones de dólares sin importarles el futbolista.

Dinero y más dinero y más dinero. A la Concacaf no le interesa si México crece o no; lo sigue necesitando como su mejor aliado para ganar millones de dólares.

Viendo la gran actuación que están teniendo Japón y Qatar en la Copa América, da más coraje que los directivos mexicanos no se pongan las pilas y hagan algo más por competir contra los mejores del continente.

Lo de Cuba, una broma; lo de Canadá, no tan bueno; y lo de ayer contra Martinica, otra broma.

Y luego a otra ciudad para seguir facturando y los jugadores se siguen lesionando, sobre todo por el estado de las canchas donde se juega el evento.

Cómo es posible que México no ponga un hasta aquí para hacer que la Copa Oro se juegue cada cuatro años y quitarnos de encima este suplicio. Cómo es posible.

Y pensar que para el ganador ya no hay ningún premio, porque desapareció la Confederaciones, que tampoco era gran cosa, pero para los que inflan el globo tricolor era mucho.

Luna de miel de Gerardo Martino y ojalá que no se canse de cómo se manejan las cosas en México. Es un técnico al que hay que aprenderle muchísimas cosas, pero se puede cansar en cualquier momento, a pesar de ganar una barbaridad de dinero.

Es la luna de miel de Martino.

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